DIVERSIDAD RELIGIOSA: RIQUEZA CULTURAL
-Los seres humanos tenemos que ser empáticos, debemos entender que los migrantes son seres humanos y no criminalizarlos…
Ruth Figueroa*
Hace tiempo conocí a Rashid Elmohamadi, un joven marroquí que dejó su país por el anhelado deseo de estudiar el doctorado en México. Su familia lo apoyó económicamente para lograr sus sueños en nuestro país; sin embargo, en la cotidianidad se enfrentó a distintas agresiones por ser musulmán y marroquí. En la universidad, en el trabajo, en su colonia le llamaban terrorista, se burlaban porque no consume cerdo, le llevaban platillos de regalo con carne de cerdo para burlarse.
Por su nacionalidad no podía encontrar un buen empleo y todo su plan de culminar su doctorado se fue complicando. Una compañera de la universidad lo acosaba, sin embargo, Rashid mantuvo su distancia y la respetó. Por ser hija de un funcionario público no se hizo nada al respecto y el que salió afectado fue Rashid.
Muchas veces recibía ofensas: “Vete de mi país”. “¿Traes bombas?”. “¡Ridículo!”, por no beber alcohol.
Estas vivencias le afectaron en graves consecuencias, como el perder la esperanza de vida y en su propio desarrollo, que desencadenó una profunda frustración por no ser tomado en cuenta en su medio y un sentimiento de no tener derecho a un mejor nivel económico, mucho menos la posibilidad de elegir un proyecto de vida en plena libertad.
Hay que ser cuidadosos y empáticos con la libertad de culto y con la diversidad cultural, los musulmanes en México aumentaron un 250%, al pasar de mil quinientas personas en el año 2000, a cinco mil seiscientas en el 2015, según datos de Secretaría de Gobernación.
La interacción cotidiana de los musulmanes en México no es fácil porque cada día se enfrentan a estigmas y al desconocimiento sobre su religión y sus tradiciones. Considero importante difundir la percepción de que la diversidad religiosa es un ejemplo de libertad, cuya existencia no perjudica sino enriquece la identidad humana.
La migración es historia de la humanidad; es su naturaleza el buscar nuevas tierras, el éxodo de todas las culturas, moverse a través de mares, valles y montañas en busca de un sueño, de la tierra prometida, hoy día, de una mejor calidad de vida.
La civilización siguió su curso y así como hace quinientos años se abandonaban las grandes ciudades en busca de nuevas tierras, se aventuraban en el mar en busca de nuevos horizontes. Actualmente familias completas se aventuran a regresar a ellas, huyendo de las guerras, de ciudades bombardeadas, no solo de hambre y pobreza, sino de guerras que devastaron la forma de vida que llevaban.
Los seres humanos tenemos que ser empáticos, debemos entender que los migrantes son seres humanos y no criminalizarlos, espero que al paso de un par de siglos más seamos una sola raza mestiza, que hablemos una sola lengua y que las fronteras sean como lo fueron al principio de los tiempos, una línea en la tierra.
Este artículo lo dedico a mis amigos: Rashid Elmohamadi y a todas aquellas personas de distintas nacionalidades que forman parte de la comunidad islámica en nuestro país.
Nt: El nombre real de Rashid Elmohamadi fue cambiado para proteger su identidad.
*Ruth Figueroa – Originaria de Guadalajara, Jalisco, Mx. Inició su trayectoria profesional en el medio cinematográfico en 2001. Sus películas han sido comercializadas y proyectadas en Francia, Nicaragua, EUA, Nueva Zelanda, Argentina y recientemente en Venezuela. Los temas más destacados de las películas son en torno a las tradiciones mexicanas, migración y video danza. Es columnista en el periódico El Sol de León, en Avenida Digital 3.0. Es fundadora y directora del Centro Cultural Casa Aura en León, Guanajuato. En 2019 colaboradora en La Voz del Árabe.
Imagen portada: Art.Pnt. Gastón Ortiz Gutiérrez / Fotos: LVÁ
La Voz del Árabe (LVÁ) – EDITORIAL – Cd. De México, julio 8 del 2019
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