SI DEJO DE VIVIR POR MIEDO A MORIR, YA EMPECÉ A MORIR POR NO VIVIR
– Nos venden esperanzas intangibles, al tiempo que nos ocultan las potenciales atrocidades, que son tan evidentes que ya no pueden seguir ocultándose.
Mauricio Saraya Ley*
Cuando era pequeño escuché hablar sobre una enfermedad terrible a la que el presidente Nixon declaró la guerra años después. Una guerra que estaba destinada a perderse, porque nunca se libró con pretensión de ganarla. El costo de la avaricia no lo permitiría y el compromiso de llegar a los altos mandos también estaba previamente comprometido. Pero no estamos hablando de sólo los Estados Unidos, sino de la mayoría de los países donde sólo se llega al poder cuando se le ha perdido el asco a lo putrefacto.
El Cáncer, enfermedad no transmisible que se expande desde entonces, muy particularmente en el mundo Occidental tan lleno de “estilos de vida y consumo tan poco civilizados” continúa siendo una de las principales causas de muerte a nivel mundial. Pero lo peor del cáncer es que ¡en la inmensa mayoría de los casos es prevenible! Y lo mismo sucede con las enfermedades coronarias, con la diabetes y con muchos otros males que han cobrado decenas de millones de vidas ante la pasividad de reconocer un estado de emergencia con regulaciones que generasen Salud desde la Raíz.
Sin suficiente información y sin buena educación, no puede haber prevención. Con un sistema médico caótico, donde hasta los mejores médicos (maravillosos seres humanos) influenciados por los intereses de las grandes farmacéuticas y de las Aseguradoras, con un enfoque sesgado de la salud, saben mucho de enfermedad y de medicamentos, pero ejercen muy poca influencia sobre cómo guiar a la sociedad para que la población adopte estilos de vida saludables, con lo que esa pesadilla que sonaba tan lejana hace 5 o 6 décadas se fue haciendo cada vez más presente y cercana. “La proliferación sigue al alza”.
Sí, hoy día vivimos más tiempo, pero menos saludables, y la calidad de vida de los adultos mayores se eclipsa cuando su codependencia crónica a montones de medicamentos les alivia algunos síntomas, al tiempo que como efecto colateral les enferma de otros.
Entrañables amigos y familiares se han ido apagando a lo largo del camino por esta causa, y ningún gobierno hizo nunca lo preciso para tratar más allá de dientes para afuera de evitarlo. Apenas empiezan a asomarse regulaciones saludables con los nuevos etiquetados frontales de productos industriales que todos deberíamos aplaudir y apoyar (iniciativa de los países subdesarrollados) no obstante han tratado de ser bloqueados por la avaricia de riquezas materiales de unos cuantos (donde la riqueza espiritual se ha radicalmente desplazado).
Debemos reconocer que esto no ha sido accidental, sino que obedece a los intereses económicos del contubernio que existe entre los gobernantes que regulan a la industria y sus empresas, mismas quienes les financiaron el camino a los primeros para que llegaran a ser gobernantes.
Hoy vivimos una suerte de thriller de ciencia ficción, inundados en toxicidad ilimitada donde hace mucho la ciencia superó a la ficción, desafortunadamente a favor de las minorías privilegiadas y en contra de las grandes masas, quienes paulatina y aceleradamente están perdiendo toda su autonomía, sus derechos, su modus vivendi, su libertad y su dignidad, sometidas por un miedo absurdo e irracional que les orilla a entregar su poder titánico a un minúsculo puñado de hipócritas y cínicos bien organizados.
Nos tratan como imbéciles, ¿será que nos lo estamos ganando a pulso? Ineludiblemente me asalta la pregunta: ¿De qué carajos me sirve la vida si no la vivo? ¡No sea que por vivir me vaya a morir en el camino! Como si el miedo previniera la llegada de la muerte, cuando en realidad nos acerca mucho más a ese momento, al tiempo que nos arranca toda ilusión por seguir estando vivos.
Y es que si pretendemos educarnos a través de lo que nos dicen los medios de comunicación masiva estamos fritos, ya sean noticiarios u otros programas (que al final son eso, programación de las masas) pagados precisamente por todos los actores que se han enriquecido a base de hacernos daño (tabaco, alcohol, comida y bebida basura, un gran porcentaje de farmacéuticas sin escrúpulos, cuyo negocio es lucrar con la enfermedad, no con la salud, y un largo etcétera continúa).
Sin indagar más allá de lo que dichos medios y las redes sociales nos dicen como si fueran verdades absolutas, censurando cada vez con mayor fuerza todo lo que les resulta incómodo porque invita al espectador a abrir los ojos, seremos como fieles perros a los que su amo patea por capricho, sabiendo que a los pocos minutos estos les volverán a lamer la suela del zapato.
Los gigantes de Silicon Valley son ciertamente los grandes monopolios de la tecnología y las redes sociales que están desempeñando un papel central en la ingeniería social que se está llevando a cabo actualmente, para allanar el camino para el “reinicio” tecnocrático de la economía global y la forma de vida. Ese plan simplemente no puede ocurrir sin que un número suficiente de la población esté a bordo con una conducta autoritaria que no respeta la diferencia de pensamiento, e incluso se cierra a toda posibilidad de diálogo.
Su lema de siempre: “divide y vencerás”. Eventualmente, todos serán atacados. El discurso aceptable seguirá reduciéndose hasta que todos tengan algo que perder al abrir la boca y expresar una opinión. Es inevitable, por lo que apoyar la censura y a las plataformas que la promueven es tan poco aconsejable.
Nos dicen que son millones de nuevos contagiados a través de una prueba tan deficiente e imprecisa que hasta la prostituida OMS finalmente lo ha aceptado. Nos instan a ponernos una vacuna que en realidad no nos previene de adquirir la infección y tampoco de contagiarla, ni es capaz de crear inmunidad de rebaño simple y sencillamente porque, aunque le llamen así, no es lo que estrictamente se conoce a través de la historia como vacuna. Nos venden esperanzas intangibles, al tiempo que nos ocultan las potenciales atrocidades, que son tan evidentes que ya no pueden seguir ocultándose. Por algo California ha suspendido la aplicación inyectable de Moderna, y China solicita entre muchos otros que también se suspenda la de Pfizer, mientras que supuestamente se investigan las decenas de muertes causadas por sus efectos colaterales.
¿Te han hablado de los riesgos? ¿Te han contado que el noventa y tantos por ciento de efectividad que reclaman no está relacionado en absoluto con la prevención de enfermarte y en dado caso de seguir contagiando? ¿Qué todos los ensayos que se han hecho con este tipo de vacunas en animales han sido un rotundo fracaso? ¿Qué demasiadas veces los riesgos superan por mucho los posibles beneficios? ¿Por qué no han paralizado nunca al mundo por enfermedades mucho más mortíferas que siguen y seguirán matando a la población simple y sencillamente porque sus causales lucran con las causas?
SI, CLARO QUE EXISTE DICHA ENFERMEDAD, CLARO QUE EL COVID PUEDE MATARTE, PERO SI ACASO PERTENECES AL MENOS DEL 2% DE LOS QUE HAN DE MORIR POR ELLO, NO OLVIDES QUE PROBABLEMENTE SI SIGUES ALIMENTANDO EL MIEDO PERTENECERÁS AL CONFIRMADO 16% DE LOS QUE MUEREN POR AFECCIONES CARDIACAS Y/O CONSECUANTEMENTE TU DETERIORADO SISTEMA INMUNE TE HARÁ MÁS PROPENSO A SUFRIR TODAS LAS ENFERMEDADES. NO DEJES DE VIVIR PORQUE AL FINAL, TARDE O TEMPRANO HABRÁ QUE ACEPTARLO: TODOS NOS VAMOS A MORIR.
Dejar de mostrar de frente nuestra sonrisa, de frecuentarnos, de tocarnos y abrazarnos, de demostrar nuestro cariño en la forma que aprendimos a hacerlo desde niños, orar, cantar, reír, amar, vivir, porque el discurso dominante ha pretendido que veamos al COVID 19 como un monstruo abominable, cuando sólo es una más de las miles de formas que existen de morir, y que definitivamente no figura entre las principales, es dejar de razonar y disfrutar de la vida mientras la tenemos. La gente se está enfermando mental y físicamente mucho más allá del virus, y nos volvemos cómplices pasivos e involuntarios cuando no alzamos la voz en contra de las evidencias.
Nos ocultan información vital, como el hecho que señala a esta criminal enfermedad, creada en un laboratorio chino con presupuesto del gobierno estadounidense, como una buena alternativa para librar la tercera guerra mundial, pero sin bombas ni armas nucleares, sino biológicas apoyadas por la ingeniería social, donde el antídoto será asequible sólo para quienes los intereses de los protagonistas convengan y por ahora, también para quienes aborden un nuevo paradigma de lo que vivir saludablemente significa. “Esto no es una teoría de conspiración, es una realidad” y es importante aclararlo porque sólo señalando el origen evitaremos la generación de nuevas pandemias mortíferas en un futuro cercano.
Al estilo del mal orquestado 11 de Septiembre, ensayo mal llevado que aun así logró adoctrinar y manipular a tanta gente y hacerle creer que el auto terrorismo provenía del mundo externo, esta cuarta revolución económica nada tiene que ver con protegernos de un virus venenoso, pues nunca nos han protegido de los no cientos, sino miles de tóxicos que sistemáticamente nos envenenan (Aspartame, Glifosato, Dioxinas, Asbestos, Mercurio, Radiaciones electromagnéticas, Metales pesados. Fluor, Parabenos, Ftalatos, etc., etc.)
¡Por favor abre los ojos! ¡Demostremos que sí nos diferenciamos de los animales irracionales! ¿No prefieres morir libre, de pie con la frente en alto, en lugar de esclavo de tus miedos insensatos, con la cabeza baja y de rodillas esclavizado? Aprendamos a vivir con alegría y valentía cada día, porque no sabemos cuándo llegará el último.
Te invitamos a leer nuestros agresivos, contundentes y bien documentados artículos que hemos venido publicando desde el año pasado acerca del tema que hoy ha cambiado la vida de todos, ya que nos da la oportunidad de razonar, de unirnos y de reivindicar, con nuestros actos, si acaso aún se puede, el destino del ser humano.
*MAURICIO SARAYA LEY – Ganador de los premios: “EL HERALDO”, “La Letra Impresa”, “Premio Nacional Rincón Gallardo”. En 2003 publica su primera novela “Efervescencia”. Se han adaptado sus cuentos para cortometrajes. En 2013nace “Ruido”, libro de su autoría de denuncias con propuesta filosófica . Desde 2018 es director de AMORCC y colabora con La Voz del Árabe desde su fundación. Activista bien documentado que aplaude el escepticismo y actúa con valentía invitando a sus lectores a la reflexión, aun cuando su reputación s ponga en tela de juicio ante la incomodidad de muchos.
Imagen: LVÁ
La Voz del Árabe (LVÁ) – EDITORIAL – Cd. de México, febrero 8 del 2021
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