GABRIEL RESTREPO EN ENTREVISTA PARA LVÁ
-Gabriel Restrepo, distinguido teórico y sociólogo, sus obras contienen dimensiones filosóficas y sociales…
Mohamed Ouahmane
Gabriel Restrepo (GR) vio la luz en la capital colombiana Bogotá en 1946. Es descendiente de una gran familia intelectual. Igualmente, es considerado como uno de los pilares de la sociología y la literatura en América Latina en la era moderna, ya que fue nombrado profesor de sociología en la Universidad Nacional de Bogotá en 1969, asumiendo el cargo de Director del Departamento de Sociología en la misma universidad en 1977. También, es considerado el fundador de la “Revista Colombiana de Sociología” en 1979.
Restrepo fue asesor del expresidente colombiano Belisario Betancourt (fallecido en 2018), entre 1982 y 1986. Asimismo, fue designado como alto funcionario en varios organismos internacionales, entre ellos la UNICEF. Autor de más de 40 obras literarias de sociología y poesía.
Distinguido teórico y sociólogo, sus obras contienen dimensiones filosóficas y sociales. Llevó a cabo una serie de traducciones del inglés, alemán, latín y del francés. Participó en muchas conferencias internacionales, incluidas dos en las ciudades de Samara y El Aaiún en el Sahara marroquí.
LVÁ – ¿Doctor Gabriel Restrepo empezó a escribir desde una edad muy temprana, ¿Cuál fue el primer libro que le impactó y por qué?
GR – Comencé a escribir a los catorce años, pero en forma consistente y continua desde los 17 años cuando en el último año de estudios en un seminario católico, en el grado décimo cursado en 1963, inicié unos diarios que no he interrumpido desde entonces. Cuando participé en la primera visita a Marruecos, en Semara, en diciembre 17 de 2018, redacté la ponencia que daría base al libro Marruecos, Rosa de los Vientos, al reflexionar en torno los tres temas propuestos, El Viaje, los Sueños y el Camino, que son los mismos que organizaron las tres divisiones del libro, advertí que debía llamar a esa escritura continua como Diarios/Nocturnos, no solo porque fueran y son escritos en su mayor parte en la noche, sino porque cada vez los sueños ocupan un lugar destacado.
Estos diarios/nocturnos que en su mayoría han sido traspuestos a formatos digitales, han sido la fuente inagotable en la que elaboro mi introspección -actividad semejante a la meditación que estimo tanto como la ensoñación poética-, sino también los borradores de la Teoría Dramática y Tramática de las Sociedades que he elaborado en forma continua desde hace tres decenios, la atmósfera de los doce libros de poesía compilados (digo compilados, porque hay muchísimos poemas sueltos y la marcha de una novela que trabajo desde hace por lo menos dos décadas, cuyo nombre será: Marrano Congo. Ánima Excripta. En suma, los Diarios/Nocturnos han sido la bisagra entre en mundo interior y el exterior, entre la actividad diurna y el recogimiento nocturno.
En cuanto a lecturas, son infinitas. Mi biblioteca la conforman 8.000 títulos y eso que he perdido muchos entre trasteos y préstamos no devueltos, como suele suceder. Pero me remito a mis primeros libros en aquella edad tan crucial de los inicios. A los 17 años los autores preferidos fueron el argelino/francés Albert Camus, el escritor de Praga Franz Kafka, más tarde Thomas Mann, Robert Musil, Joyce y muy luego el gran escritor húngaro Sándor Márai, todos los clásicos españoles de La Celestina a Don Quijote y al Lazarillo de Tormes. Pero estos registros son mínimos porque a ello debo añadir lecturas de filosofía, ante todo Kant con su Crítica de la Razón Pura, algo de Hegel, mucho de Rouseeau, Schopenhauer, Kierkegaard, Nietzsche, Levinas, Derrida, Foucault. Y como soy sociólogo recorrí muy bien la obra del norteamericano Talcott Parsons, no poco de Robert Merton, Marx, Max Weber, Durkheim y miles más. En poesía he traducido Ricardo III de Shakespeare, un monólogo de Ricardo II, un poema de Jonn Donne, los Himnos a la Noche de Novalis, Fiesta de la paz de Hölderlin, cuatro poemas de Baudelaire y todos los 56 Sonetos a Orfeo de Rainer Maria Rilke.
LVÁ – ¿Cuáles son las temáticas de sus primeras obras?
GR – En literatura escribí tres cuentos en torno a mi experiencia como seminarista en un seminario Católico. En sociología mis primeros escritos fueron teóricos, ensayos sobre el funcionalismo y sobre pensamiento social. En los diarios/nocturnos una permanente observación de mí mismo, de la ciudad, de la nación y del mundo.
LVÁ – ¿Usted se ha influenciado por algún modelo literario o sea una corriente? ¿Quiénes fueron aquellos escritores?
GR – No me ha casado nunca ni en teoría ni en literatura ni en poesía con ningún pensador o escritor singular. Siempre he seguido mi propio camino, por supuesto extrayendo la sabiduría de distintos pensadores o escritores, de preferencia de distintas corrientes para ganar en riqueza.
Como queda reflejado en la respuesta a la segunda pregunta, el consejo que se impone es apropiar la literatura universal mediante la lectura directa de los clásicos.
LVÁ – ¿Hasta qué medida influencian sus actividades personales en sus obras?
GR – Esto es total. Soy un pensador y escritor que pienso lo que vive y vive lo que piensa. De ahí la importancia de los diarios/nocturnos. Siempre he sostenido que no hay por ejemplo en mi teoría ninguna dimensión que no haya sido pasada por el alambique de mi experiencia vital. Esto ha sido un expediente fundamental para librarme de colonialismo, pero sin estridencias puesto que digo como decía Mariátegui, un pensador peruano: “Por los caminos universales que tanto se nos reprochan vamos llegando a nosotros mismos”. Elaboro un pensamiento local que es a la vez universal.
LVÁ – ¿Desde cuándo empezó su relación amistosa con Marruecos?
GR – Son muy recientes desde un punto de vista físico: diciembre de 2018. Pero puedo remitirme a un ensayo de 1994: El iconoclasta y los imaginarios. En torno a la esfinge del ladino, pues allí me remontaba a la influencia árabe en la Escuela de Toledo y en general en el Andalus, lo mismo que a la presencia de España en Marruecos desde los Almorávides y los almohades. Es que los fenómenos históricos hay que apreciarlos en la larga duración.
LVÁ – ¿Cómo le surgió la idea de llevar a cabo su recién publicada obra “La Rosa de los Vientos”?
GR – Surgió de ampliar la ponencia que presenté en el coloquio de diciembre 17. Esta contenía en lo básico lo que pasó a ser el segundo capítulo del libro, con el tema de los sueños. Desarrollé entonces el capítulo primero en torno a Los Viajes centrado en la figura de La Rosa de los Vientos, y luego el tercer capítulo con el motivo de El Camino, centrado en el significado de la vida y obra de Bachir Edkhil en su combinación tan excepcional de vida y escrituras, poesía y ciencias sociales como se manifiestan en su libro de poesía Duna Desnuda y en su libro de [desarrollo Social Escribir sobre las Dunas. Resultó así un libro muy potente en cuyo fondo hay la constante admiración por esa pauta que los latinos llamaban festina lente: apresúrate despacio, la cual significa una armonía entre tradición e innovación.
LVÁ – ¿Cuál es el mensaje principal que quiere hacer llegar a través de esta obra?
GR – Justamente la de la trascendencia de buscar una sabia concordancia entre las tradiciones, que es el traje que recibimos del pasado, y las innovaciones con reformas apropiadas a los cambios de los tiempos. Esto es el único recurso para librarnos de esa pugna fiera entre lo que el escritor James Joyce denominaba en su novela Finegans Wake (el despertar del fin) TARADICTION (las taras de la tradición cuando esta es muy rígida) y la DEMONCRACY (la locura de los demonios, cuando las innovaciones por carecer de entronque con el pasado llevan a un caos social).
Esa gracia falta en Colombia y en general en América Latina y se está perdiendo en el mundo debido al hedonismo narcisista y a que con el postmodernismo se ha echado al niño junto con el agua sucia: por ello me refiero a que falta una tensión para alcanzar universales éticos, aunque siempre sean susceptibles de revisión crítica. Hoy hemos ingresado a una época de relativismos a ultranza basados en sentimentalismos y en fetiches, por ejemplo, la moda de derribar estatuas perdiendo el sentido de la historia que subyace a éstas. Cuando se tumben todas las estatuas comenzarán a rodar cabezas en nuevas guillotinas.
LVÁ – ¿Muchos hispanistas marroquíes empezaron a escribir obras desde ya décadas, quienes son sus favoritos de ellos?
Escribí una reseña en torno a una hermosa novela de Albdelkaber Chaui (Bachir Said), Patio de Honor y leí con admiración el Pan a secas de Mohamed Chukri. Hay mucha potencia. Pero creo que la narrativa no corre pareja con el avance de la poesía: esto es impresión.
LVÁ – ¿Usted ha visitado varias veces el Sahara Marroquí, que es lo que puede decirnos a propósito de esta región (político, cultural, social y turísticamente…)?
GR – Se encuentran allí cuatro infinitos: el mar mediterráneo, el océano Atlántico, el desierto y el cielo tan abierto desde estos lados con tanta potencia de los vientos. Me admira por ejemplo que desde estos terrenos que antaño fueran inmensos bosques como los de la Amazonía los vientos transporten desde estos lugares el fosfato a la región amazónica, lo que nos indica cómo estamos entrelazados en el globo terráqueo.
LVÁ – ¿Cuál es la imagen de Marruecos en particular y de los árabes en general en la literatura colombiana
GR – No es por infortunio larga la tradición de intercambios. Es una pena. La orientación diplomática y comercial giró de Europa a Estados Unidos hacia 1923: un presidente colombiano resumió ese giro con una frase latina equívoca: respice polum, mira al polo norte, como si solo huera uno. Solo en los setenta del siglo pasado se intentó cambiar por el lema. Todo indica que con los avances recientes de la diplomacia en el próximo futuro las correspondencias serán extraordinarias, aunque muy de poco en poco. Por una razón: ambos países son los únicos situados en esquinas pródigas de los dos continentes: Colombia que asoma tanto al Caribe como al Pacífico, a la Amazonía y la Orinoquía y a los Andes, además colinda con Centroamérica por el Tapón del Darién. Por su parte Marruecos está situado estratégicamente en la esquina noroccidental del continente Africano, con costas en el Mediterráneo y en el Atlántico y vecindades con el áfrica negra por Malí y Mauritania. Ambos países están llamados a ocupar liderazgos en sus continentes. Por su madurez institucional Marruecos se ofrece como la entrada predilecta al continente de la gran utopía mundial, la del retorno a casa en lo que en un neologismo desde la antropóloga brasileña Leila [Rodríguez se ha denominado Améfrica Ladina. Ladina, como yo le he ampliado, quiere decir tributaria de esa lengua del amor romance que fuera el castellano temprano del Mio Cid y de la Escuela de Toledo, tan tocado por el mundo árabe.
LVÁ – ¿En su calidad de encargado de varias funciones esenciales nacionales e internacionales, ¿cuáles son los más importantes en dicha experiencia suya?
GR – En lo nacional fui cocreador de dos planes de desarrollo, de 1982 a 1990 e impulsor de muchas innovaciones en programas sociales. Escribí todos los mensajes al Congreso del Presidente de Colombia entre 19982 y 1986 en un período muy crítico del país. Logré crear un modelo de reincorporación de 3000 excombatientes entre 1990 y 1992. Diseñé muchas políticas públicas en ciencia, cultura, educación en todos sus niveles.
En lo internacional fui subdirector y director del Comité de Programas y cuarto vicepresidente de la Junta Ejecutiva Mundial de la UNICEF entre 1985 y 1987.
Pero a partir de 2003 decidí trabajar por lo bajo, y por ello quiere decir con la nación y con el pueblo, un poco desengañado por el giro de gobiernos muy cómplices con los paramilitares y las mafias.
LVÁ – ¿Doctor Gabriel Restrepo, es autor de más de 40 obras y 100 ensayos, ¿cuáles son los trabajos más importantes de los mismos? ¿Usted ha sido galardonado alguna vez con algún premio?
GR – En literatura gané un prestigioso concurso nacional de cuento en 1967. Fui tres veces finalista con tres libros distintos de poesía en el Concurso Mundial de Poesía Mística de la Fundación Fernando Rielo en versiones de 1985, 1987 y 1989.
En ciencias sociales obtuve mención de honor en los premios nacionales de Ciencias hacia 1994. Y en 1990 gané un concurso internacional de ensayo en torno al tema Reforma Profunda de la Educación celebrado con motivo de los 88 años de Edgar Morin, quien presidió el jurado.
Hay reconocimientos como medalla al mérito en la Universidad y algunos otros, pero eso basta por ahora.
El reconocimiento debido quizás llegue mucho más allá de mi muerte, algo que en realidad me importa poco porque la fama es una meretriz.
LVÁ – ¿Doce libros de poesía de su autoría, ¿cuál es el más relevante de los mismo? ¿Y cuál es su tema?
GR – Aprecio mucho los Cantos a Isis y los Himnos a Isis pues son los primeros escritos en forma de soneto y los segundos en la forma clásica de los himnos. Y porque fueron escritos en un momento de profundos dolores y cambios, superados por el nacimiento de mi hija de nombre Isis. Es un mito egipcio de una divinidad femenina, también acogido por los romanos, que la consideraban una Diosa del renacimiento porque había recuperado los restos de un hermano, Osiris, asesinado por otro hermano, Horus.
LVÁ – ¿Qué opina de otorgar el Premio Nobel de Literatura a la poetisa estadounidense Louise Glück? ¿Se hizo bien y merecidamente?
Comparto el breve juicio de quien estimo es el mejor poeta colombiano, Juan Manuel Roca, cuando aseveró que es una poeta de tono apenas pasable. Pero yo no puedo dar un juicio aún. Los diez poemas que he leído me parece que se sitúan dentro del tono elemental y muy sensiblero de la poesía corriente en Colombia y creo que en el mundo. Hoy cualquiera puede fabricar versos con su dolor proclamándolo como único cuando ya es un lugar común de los sujetos en la tierra.
LVÁ – ¿Cómo podemos salir de estas crisis humanas: ¿Guerras, conflictos, hambrunas, pandemias, terrorismo y tan adelante…?
GR – En 1967 escribía en mi diario: “El amor, he ahí la tragedia”. Creo que en el mundo ha habido una disolución de la piedad y de la compasión. No hay que atribuírselo del todo a Nietzsche, pese a que al oponerse a Wagner y a Schopenhauer y por ellos al budismo y al exaltar la voluntad de poderío y al überemensch, el superhombre, contribuyó mucho en esta dirección. En el fondo, tanto el capitalismo como el comunismo quedaron envenenados por el nazismo y el fascismo.
LVÁ – En su punto de ver, ¿cuál es el motivo principal de esto resultados?
GR – Hay que reinventar modelos y paradigmas y cosmovisiones del mundo basadas en el amor, en la compasión, en la piedad, en el respeto a los derechos humanos y sociales y a la naturaleza. Este ha sido el sentido de lo que he propuesto como Nueva Ruta Libertadora por la Paz y la Educación, en la cual tuvimos la oportunidad de contar con la presencia de Bachir Edkhil en un encuentro en febrero 15 en el municipio de Tame.
LVÁ – ¿Hay nuevas voces en la literatura latinoamericana?
GR – Sí, muchísimas. Pero no he podido seguirlas como quisiera.
LVÁ – ¿Ha conocido a grandes líderes de América Latina? ¿Tuvo inclinaciones políticas en la flor de su edad , cuéntenos sobre su experiencia?
GR – Conocí a muchos expresidentes de Colombia, de Argentina, de Ecuador, de El Salvador, incluso a Jimmy Carter de Estados Unidos y a muchas personalidades de relieve internacional en las reuniones de UNICEF en Nueva York y en Ginebra.
LVÁ – Usted está escribiendo alguna obra sobre el Coronavirus?
GR – Muchos ensayos. Pero me estoy concentrando en la terminación de mi novela, que será dentro de un par de años.
La Voz del Árabe (LVÁ) – ESPECIALES – Cd. de México, febrero 24 del 2021
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