AUTONOMÍA O LA VÍA MÁS PRAGMÁTICA Y REALISTA DE UN CONFLICTO QUE YA DURA DEMASIADO

El Polisario quiere la independencia, Marruecos la autonomía o la regionalización. Las otras opiniones no cuentan para nada.

Bachir Edkhil*

Atendiendo a la importante temática, discutida hoy en este Fórum, titulado “España, Marruecos: Semejanzas e Historia común”, quisiera contribuir con mi modesto punto de vista, como actor directo  y quizás conocedor de algunos de los  aspectos del trasfondo del problema, refiriéndome, claro está, al problema del Sáhara, ya que estamos en la histórica ciudad de Tarfaya  que, como sabemos, no solo albergó el primer enclave español en el norte de África, allá en la época de los reyes católicos, sino también fue trascendental en el éxito de las líneas aéreas, por los años veinte del siglo pasado, al convertirse en el  primer aeropuerto del Sahara, ya que supuso la primera escala de los aviones de la compañía Latécoère (La futura aeropostale) en el desierto. Tampoco deja de tener el mérito de inspirar en su momento al aviador y escritor universal Antoine de Saint Exupéry, escribiendo entre sus vuelos el relato “Le courrier du Sud” (1928), resultado de apuntes, recuerdos entre dunas y vuelos, algunos son de Tarfaya, y “relatos autobiográficos” donde el autor narra sus experiencias en el Sahara como aviador y también, se dice, que le sirvieron como argumentario de “El Principito” o “Petit Prince” (1943).

Sin alejarnos del trascendental tema que nos ocupa España y Marruecos: Semejanzas e Historia común”, creo necesario, ya que estamos aquí, y para una mejor aproximación del tema tratado hoy, recordar un tema que ha sido el telón de fondo de muchas de esas relaciones hispano marroquíes, algunas veces uniformes y otras no tanto, a lo largo de la historia común. No puede ser otro que la cuestión del Sahara atlántico. La costa sahariana, para aproximarse a una compresión más cercana a la realidad, es pertinente hacer un repaso muy sucinto de  algunas de las  etapas, en mi opinión más importantes revisando algunos conceptos necesarios, deteniéndome , sobre todo, en  algunos escollos que imposibilitan, a mi entender, por el momento, una solución satisfactoria de tan espinoso problema, inscrito como territorio no autónomo por el propio Marruecos  en la IV comisión o comité de descolonización  de las Naciones Unidas, a principios de los años sesenta.

Si me lo permiten, en primer lugar, me detendré en la problemática general, la noción de saharaui, Polisario como “representante único”, el referendo y la autonomía como posible solución.

Problemática general – Sin ánimo de adentrarnos en engorrosas fechas y datos de históricos, he de   recordar ciertas fechas y etapas importantes para una comprensión óptima del proceso que nos ocupa.

Es de sobra conocido, que cuando las potencias coloniales más importantes reunidas en el histórico congreso de Berlín, en 1885, decidieron el reparto de las colonias. España y Francia, después de una serie de acuerdos, delimitan las fronteras de sus “territorios”, sin tener en cuenta, para nada, el contexto social y humano de los habitantes de dichos territorios. Como se supone, se separaron hermanos, familias, tribus enteras. Algunas quedaron repartidas entre cuatro fronteras. Un drama sin precedentes.

Uno de los tratados más trascendentales con los franceses fue el del año 1934, donde España se despliega en “su” territorio, denominado, en un principio, África Occidental española (A.O.E), luego Saguia El Hamra y Río de Oro. Y más tarde Sahara Occidental, denominación injusta y tendenciosa, fundando la ciudad del Aaiún después de implantarse en Dajla, y posteriormente en Tarfaya el año 1916.

Dicha empresa, no pudo llevarse a cabo, sin antes vencer a la resistencia de los habitantes del territorio, esta vez encuadrados en el seno del ejército marroquí de liberación del sur. Dicho ejército  pudo desmantelarse gracias a la grandiosa operación militar conjunta entre españoles y franceses , denominada Ecouvillon, para los franceses, Teide para los españoles,  emprendida el año 1958 con ingentes esfuerzos, “desplegados más de cien aviones, casi 20.000 soldados  y cientos de piezas de artillería  que emprendieron una operación tenaza en la  que la aviación laminó a conciencia con metralla y fósforo las áreas insurgentes  y , de paso , lo que se movía en la superficie” [2].

Establecidas las fronteras a sangre y fuego, la colonia española se convierte en provincia número 53 el año 1961. Se crean establecimientos escolares, muy pocos, por cierto. Y lo más notorio fue la creación de la Asamblea General del Sahara, único órgano representativo de los indígenas, y después del censo del año 1976, llamado localmente, el año del señat (las firmas), y como réplica al incesante llamado de las Naciones Unidas y las presiones de los países limítrofes para la aplicación de la resolución 1514 que aboga por una autodeterminación de las poblaciones colonizadas.

España con ánimos de seguir manteniendo el statu quo en el Sáhara ex español, sobre todo después de empezar enviando los primeros cargamentos de fosfatos el año 1969, moviliza su diplomacia internacional para contrarrestar la contundente y sostenida presión ejercida por los países limítrofes, para el abandono del territorio cuanto antes.

Mientras, en el interior del territorio surgen progresivas protestas incitadas por movimientos en auge acaparándose la opinión de los autóctonos. La más notoria era el “movimiento vanguardista de la liberación de Saguia el Hamra y Río de Oro”, encabezado por un nacional marroquí saharaui de raíz tribal autóctona, Mohamed Basiri, hoy desaparecido. Este movimiento logró concentrar una nutrida sentada pacífica de saharauis en jat Ramla (en el Aaiun), la cual ha sido violentada y masacrada   por parte de una compañía de la legión “Alejandro Farnesio”, dejando muertos, heridos y desaparecidos. Ha sido el detonante final de la ruptura definitiva con las autoridades coloniales y ha marcado un antes y un después de la presencia española. Fue un hecho traumático e inesperado, aprovechado muy bien por las fuerzas simpatizantes con la salida de España del territorio.

Algunos de estos se refugiaron en Zuerat (Mauritania) y se adhieren más tarde al Polisario, y otros se refugian en las ciudades lindantes del norte.

Dicho sea de paso, resaltaremos que ninguna fuerza española, en aquel momento, había comentado, denunciado o pedido justicia por lo sucedido en el Aaiún el 17 de junio 1970, sobre todo las fuerzas de izquierdas que operaban en Europa. Nadie en España o casi nadie rompió el mutismo sobre la dramática carnicería.

Dicha masacre replantea en la mente de los saharauis, sobre todo los jóvenes, la búsqueda de otras posibles vías para echar al colonialismo español, entre los cuales me incluyo, siendo el primer estudiante que abandona el territorio con el resto del grupo hacia Mauritania para crear el Polisario, “pues con el tiempo, estos jóvenes ven defraudadas sus ilusiones, se dan cuenta que no son españoles ni tampoco verdaderos musulmanes, y caen en un estado de frustración propicio a la introducción de cualquier ideología[3]

Vista la tardanza española en la aplicación de programas y proyectos motivadores que inciden directamente en la vida de los autóctonos, y fruto de la pésima situación, generada por la brecha de separación entre los saharauis y los españoles, mayoritariamente militares, depuradas todas las vías de diálogo con el colonialismo, se funda el F. Polisario por un grupo de estudiantes unidos entre sí por lazos étnicos más que nacionales, llegados de Marruecos, Argelia, Mauritania y los territorios ocupados, en Zuerat Mauritania, el año 1973 como movimiento de liberación en  un principio; pero fruto de la inmadurez  política de su dirección, a  la presión sobre todo  de países como Argelia  y Libia, que se disputaban por su dominio, se vio obligado a desviarse  de la trayectoria inicial, que era la liberación del territorio de los enasar (nazarenos)  a un movimiento que “condena toda forma de fidelidad paternal, y, se considera portavoz  de todos los saharauis donde quieran que vivan y en ocultar su pesar al constatar que las fronteras actuales del Sáhara Occidental no comprenden más que una parte  de sus zonas de migración tradicionales[4]

El Polisario se enmarca en la línea argelina y emprende la represión interna como método predilecto contra las voces disidentes o que cuestionan tal decisión. Había impuesto un régimen monolítico, represivo y sanguinario, con un presidente vitalicio, y después de sacrificar al Uali Mustafa Sayed, el verdadero líder carismático del movimiento, y a los jóvenes dirigentes, cuyos pecados era de pertenecer al territorio disputado y por no ser de confianza por parte de los argelinos. Elige la depuración como estrategia los años 1974, 1979, 1981, 1988, etc. Proliferan las cárceles en medio de la Hamada por doquier. El terror se apodera de los corazones de la gente. (Conf Asociación Africana de Canarias).

Manifestar la opinión era un crimen. Escuchar música occidental o marroquí era crimen. Fumar para mujeres era un crimen, etc. La organización “Atancim¨ se adueñó de la vida de la gente allí reunidas por miedo o por ignorancia, y procedente de la mayoría de los países del Magreb.

La única religión era el culto de la personalidad y el cultivo del terror.

De cara al exterior, se presenta como movimiento de liberación que ´respeta´ la legalidad internacional, la víctima, el pequeño.

Empieza una nueva etapa marcada por los acuerdos tripartitos de Madrid, la Marcha Verde y la creación oficial de los campos de Tindouf, en los cuales a principios del año 1976 se habían reunido cerca de 42.000 personas, de los cuales había solo 18.000 del territorio disputado.

El Polisario, el ´bueno´, se impone a los refugiados de los campos de Tindouf como fuerza militar, aprovechando la coyuntura internacional, y vende miserias, puesto que, sin la venta de estas, sabe que no hay ayuda humanitaria. Esas organizaciones no ayudan, en su mayoría, a las ideas políticas; pero, por desgracia, no se dan cuenta de lo que están provocando con su generosa ayuda: perpetuar el statu quo, la vigencia en el poder de Abdelaziz y su grupo y, sobre todo, mantener a una indigencia sin posibilidades de liberarse de tan triste situación. Los campos se han convertido en trofeo de visita obligada para convencer a la gente, principalmente occidentales mal informados y enternecidos por las tristes imágenes que ven en medio de la nada, harapientos y desalojados de todo, son utilizados sin piedad para que Tanzim consiga más ayuda. Esos campamentos son una de las razones por la cual el concierto internacional se fija en el Polisario. (ver Manos limpias).

Maestros de la manipulación, manufacturan de forma excelente la miseria, elaborando un discurso enternecedor, y a conciencia transmiten correctamente sus mensajes a sus interlocutores, embobándolos con utopías, sin descuidar sus ideologías, sean socialdemócratas, comunistas, de izquierdas, incluso integristas si son los iraníes los visitantes, serán colmados con discursos en acorde con sus ideologías.

Todos tienen que ir satisfechos y contentos con la causa del ´pueblo saharaui¨ y de su “sabia dirección”.

La puesta en escena da resultado y el generoso apoyo argelino también. Cerca de 50 países, casi todos africanos, reconocen la Rasd. Un país sin territorio, ni pueblo. Un mito en medio del desnudo desierto argelino arropado con eslóganes revolucionarios y falsas promesas.

Terminada la guerra con grandes pérdidas y el fracaso de Polisario, gracias en buena parte a la edificación del muro defensivo por parte de Marruecos, se firman los acuerdos de paz el año 1991; el despliegue de la Minurso, y empieza la operación de identificación, publicados los resultados el año 1999. Desde entonces impera el statu quo. El Polisario quiere la independencia, Marruecos la autonomía o la regionalización. Las otras opiniones no cuentan para nada.

La comunidad internacional se enfrenta a un problema harto difícil de resolución, entre otros motivos por la no concordancia entre población y territorio, por la equivocada y subjetiva interpretación de la resolución 1514, y sobre todo por la falta de voluntad política de las partes y desconfianza mutua apuntada por Christopher Ross, enviado especial, en la carta enviada a los países llamados amigos del Sahara Occidental, en junio último. Sin olvidar también que el Polisario no tiene potestad para tomar decisiones trascendentales sin la aprobación de Argelia.

Marruecos, por su parte, después de abandonar la idea del referéndum confirmativo, presenta el plan de autonomía en el Sáhara (2007), como salida más viable para la salida del conflicto, y como respuesta a la iniciativa de reparto del territorio presentada por Argelia, el año 2003. Es una idea innovadora más realista y más viable.

El concierto internacional, sobre todo las potencias occidentales más importantes, no les atrae   el problema considerándolo como un asunto menor entre países limítrofes y amigos. Los cables de WikiLeaks confirman lo dicho por desgracia. Y se parapetan con máximas cómodas como apoyar una solución justa y durable y satisfactoria para las partes (sic).

Las llamadas negociaciones oficiales y no oficiales hasta el momento no han dado resultados. El único resultado positivo es para el Polisario, otorgándole protagonismo y una legitimidad que en realidad no tiene. A mi parecer, Marruecos se equivoca al ir por esa vía. El interlocutor real son los países limítrofes, sobre todo Argelia. 

NOCIÓN DE SAHARAUI. – Desde la noche de los tiempos, los habitantes del verdadero Sahara Occidental, (entiéndase que el territorio del Sahara Occidental no se limita solo a los 266 mil kilómetros cuadrados en disputa en la actualidad), practican la trashumancia en un vasto territorio de más de seis millones de kilómetros cuadrados, agrupados en tribus, fracciones, y sub-fracciones. Tribus no homogéneas se respetan a veces, otras emprenden razias o cruentas guerras entre ellas por lo de siempre: pastos, pozos de aguas, honor o botines de guerra. La propia tribu, muchas veces, se enzarzan en disputas entre clanes por distintos motivos. Estas tribus son más apegadas a las nubes que a la propia tierra, grandes errantes. Pocas son las que se dedican a actividades agrarias.

La tribu, pues es el único elemento de “organización” de base. No había otro tipo de organización diferente.

Más adelante, y gracias a la presencia colonial, sobre todo la francesa, surgió el término “Bidan” relacionado con trab Al Bidan (literalmente tierra de los blancos), en referencia a blanco o territorio de los blancos en contraposición con los lekouar o negros. Tal denominación, controvertida, para algunos significa dialecto, las costumbres más generales y sobre todo el espacio territorial [5].

A lo largo de los años ha ido acoplándose, más a más, esa aceptación como elemento característico de esos nómadas que van del Anti Atlas a las fronteras con Senegal, del Atlántic a los confines de Argelia sahariana englobando gran parte de Mali, incluyendo, por supuesto, la Mauritania actual.

Los habitantes del territorio bajo dominación española de Saguia el Hamra y Río de Oro eran denominados indígenas, oriundos u otras aceptaciones más humillantes como “moros”.

España, más adelante, obró por crear la “diferencia” racial, sobre todo con las gentes del norte. Los militares dirigentes del territorio se esforzaban en indicar a los hermanos del norte con adjetivos denigrantes e inapropiados, sobre todo en inculcar ese sentimiento diferenciador, como se dijo, incitando odio y rencor. Logrando con ello crear una identidad suplantada llamada saharaui. Esta identidad era invención exclusiva de los oficiales franquistas que querían perpetuar la presencia española en el territorio. Y con el resurgimiento del Polisario, tal aceptación le viene de maravilla. (Ver Bernabé, y José María).

La recién creada identidad cuaja aún más en las mentes de las gentes enfrentadas a un vacío provocado por el desmoronamiento precipitado del sistema colonial, la supuesta amenaza marroquí, sobre todo cara a los beduinos que no conocen las ciudades, y el nacionalismo incipiente surgido en Mauritania por la independencia.

Gracias pues a esa crisis de identidad provocada por los oficiales españoles, el Polisario encontró el terreno abonado, imponiendo una identidad étnica caracterizada como señas identificarías [6], aunque tropieza con la inter territorialidad de las cabilas, surgiendo un nacionalismo transnacional como sugiere K. Mouhsen.

Pasada la primera euforia inicial, las aguas volvieron a sus cauces normales.  echando por tierra los designios del Polisario para crean un sentimiento nacional lejos de la mentalidad del tribalismo, y lo único que cosechó fue, gracias al pensamiento único, una crisis mucho más fuerte sobre todo por la incompatibilidad entre territorio y tribu, dando paso a una serie de interrogantes ¿Quién es el saharaui en realidad? ¿El que fue español? ¿El que es de una tribu que transita por el territorio?, se retorna así al estado étnico más cruento y racial. “La verdad se hace añicos contra lo que Popper llamaba el espíritu de la tribu, ese rechazo instintivo del «otro», del que no forma parte de la propia manada u horda, esa cerrazón primitiva que es el mayor obstáculo para que un país alcance la civilización.[7]

POLISARIO REPRESENTANTE ÚNICO – No hay nada más incomprensible y fuera de lógica que en el año 2010 y después de más de tres décadas de conflicto, sin hablar de las incesantes denuncias del pensamiento único, a la asfixia del totalitarismo el Polisario, que algunas instancias democráticas españolas, sobre todo, airadas, pide el reconocimiento para el Polisario como representante único y más colaboración para seguir secuestrando la voluntad de parte de una comunidad inerme. Es más que incomprensible que el senado de un estado democrático y soberano sigue desoyendo por completo a las tres cuartas partes de los saharauis que viven en la ex provincia española número 53, sufriendoel olvido y embargo[8]  por parte de las fuerzas vivas españolas, ¿hay que ir en contra de Marruecos para ser reconocido saharauis por sus señorías?

Con tal posición, el respetado senado no ha hecho más que apoyar el radicalismo Polisario y el secuestro de la cuestión saharaui por unos pocos. ¿O es que el senado español invita a los otros saharauis, a otras veces, desarmadas y sin Kalashnikov para que sus voces sean reconocidas en un país que ha sufrido la desastrosa guerra civil? ¿Un país europeo que ha conocido grupos violentos como los Grapo, La Crida o la propia Eta? Un país plural y democrático que solo reconoce una sola voz se autoexcluye y contribuye a perpetuar el conflicto.

Desde la distancia, ya con una cierta frialdad de miras, y conociendo perfectamente un país del que un día fuimos ciudadanos, (algunos lo somos todavía; pero como ciudadanos de segunda), no podemos dejar de observar cómo algunos, principalmente en España, se empeñan en seguir, en otras partes del mundo, con una revolución que se frustró en su propio estado. Un síndrome “trotskista” a destiempo – o incluso de orden “guevariano”, aunque muy desmejorado – que los lleva al punto de pensar que puedan elegir en nuestro nombre lo que ellos creen que es lo correcto.

Suplantar nuestro derecho a decidir, sea en nombre de la solidaridad, o por la pretendida representatividad única, es inaceptable e inviable. La manipulación desmesurada y pretendida de la “causa” por parte de una sola organización y las cohortes solidarias con panderetas conduce al menosprecio y suplantación de otras voces, con derecho de voto, y por opinar diferente. Contribuye también al estancamiento del proceso. El gran ausente aquí es la objetividad, y voluntad política para cerrar ese conflicto atípico.

Es por esto precisamente que España no puede jugar, desgraciadamente, ningún tipo de papel determinante en la resolución del conflicto. En primer lugar, por su unilateralidad manifiesta en el dossier, ya que hasta ahora no se ha conseguido lograr un equilibrio en cuanto a la relación con todas las partes. España siempre ha jugado un papel turbio, opaco, con respecto a la cuestión saharaui: entrega ingentes cantidades de dinero al Polisario y, oficialmente, está de lado marroquí. Esto es aplicable también para todos los partidos políticos que se alternan en el poder. El Sahara Occidental se convierte, de esta forma, en un importante incentivo en la política interior española.

La falta de claridad en la postura española es la que hace que los saharauis de origen, los auténticos oriundos, nos encontramos mendigando – literalmente – un derecho constitucional, que no es otro que la presunción de la nacionalidad española, al haber nacido en una provincia española. Además de no reconocerles este derecho, de otra parte, se les humilla, otorgándoles la nacionalidad a cuentagotas y en lugares recónditos, en el marco de una operación casi secreta, vergonzante. Lo peor es que en algunos lugares del estado español, por ejemplo, solo son reconocidos como saharauis españoles los que aportan algún documento del Frente Polisario. ¿No se nos está invitando a la adhesión al Polisario para que nuestros derechos sean reconocidos? “Con esta medida se excluye a cerca del “60% de los saharauis censados por la Misión de Naciones Unidas para la Celebración de un Referéndum en el Sahara Occidental (Minurso) que siguen viviendo en su propia tierra”[9].

Otra de las muchas incongruencias de este conflicto: muchos honorables españoles dan por sentado que el Polisario es el pueblo saharaui y que “los otros” no existen. En este sentido, la posición oficial española en los años setenta era clara: “una cosa es la existencia del Frente Polisario como fuerza y organización política y militar. Otra es que pueda atribuírsele esa representatividad exclusiva y excluyente que pretende arrogarse, ya que su reconocimiento perjudica evidentemente el resultado de una autodeterminación que todavía no se ha efectuado y que se inserta en el marco del proceso de descolonización, cuya responsabilidad internacional corresponde a las Naciones Unidas y a la OUA”[10]

Hasta ahora ha sido patente la imposibilidad de determinar el cuerpo electoral en un futuro referéndum. Esto ha sido gracias, en gran medida, a la manipulación de las cifras de los distintos censos elaborados por unos y por otros. Se plantea así «un grave problema, ya que el principio de autodeterminación de la población originaria del territorio (…) implica la determinación previa de quienes son verdaderamente saharauis y tienen derecho, consiguientemente a expresar su opinión sobre el futuro del territorio» [11].

Así las cosas, si no hemos podido-querido recurrir al cuerpo electoral español y tampoco podemos poner en cuestión la integridad de los estados limítrofes, ¿qué soluciones quedan para llegar a una solución consensuada al problema llamado del Sahara Occidental?

La posición del gobierno español se enmarca en su propia lógica interna. De un lado no reconoce al Polisario porque “su pretensión de representatividad exclusiva del pueblo saharaui va contra el propio principio de autodeterminación” 9. Esto hace pensar que Madrid piensa que aquello puede perjudicar el resultado de un referéndum y el proceso descolonizador en su conjunto, en lo cual tiene gran parte de la razón. De otra parte, España reconoce y apoya al Polisario de Tindouf y desoye a “los otros” saharauis, mayoritariamente españoles y que viven aún en el territorio de su antigua colonia [12]. España, como mencionamos, parece que no tiene ni ganas ni voluntad política para participar en una resolución del problema, ahí ese rol de juez y parte que está desempeñando a desgana y malamente entre Marruecos y Argelia. Aunque se exagera en cuanto a la responsabilidad histórica de España en el tema. Es solo un medio de presión en beneficio del Polisario.

Hay que ser ciego para no percibir que el Polisario es una organización político militar mantenida por Argelia, y la ayuda humanitaria, (informe Olaf) manipuladora de la opinión, sobre todo española, conociendo la sensibilidad de los pueblos de España para con los saharauis.

 El propio Zapatero confiesa, a raíz de la crisis en el Aaiún, del 8 de noviembre último, que “serán pronto extrañados como el Polisario no representa gran cosa” (Vie Economique). Lo dicho es rematado por el profesor Rafael Esparza, al afirmar que “Polisario es un grupo privilegiado y dictatorial que utiliza la etnicidad para reivindicar la independencia de este territorio”.

El Polisario también existe gracias a los errores de la administración marroquí en el Sáhara.  Al fracasar en ganar la guerra, en implantar una intifada, apoyándose en unos pocos individuos de origen saharaui nacidos en ciudades no disputadas y que muchos de ellos son movidos más por protagonismo que por una ideología alternativa. Se aprovecha de los errores administrativos y del clima de apertura que Marruecos intenta para bien o para mal para imponer más libertades, más dinamismo en la vida de las ciudades del sur.

El reciente campamento de “Agadeim Izik” demuestra que el Polisario no sigue el pulso de la calle en los territorios, desfasado y vencido, mal vive amenazando, con guerras, que no puede llevar a cabo algunas veces, o enarbolando la supuesta defensa de los derechos humanos. Todos sabemos que, aunque el Polisario sigue pensando que con esas obsoletas reclamas le servirían de apoyo, son hoy ideas inútiles en el nuevo contexto socio económico de los saharauis, diametralmente diferente de los años setenta.

EL REFERENDO Y LA AUTONOMÍA – Desde el año 1991, como se apuntó más arriba, se mantiene el statu quo a pesar de las múltiples iniciativas por parte de las Naciones Unidas, con el balance del fracaso de siete secretarios generales, otros tantos representantes especiales. También se han presentado varios planes de arreglo, el más notorio fue el plan Baker I y II, condenado al fracaso a su vez.

Las ´partes` están apalancadas en sus respectivas e inamovibles posiciones. El Polisario sigue utilizando el principio del derecho a la autodeterminación de los pueblos entendido exclusivamente como independencia, e interpretando, a su antojo la famosa resolución 1514.  Mientras que dicha resolución plantea tres opciones, a saber:

-La independencia. -La integración. -La autonomía o confederación u otra fórmula en el mismo sentido.

Esta última también cumple los requisitos requeridos por la legislación internacional, sobre todo a defecto de un cuerpo electoral bien definido, permitiendo la organización de un referendo, pues el realismo político lo exige, teniendo en cuenta que la población actual, sobre todo la del territorio disputado, difiere mucho de las antiguas generaciones recogidas en el censo español del año 1974. 

Las actuales generaciones se componen de muchas personas nacidas en el territorio en cuestión, hijos de personas desplazadas de otras ciudades de Marruecos; también están los hijos de los oriundos; los de padres mauritanos; los saharauis marroquíes; los marroquíes saharauis; o sea que la geografía humana ha cambiado radicalmente desde entonces y la propia ONU fracasó en poder determinar el cuerpo electoral útil para salir del impasse.

Este nuevo contexto se acopla más, y en acorde, a una autonomía como solución intermedia donde no hay vencedores ni vencidos, haciendo posible una paz verdadera que pueda hacer frente al terrorismo y la desestabilización producto de estados fallidos y del galopante creciente movimiento demográfico sin salidas posibles a corto y mediano término. Es la fórmula del principio ganador-ganador.

Es así que el embajador de España, don Máximo Cajal, confiesa que: “Semejante eventualidad supondría, a mi entender, una amenaza añadida a las que ya ponen en riesgo la seguridad de España. Llámese razón de Estado, realpolitik, interés nacional o puro y simple patriotismo, son éstas las consideraciones que me llevan a explicitar mi postura contraria a tan peligroso desenlace[13]

 Marruecos consciente de la exigencia a una apertura internacional y a la implantación de unos principios democráticos ha creado la “instancia de equidad y justicia” para cerrar la etapa de “los años de plomo” y otras reformas, optando por la democracia y el principio de los derechos humanos, aunque, la verdad sea dicha, algunas prácticas siguen dejando mucho que desear en ciertos temas. Presentando la “Iniciativa para la negociación de un estatuto de autonomía en el Sáhara[14] (2007) como proyecto innovador que pueda romper el statu quo sobre todo, va en acorde con la aspiración de la mayoría de la población, que es incapaz de recorrer el mundo con los bolsillos llenos de dinero de contribuyentes españoles de sectores bien definidos para defender su “causa” a la par que Polisario.

Dicho sea de paso, aquí no justificamos la deplorable y vergonzosa situación de las personas inocentes y víctimas de todos las partes beligerantes en los campos de Tindouf que ni siquiera se les reconoce el derecho de refugiado ni tampoco se conoce su número exacto, tampoco justificamos los errores del estado marroquí a lo largo de todo el proceso.

Para aquellos que están convencidos de la no viabilidad de un sexto Estado, un Estado fallido dominado por la propia etnia, como el ya citado por el ilustre embajador y escritor Don Máximo Cajal, la autonomía es la garantía de los derechos humanos de las minorías, principalmente. También es la garantía del pluralismo; es el desarrollo de los valores comunes; es desarrollo y adaptación; es integración y no asimilación; es el derecho a la elección; es el reconocimiento de la heterogeneidad.

Termino diciendo que el camino es muy largo todavía para lograr ese consenso, necesario, para una  autonomía por los escollos que se anteponen, algunos ya citados, al logro de tal objetivo como la desconfianza generada en la población a lo largo de los años pasados, y por la desconfianza de los propios gobernantes, bien expresado por el historiador marroquí Abdallah Laroui en su epílogo a la edición  española  de su libro Historia del Magreb: “sigo pensando, al leer la  historia magrebí, que el comportamiento democrático  no se convertirá  en algo natural  entre gobernantes  y gobernados  hasta que aquellos  dejen de obsesionarse  con el miedo a la desintegración  nacional[15].

Concluyo con la misma inquietud que expone “El Principito”: ¿a nadie le interesa la guerra entre los corderos y las flores?

[1] Ponencia presentada en el Primer Foro Internacional de Tarfaya (“España, Marruecos: Semejanzas e Historia Común), organizado por la Universidad Mohamed V (Rabat) en colaboración con Alter Forum Internacional, celebrado del 24 al 27 de marzo de 2016.

2 García, Alejandro: Sangre en el Sahara español. Diario El País. Madrid, 28/03/2010. Recurso electrónico: https://elpais.com/diario/2010/03/28/domingo/1269751962_850215.html

3 Dirección General de Política Exterior para África y Asia Continental. Circular, Nº 75. 1 de febrero de 1978.

4 Ibidem. – 5 Ibidem. – 6 Ibidem.

7 Llosa, Vargas. Rinkeby. Diario El País. Madrid, 19/12/2010. Recurso electrónico: https://elpais.com/diario/2010/12/19/opinion/1292713212_850215.html

8 López García, Bernabé. Sahara Occidental: elecciones, embargo y olvido. Diario El País. Madrid, 24/06/2009. Recurso electrónico: https://elpais.com/diario/2009/06/24/opinion/1245794404_850215.html

9 Ver Alejandro García (2006), Op. Cit.

10 Ver Circular N. 75 de la Dirección General de Política Exterior para África y Asia Continental, Op. Cit.

11 Ibidem.

12 Al igual que no le interesan esos “españoles”, tampoco los pocos vestigios de la impronta española que queda todavía en algunas memorias de algunos que no tendrán la suerte de tener una continuidad cultural con sus propios descendientes.

13 Cajal, Máximo. “El Sahara y la razón de Estado”. Diario El País, 11 de enero de 2010. https://elpais.com/diario/2010/01/11/opinion/1263164405_850215.html

14 López García, Bernabé. “Sahara y democracia en Marruecos”. Recurso electrónico: http://www.academia.edu/26960685/Sáhara_y_democracia_en_Marruecos

15 Laroui, Abdallah. Historia del Magreb. Editorial Mapfre. Madrid, 1994

-Bibliografía general.

  1. Cajal, Máximo. El Sahara y la razón de Estado. Diario El País, 11-12-2010. Madrid, 2010. Acceso electrónico: https://elpais.com/diario/2010/01/11/opinion/1263164405_850215.html
  2. Dirección General de Política Exterior para África y Asia Continental. Circular, Nº 75. 1 de febrero de 1978.
  3. Edkhil, Bachir. Desde las orillas del desierto. Refundar el Estado. Revista Kántara, nº 5. Madrid. Abril, 2011
  4. Edkhil, Bachir. Desde las orillas del desierto. Democracia o estabilidad. Revista Kántara, nº 3. Madrid. Febrero, 2011
  5. García, Alejandro. El desierto es grande y caben todos. Le Monde Diplomatique (Edición española, nº 126), pág. 3. Abril, 2006
  6. Hernández, Ángela. Territorio, historia e identidad: Sus El Aksa o Sahara Occidental. Revista de Estudios Internacionales Mediterráneos. Edición electrónica: https://sites.google.com/site/teimrevista/numeros/numero-9/territorio-historia-e-identidad-sus-el-aksa-o-sahara-occidental
  7. Jensen, Eric. Cerebro y aprendizaje: Competencias e implicaciones educativas. Editorial Narcea. Madrid, 2003.
  8. Laroui, Abdallah. Historia del Magreb. Editorial MAPFRE. Madrid, 1994.
  9. López García, Bernabé. Sahara 2009: acabar con las ocasiones perdidas. Revista de Política Exterior, nº 127, 1-14. Edición electrónica: http://www.revistasculturales.com/revistas/25/politica-exterior
  10. López García, Bernabé. Nuestros saharauis y los otros. Zapatero debe promover la reconciliación en la ex colonia. Diario El País, págs. 1-4, Madrid, 17-12-2006.
  11. Mohammed VI, Rey de Marruecos. Discurso a la Nación con motivo del 42º Aniversario de la gloriosa Marcha Verde. Marruecos, noviembre 2017. Texto electrónico: http://www.mapnews.ma/es/discours-messages-sm-le-roi/su-majestad-el-rey-dirige-un-discurso-la-nacion-con-motivo-del-42-aniv-0
  12. Mohammed VI, Rey de Marruecos. El modelo de desarrollo de las provincias del Sur, un proyecto societal que busca la prosperidad del hombre y la salvaguarda de su dignidad.  Mensaje del 6-11-2017. Marruecos, 2017. Texto electrónico: http://www.mapnews.ma/es/discours-messages-sm-le-roi/el-modelo-de-desarrollo-de-las-provincias-del-sur-un-proyecto-societal-q
  13. Mohsen-Finan, Khadija. Sahara Occidental: Les enjeux d´un conflic regional. CNRS. París, 1997.
  14. Talón, Vicente. Sahara 180º. Monografías semanales. 1977.
  15. Varios autores. Al margen de los últimos acontecimientos acaecidos en Laâyoune. CDROM. Centro de Estudios e Investigaciones Modernas. Club de Abogados.  27-12-2010.

*Bachir Edkhil, hispanista de origen magrebí. Activista en pro del desarrollo sostenido y responsable de las bases de la pirámide donde los más afectados puedan participar en la solución de sus problemas inherentes al subdesarrollo y carencia de medios. Estudió Ciencias de la Educación, Estudios Hispanos y Ciencias Políticas. Ha colaborado en la formación y desarrollo de organizaciones sin ánimo de lucro en pro del respeto a la vida humana. Columnista en revistas marroquíes e hispano marroquíes. Participa en cursos y mesas redondas sobre el Sáhara, en España y diferentes países del mundo. Colabora en la investigación sobre cuestiones saharauis y autor de artículos para prensa. Conferencista en la radio y televisión. Organiza con la Universidad Mohamed V congresos académicos “Entre dos orillas” para fomentar diálogo y entendimiento entre pueblos y naciones del Sur. Comprometido en el desarrollo de una red de proyectos para la economía social en el territorio saharaui para beneficio de personas sin recursos. Es politólogo, experto en economía social y presidente de Alter Forum, la ONG líder en el Sahara (www.alterforun.org). Es diplomático correspondiente de la Academia Española del Reino de España. Autor del libro Duna Desnuda y de Escribir sobre dunas (Sahara).

Imagen: LVÁ

La Voz del Árabe (LVÁ) – EDITORIAL – Cd. De México, marzo 13 del 2020

 

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Un comentario en «AUTONOMÍA O LA VÍA MÁS PRAGMÁTICA Y REALISTA DE UN CONFLICTO QUE YA DURA DEMASIADO»

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