2014: UN AÑO DIFÍCIL PARA LÍBANO

La guerra contra Gaza durante julio y agosto también fue una tragedia para el pueblo palestino…

Nouhad Mahmoud

Este año no fue fácil para Líbano. El país vive en una región explosiva. La situación en la vecina Siria empeoró con los más de 250 mil muertos en los últimos tres años y medio. La emergencia del Estado Islámico en Siria y en Irak, junto con su dominación en grandes porciones de los territorios de estos países fue un desarrollo muy peligroso para la existencia de todos los países del Levante, y que alertó a la administración estadounidense para formar una coalición mundial, en contra del fenómeno extremista  que está cometiendo atrocidades en contra de los civiles y minorías religiosas de una forma sin precedentes.

La guerra contra Gaza durante julio y agosto también fue una tragedia para el pueblo palestino, después del fracaso de las pláticas de paz entre israelíes y palestinos, las cuales fueron patrocinadas por Estados Unidos en abril pasado. Dentro de este tenebroso retrato, Líbano comenzó el 2014 sin gobierno, después de la renuncia del Primer Ministro Mikati en marzo del 2013.

Hacia fines de febrero, el Primer Ministro Tamman Salam, pudo formar un gobierno de coalición, donde los partidos religiosos y políticos principales estuvieron representados. Los seis años de la administración del Presidente Michael Suleiman terminaron el 24 de mayo sin un sucesor hasta el momento.

A  pesar de las numerosas sesiones convocadas para elegir un nuevo presidente, el Parlamento libanés fracasó en realizar su tarea principal, y el país lleva los últimos seis meses sin Jefe de Estado, y probablemente  así permanecerá hasta el fin de este año y principios y el 2015.

Las divisiones y la polarización política entre los líderes libaneses, ha convertido al país en rehén de los conflictos entre los diferentes intereses regionales e internacionales. Nuevamente, la elite política libanesa  demostró sus debilidades y su egoísmo.

Durante la primera mitad del año, hubo explosiones sangrientas en los suburbios sureños de Beirut. El saldo de muertos y cientos de heridos, representó a las víctimas de los actos criminales perpetrados por los islamistas de la oposición siria en contra de la población en donde Hezbolá es dominante. Fueron actos de terror en represalia contra la intervención militar de Hezbolá en Siria, en apoyo del régimen del Presidente Assad.

Estos eventos criminales pudieron desencadenar una confrontación entre chiitas y sunitas en diferentes partes del país. La sabiduría política evitó que escalara, y las fuerzas de seguridad libanesas, junto con el ejército probaron durante todo el año la capacidad de descubrir planes diabólicos, y grupos terroristas antes de que pudieran llevar a cabo sus macabros planes.

Este año en particular fue muy difícil para el ejército libanés. Es la institución nacional que no tiene tintes de divisiones sectarias, y que tiene la tarea de proteger al país en contra de los enemigos internos y externos.

El ejército se volvió el objetivo de varios ataques por parte de los elementos armados extremistas afines a la oposición siria. El ataque más importante fue en la ciudad fronteriza de Arsal en agosto, donde oficiales y soldados fueron asesinados y otros más aún están secuestrados.

Otra gran batalla contra los extremistas estalló en octubre en la ciudad norteña de Trípoli y en otras partes de la región de Akkar. En ambos casos el ejército sufrió, pero el plan de los terroristas fue abortado y Líbano se salvó de un peligroso deterioro, mediante la valentía de sus soldados. El ejército libanés se puso a la altura de fuerzas que han derrotado a otros ejércitos mayores y mejor equipados en Siria y en Irak.

El ejército libanés recibió u estímulo por medio de las donaciones de tres mil millones de dólares en armas, anunciados por el Rey Abdullah de Arabia Saudita, lo cual representó una  iniciativa sin precedentes en el momento en el que más se necesitaba. Unos pocos meses después, se presentó otra donación de miles de millones de dólares por parte de los saudíes como un acto de apoyo hacia el gobierno libanés, y sus fuerzas armadas en lucha contra los terroristas.

Aparte de los problemas de seguridad, Líbano enfrenta el abrumador reto de ser el anfitrión de un millón y medio de refugiados sirios. Ellos representan una pesada carga para la infraestructura y economía libanesa. Las pérdidas son en miles de millones, y la comunidad internacional no está respondiendo de una manera suficiente a las necesidades urgentes de la sociedad anfitriona y sus miserables huéspedes, los refugiados sirios. Su presencia abrumadora, y aparte de la carga económica y social. Muchos de ellos representan una amenaza para la seguridad del Estado y sus ciudadanos. Algunos de ellos están armados y están organizados como células en conexión con la oposición siria extremista, lo cual representa un peligro permanente dentro de Líbano en sí mismo.

Todas estas dificultades tienen efectos en la economía libanesa y en la vida diaria de las personas. Los libaneses están enfrentando la competencia por mano de obra barata, y muchos de ellos perdieron sus trabajos e ingreso debido a estas inconvenientes condiciones.

A pasar de todas las negatividades en el panorama, Líbano aún es un lugar seguro para muchas personas en la región. Comparando con la sangrienta y explosiva situación en Siria, Irak y Palestina, Líbano aún es un país en paz. Es una paz frágil, pero para todos los que viven el día a día, es un alivio el no estar constantemente expuestos a los peligros y a los actos impredecibles por parte de la autoridad  de facto en un área o en la otra.

Este verano se celebraron eventos artísticos y conciertos en todo Líbano. Es la época de expresar amor por la vida, y para desafiar todos los peligros en donde nadie sabe qué traerá el mañana. Esta es la forma libanesa de beneficiarse de todas las oportunidades disponibles… es un fatalismo optimista que muestra gente práctica desde hace medio siglo… con éxito.

El 5 de octubre  el Parlamento libanés extendió su periodo hasta el 2017, debido a las condiciones de seguridad, pero también para evitar un vacío constitucional, en donde no hay presidente, el proceso legal para formar un nuevo gobierno será complicado y controversial. La crítica principal para esa iniciativa es que algunos miembros que fueron renovados, hasta este momento fracasaron para dar a conocer y para elegir un presidente, a pesar de la inestable situación política que debió de haber sido la razón para las instituciones del Estado que enfrentan peligros inusuales.

La clase política en Líbano está probando su debilidad y limitaciones cuando se requieren la solidaridad, visión y nacionalismo. El único país árabe con presidente cristiano está tratando el dilema con curioso sentido de indiferencia e irresponsabilidad.

Articulo reproducido en la revista “Maronitas” (46, 47, 48,49) Dic. 2014, con autorización del autor. / www.sancharbel.org.mx

La Voz del Árabe (LVÁ) – EDITORIAL – Cd. de México, enero 18 del 2015

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