DÍA DEL SOLTERO Y LA SOLTERA: ¿POR ELECCIÓN O POR CONTEXTO?
– El Día del Soltero responde a una coyuntura demográfica muy particular
Michel Olguín Lacunza
Cada 11 de noviembre se conmemora el Día del Soltero, una fecha que nació en China en los años noventa y que hoy ha trascendido fronteras. Aunque muchos lo asocian con el consumismo y las ventas en línea, su origen tiene una raíz mucho más profunda: un fenómeno demográfico que refleja cómo la sociedad contemporánea redefine el amor, la pareja y la vida individual.
En entrevista para UNAM Global, Carlos Welti Chanes, investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, explicó que esta celebración “surgió de una combinación entre razones demográficas y comerciales”.
En China, el país con una de las economías más dinámicas del planeta, el gobierno y las empresas han sabido aprovechar las transformaciones sociales para impulsar el consumo, incluso desde los patrones poblacionales.
“El Día del Soltero responde a una coyuntura demográfica muy particular”, señala Welti. “Tras décadas de la política del hijo único, en China hay un desequilibrio profundo entre el número de hombres y mujeres. Muchas familias preferían tener varones, lo que llevó a un déficit de mujeres en edad de casarse. Hoy una gran parte de la población china permanece soltera, y eso también impacta en la economía y en la estructura social”.
A partir de esa realidad, el 11 de noviembre —por los cuatro números uno del 11/11, símbolo de individualidad— se convirtió en una fecha para celebrar la soltería, pero también en un evento comercial global.

Más allá de China – Sin embargo, más allá del origen oriental, el fenómeno de la soltería se ha extendido a muchos países, incluido México, donde las condiciones económicas, sociales y culturales transforman las dinámicas familiares.
De acuerdo con el INEGI, el 29.6% de la población mexicana se declara soltera, y esa proporción crece entre los jóvenes. Para el especialista, este aumento responde a diversos factores.
“En el pasado, las relaciones conyugales se formalizaban con el matrimonio, muchas veces a raíz de un embarazo. Pero la aparición de los anticonceptivos modernos, especialmente la píldora, permitió separar el acto sexual de la procreación. Eso cambió radicalmente la estructura social y dio paso a lo que llamamos la generación del amor libre”.
La transformación más importante del siglo XX fue el cambio en la condición social de la mujer. “Las mujeres ya no están condenadas al matrimonio ni a la maternidad como destino impuesto. Ahora tienen la opción de decidir. Esa libertad modificó las normas sociales y dio paso a nuevas formas de vida y convivencia”.
Sin embargo, la independencia personal no es el único factor. La incertidumbre económica, la inseguridad y la falta de oportunidades laborales influyen directamente en las decisiones de las nuevas generaciones.
“Antes, cuando uno terminaba la universidad, tenía casi asegurada una plaza de trabajo y con ello la posibilidad de formar una familia. Hoy eso ya no ocurre”.
Las políticas públicas actuales no ayudan a revertir el problema. “Programas sociales sin condiciones claras fomentan una generación que no se responsabiliza plenamente”.
Otro aspecto preocupante es la sustitución de las relaciones humanas por vínculos afectivos con animales de compañía. “Cada vez más personas, especialmente mujeres jóvenes, optan por tener mascotas en lugar de pareja. Eso refleja una dificultad para establecer compromisos profundos. No es que tener perros o gatos sea malo, pero sí es preocupante que se sustituyan las relaciones humanas por vínculos con animales. A largo plazo, esto puede tener consecuencias demográficas y sociales graves”.
Más solteros – Para Welti, el crecimiento de la población soltera está ligado con el envejecimiento global. “La caída en la fecundidad genera un aumento en la población de adultos mayores. Es un fenómeno que ya preocupa a muchos países. Sin nuevas generaciones, la estructura social se desequilibra y el sistema económico se vuelve insostenible”.
La soltería no es negativa, pero sí un reflejo de los retos actuales. “No creo que ser soltero sea motivo de orgullo, tampoco debe verse como un fracaso. Lo ideal sería que las personas puedan elegir libremente, sin presiones económicas ni sociales. El problema es que la falta de condiciones estables ha convertido la soltería en una consecuencia, más que en una elección”.
El Día del Soltero, entonces, va más allá de las compras en línea o los mensajes de amor propio. Representa un espejo de la sociedad moderna: más libre, pero también más incierta. Una sociedad donde las relaciones afectivas, las estructuras familiares y las expectativas económicas cambian más rápido que nunca.
“Los procesos demográficos son fundamentales para entender todo lo que vivimos actualmente. No se trata solo de celebrar o lamentar la soltería, sino de comprender qué provoca estos cambios y cómo podemos construir una sociedad más equitativa, estable y humana”, concluyó.
Información: GlobalUNAM / Imagen: GlobalUNAM
La Voz del Árabe (LVÁ) – CULTURA – Cd. de México, diciembre 16 del 2025
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