¿ESTÁ DESPERTANDO NORTEAMÉRICA? – II

-SERIE EN EXCLUSIVA PARA LVA – Parte II – Compilación de diversas fuentes, traducidas, editadas y adaptadas para su difusión en LVA, comprometidos con la verdad, por Mauricio Saraya Ley.

Mauricio Saraya Ley*

 Recapitulando la primera parte de este artículo publicado el pasado lunes 23 de enero, Biden, Trudeau y el presidente de México firmaron una declaración que hace que América del Norte esté más despierta, o así dice el encabezado de un editorial de LifeSite News.

En esta compilación de fuentes editoriales “corregidas y aumentadas” en el presente artículo continuamos con lo que hemos iniciado hace una semana. Si el amable lector no ha leído la primera parte, o quiere refrescar su memoria, le recomendamos encarecidamente tomarse unos minutos para revisarla antes de dar inicio a esta segunda parte. (Parte I – https://lavozdelarabe.mx/2023/01/23/esta-despertando-norteamerica-i/)

3er Pilar. Competitividad – Los tres líderes insistieron en que el desarrollo de la fuerza laboral de sus naciones de una manera que cumpla con los “compromisos climáticos” es un componente integral de los planes para aumentar la competitividad global de América del Norte.

También identificaron las ” baterías de vehículos eléctricos como una industria clave”, que será fundamental para avanzar en el desarrollo y la infraestructura de vehículos eléctricos”.

Los autos eléctricos se han convertido en el símbolo de la economía “baja en carbono”, aunque en definitiva, son un sueño de consumo ante todo para los ricos. Con frecuencia se minimizan los impactos negativos de la extracción de minerales y metales que requieren, a pesar que son miles de lugares de extracción y una infraestructura muy dañina.

Sin embargo, la industria automotriz y los gobiernos quieren convencernos de que los automóviles eléctricos son completamente diferentes a los automóviles tradicionales a base de combustible. Promueven los autos eléctricos como el producto de una nueva era, ¡una verdadera ‘revolución’! 

El falso discurso de los beneficios “globales” frente a los impactos “locales” Si bien las empresas y los gobiernos promueven los automóviles eléctricos como algo esencial en la lucha “global” contra el cambio climático, y cuentan con numerosas ONG y grupos activistas, especialmente en el Norte Global que los respaldan, los impactos negativos de la extracción de minerales y metales necesarios para producir estos automóviles se minimizan y se consideran simplemente impactos ‘locales’. Las empresas afirman, como de costumbre, que estos impactos ‘locales’ podrán solucionarse con prácticas comerciales más ‘sostenibles’, políticas de ‘responsabilidad social empresarial’, certificaciones de ‘terceros’, operaciones mineras ‘inteligentes con los bosques’ , así como un mayor reciclaje de minerales y metales.

Pero si hay algo que debería calificarse como fenómeno ‘local’, ¿no debería ser el propio automóvil eléctrico? En términos proporcionales, Noruega tiene la mayor participación en las ventas de automóviles eléctricos en todo el mundo. Con su pequeña población, el país se ha enriquecido gracias a las ganancias obtenidas de la extracción de petróleo, sin olvidar la consiguiente contribución al caos climático. Con esta riqueza petrolera, el gobierno noruego ofrece subsidios a sus ciudadanos para comprar automóviles eléctricos. Según el primer ministro Solberg, Noruega fue testigo “de los inicios de una revolución Tesla [compañía que produce autos eléctricos de lujo], porque fueron los primeros en tener autos reales, es decir, autos verdaderos, no los pequeños. Lo que sucedió fue que en especial el segundo automóvil de la familia se volvió eléctrico bastante pronto porque se usaría para ir a trabajar en la ciudad y “no para conducir largas distancias”.  Entre las numerosas ideas y visiones del mundo que revela esta declaración, una es que los automóviles eléctricos se convertirán en un artículo de consumo, principalmente en los barrios acomodados de los países ricos.

Y ¿no serían los impactos de la extracción de metales necesarios para la fabricación de los automóviles eléctricos el fenómeno global? Tan solo consideremos los impactos de los miles y miles de sitios de extracción en casi todos los continentes, administrados en gran parte por empresas transnacionales organizadas “globalmente” que atienden la demanda de automóviles eléctricos. Y además está la infraestructura necesaria para poder hacer funcionar tales autos. El daño causado por esa extracción afecta no solo las zonas mineras locales, en la medida que los relaves de las minas contaminan regiones y territorios mucho más amplios, incluidos los principales ríos, lagos y océanos. También están los corredores mundiales con toda la logística involucrada, a través de los cuales se transportan minerales y metales de un lugar a otro, las 24 horas del día, en particular a los centros de producción en China, donde se ubican la mayor cantidad de las fábricas de las empresas de automóviles eléctricos.

Cuando las noticias describen a Noruega como un país “verde con aire limpio” debido a la revolución de los automóviles eléctricos, parecería que finalmente se está resolviendo el “pretendido” problema del calentamiento global. Sin embargo, lo que ocultan estos informes son las emisiones de CO2 que resultan de la combustión de petróleo y carbón a lo largo de la larga y compleja cadena de producción de los numerosos materiales necesarios para dichos automóviles, así como la infraestructura que los acompaña, en especial los puntos de carga de electricidad. Y sobre todo es importante tener en cuenta los devastadores impactos ambientales y sociales derivados de la extracción de minerales y metales. Un ejemplo de esto es la extracción de níquel en Indonesia.

Una de las zonas fronterizas para la extracción de níquel es la región de Molucas del Norte, un espacio vital único para las comunidades que dependen de la agricultura, la pesca y los bosques locales. Toety Ariely, una activista comunitaria de la región, relata su experiencia de vida: “Pasé mi infancia en Tobelo, Halmahera Norte. Jugábamos a muchos juegos tradicionales, utilizando materiales de nuestros bosques y tierras. Con mis amigos siempre nadábamos en la playa. Recuerdo un día festivo en particular en que con nuestra familia y un vecino navegamos hacia unas islas frente a Tobelo: Kakara, Tagalaya y Larangane. ¡Encontramos cantidad de delfines en el mar, alrededor de las islas! Nadamos, hicimos snorkel y buceamos. Los corales del mar todavía estaban en buenas condiciones y eran saludables. Los peces abundaban, porque sus hábitats todavía eran prósperos y les proporcionaban comida. Había vastos manglares en estas islas. Y cuando llegó la noche pudimos ver infinidad de estrellas en el cielo. La luna nos daba tanta luz que no precisábamos la luz artificial de las lámparas eléctricas que tanto contaminan el hermoso cielo nocturno. En Kao Bay vimos cientos de barcos de pesca. Era un paraíso para los pescadores”.

Pero desde principios de la década de 1990, cientos de empresas mineras se establecieron en Halmahera, Molucas del Norte. Entre ellas, empresas de níquel como Weda Bay Nickel (WBN) que, en asociación con Indonesia Weda Bay Industrial Park (IWIP), formaron PT IWIP, que extrae níquel en el centro de Halmahera, y PT ANTAM, una empresa minera de propiedad estatal, con minas en el este de Halmahera. Toety nos describió lo que sucedió: “Destruyeron nuestras islas, bosques, mares y nuestro hogar. Nos matan destruyendo nuestra Halmahera. Sacan mucho níquel y otros minerales del útero de la isla de Halmahera. A cambio, lo que nos dan son montañas sin bosques, tierras baldías, mares contaminados y otros desastres ecológicos.

Y luego nos hacen pelear entre nosotros en nombre de la etnia y la religión. Los pescadores y agricultores perdieron sus medios de vida. Perdimos nuestro espacio vital. Perdimos nuestra forma de vida. Ya no tenemos nuestro ecosistema marino rico en peces. No tenemos más tierras fértiles en las que se pueda cultivar cualquier cosa. Ya no tenemos los bosques, que dieron vida a todos los organismos dentro de ellos. Los aromas del clavo, la nuez moscada y la copra han sido reemplazados por los olores acres del mercurio, el cianuro y los plaguicidas. Los minerales extraídos y las ganancias obtenidas no compensan toda esa pérdida. No pueden comprar nuestros sentimientos. No pueden comprar los recuerdos de nuestra vida en Halmahera. Sabemos que las personas que componen el Estado y las empresas (empresocracia) no pueden entender todo esto porque nuestras experiencias de vida son muy diferentes a las suyas. Para esas personas, destruir los bosques y minar la tierra es sinónimo de desarrollo”.

Por otro lado, la República Democrática del Congo (RDC), el principal país productor de cobalto del mundo, tiene un sector minero cuyos orígenes se remontan a la época colonial y que ha estado marcado desde entonces por el saqueo y graves violaciones a los derechos humanos, entre ellas muertes de trabajadores y trabajo infantil. El cobalto es extraído principalmente por empresas a gran escala, como Glencore y China Molybdenum, pero también por las llamadas actividades mineras artesanales o a pequeña escala.

Uno de los numerosos impactos de la minería del cobalto en la República Democrática del Congo que recibe muy poca atención en el orden mundial patriarcal, es la violencia sexual y el abuso contra las mujeres. 

Además, se suele ocultar que hay un aumento en la extracción de otros materiales necesarios para la fabricación de automóviles eléctricos: cantidades importantes de plástico, aluminio, caucho y, en particular, hierro. Después de todo, para los capitalistas el paso a los automóviles eléctricos no significa producir menos automóviles. Al contrario: se espera que la flota mundial de vehículos aumente de los 1.420 millones actuales a 2.000 millones de vehículos en 2030, alimentando así la creciente demanda mundial de todos los materiales necesarios para producirlos.

El acero es uno de los principales componentes de los automóviles. Se necesita un promedio de 900 kilos de acero para producir un solo auto. Esto significaría alrededor de 130 millones de toneladas de acero para producir los 145 millones de automóviles eléctricos que se espera circulen en los centros urbanos y sus alrededores en todo el mundo, particularmente en el Norte Global, para 2030.

Otro ejemplo descomunal es el municipio de Grão-Mogol, en el norte del estado brasileño de Minas Gerais, una región de sabana semiárida, se convertirá en una de las nuevas fronteras de la extracción de hierro y un ejemplo más de destrucción y muerte a gran escala. Un proyecto que está estableciendo el Grupo SAM, chino, tiene la intención de extraer hierro y construir un oleoducto hacia la costa para la exportación del mineral a China. En una carta de protesta de 2019 contra el proyecto, los movimientos sociales y las organizaciones de base describieron la iniciativa como “¡un verdadero proyecto de MUERTE!” y explicaron lo siguiente: “La minera utilizará 54 millones de metros cúbicos de agua al año en una región semiárida, lo que equivale al doble del consumo anual de todo el municipio de Montes Claros-MG [413.000 habitantes]. Para transportar la materia prima a China quieren construir un oleoducto que lleve el hierro y también nuestra agua al puerto de Ilhéus, en [el estado de] Bahía. Además, el proyecto prevé la construcción de dos represas de relaves que sumarán 1.118 millones de metros cúbicos, ¡la presa más grande de este tipo en Brasil! La represa Fundão, en Mariana, contenía 54 millones de metros cúbicos: mató a 21 personas y a todo el río Doce, llegando hasta el océano”.  La represa Fundão era una represa de relaves de propiedad de Vale y BHP Billiton, que colapsó en 2015; fue uno de los dos mega desastres relacionados con represas de relaves en Minas Gerais en los últimos seis años.

Como resultado de la lucha de resistencia contra el Grupo SAM, un Tribunal Federal de Brasil suspendió la concesión de licencias ambientales, interrumpiendo, al menos por ahora, los intentos del gobierno del Estado de Minas Gerais de impulsar la concesión del proyecto, reflejo de la política del gobierno federal liderada por Bolsonaro para debilitar las regulaciones ambientales.

Para los capitalistas no hay problemas, sólo nuevas oportunidades – Para el bloque político y económico de la Unión Europea, la transición a una “economía verde” representa un paso integral hacia el fomento de la recuperación económica post- pandemia. En 2020, los líderes de la Unión Europea anunciaron un aumento en el objetivo de dicho bloque de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero del 40% al 55% como mínimo, en comparación con los niveles de 1990, con el fin de hacer de Europa “el primer continente climáticamente neutro”.  Los planes forman parte del Pacto Verde Europeo adoptado en 2019, que se centra en el “crecimiento verde”, basado en “un aumento espectacular de la demanda de minerales y metales, que la Comisión Europea tiene la intención de satisfacer a través de un gran número de nuevos proyectos mineros – tanto dentro como fuera de la UE”.

En cuanto a Estados Unidos, su presidente Joe Biden lanzó recientemente el llamado plan de Recuperación Económica por valor de 4 billones de dólares. Las personas familiarizadas con el plan afirman que la “transición verde a una economía baja en carbono” sería la base de casi todas las partes del mismo, en especial las inversiones en infraestructura de energía renovable, como la construcción de estaciones de carga para automóviles eléctricos.

Para capitalistas como el multimillonario Elon Musk, propietario de la empresa de automóviles eléctricos Tesla, el caos climático y la Covid-19 no constituyen un problema particular, en la medida que ofrezcan oportunidades de lucro. De hecho, si bien la recesión económica consecuencia de las restricciones implementadas con la excusa de la pandemia hizo que la industria automotriz mundial se contrajera en un 16% en 2020, en el mismo año se registró un récord de 3 millones de automóviles eléctricos nuevos a nivel mundial.

Como cereza del pastel, en Indonesia, el presidente Joko Widodo anunció en agosto de 2019 la construcción de una nueva ciudad capital en Kalimantan Oriental, argumentando que la capital actual, Yakarta, enfrenta demasiados problemas, tales como el agravamiento del tránsito, el hundimiento de tierras y las inundaciones. Según Widodo, la nueva capital sería la primera de su tipo en todo el mundo en utilizar únicamente vehículos eléctricos. El multimillonario Masayoshi Son, junto con el príncipe heredero de Abu Dhabi, el jeque Mohammed bin Zayed Al Nahyan, y el ex primer ministro del Reino Unido, Tony Blair, son miembros del Comité Directivo del proyecto, que sólo rinde cuentas al presidente de Indonesia. Softbank, empresa de Son con sede en Japón, ha ofrecido invertir entre 30.000 y 40.000 millones de dólares en la nueva ciudad capital, aunque no está claro en qué exactamente.

La nueva capital de Indonesia también es un proyecto que Elon Musk y su industria de automóviles eléctricos sueñan convertirlo en realidad. Pero por ahora el proyecto está suspendido debido a la susodicha pandemia. Si despega, conducirá a una enorme escala de destrucción ambiental y forestal en las aproximadamente 200 mil hectáreas de tierra donde se ubica el proyecto, así como en sus alrededores.

Toety Ariela, de Maluca del Norte, tiene un mensaje para Masayoshi Son, Elon Musk, otros productores de automóviles, empresas mineras y los gobiernos que los apoyan: “¡No necesitamos autos eléctricos! Si piensan que el automóvil eléctrico puede ser la solución a la amenaza del cambio climático para nuestro planeta, sepan que, para nosotros, mantener los bosques y los manglares en nuestra isla puede salvar a la Tierra de todo el desastre que han creado. Sólo necesitamos que regresen nuestros bosques, mares, playas, naturaleza, hogares y vida.

Y así como no todo lo que brilla es oro y no todo es lo que parece, vemos que bajo la bandera de ecología y sustentabilidad hay centenares de crímenes ecológicos, de derechos humanos y de Lesa humanidad (atrocidades y delitos de carácter inhumano, ​ que forman parte de un ataque generalizado o sistemático contra una población civil, cometido para aplicar las políticas de un Estado o una organización.​​).

Fuente Editorial: https://www.wrm.org.uy/es/articulos-del-boletin/vehiculos-electricos-conduciendo-un-camino-de-sufrimiento-y-contaminacion

 

*MAURICIO SARAYA LEY – Ganador de los premios: “EL HERALDO”, “La Letra Impresa”, “Premio Nacional Rincón Gallardo”. En 2003 publica su primera novela “Efervescencia”. Se han adaptado sus cuentos para cortometrajes. En 2013nace “Ruido”, libro de su autoría de denuncias con propuesta filosófica . Desde 2018 es director de AMORCC y colabora con La Voz del Árabe desde su fundación. Activista bien documentado que aplaude el escepticismo y actúa con valentía invitando a sus lectores a la reflexión, aun cuando su reputación s ponga en tela de juicio ante la incomodidad de muchos.

Imagen: LVÁ       

La Voz del Árabe (LVÁ) – EDITORIAL – Cd. de México, enero 30 del 2023

 

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