viernes, diciembre 19, 2025
Especiales

EL ABOGADO DEL DIABLO

– Como estudio del mal, El abogado del Diablo es impresionante. Sus componentes sobrenaturales, que lo mismo dan para algo serio que para una parodia…

Creer en el Diablo es creer en la realidad tangible del Mal, y El abogado del Diablo la película de 1997, es una película que acomete un más que loable esfuerzo por hacernos creer en la existencia de ese mal, no solamente como algo real y palpable, sino además cotidiano, una fuerza capaz de manipular al hombre incluso sin que este lo sepa realmente. Esta cinta de Taylor Hackford, componente de esa breve ola metafísica que corrió a finales de la década de los noventa en el cine hollywoodense, es quizás la más destacable de su conjunto.

En realidad, no estamos hablando de una película de terror, si bien hay muchos elementos que podrían catalogarse como tal. En vez de eso, lo que tenemos es una fábula moral del comportamiento típicamente humano, personificado en la figura de Kevin Lommax Keanu Reeves, un abogado pueblerino que nunca ha perdido un caso y que súbitamente es catapultado a las altas esferas neoyorquinas al convertirse en el nuevo fichaje de una importante firma capitaneada por uno de los «peces gordos»: el fascinante John Milton, Al Pacino. Al principio todo es un idilio de rosas, ya que la escalada de prestigio y dinero que llueve sobre Kevin y su esposa, Charlize Theron, no hace sino confirmar que el éxito ha llegado para quedarse, pero a medida que el joven abogado se adentra en los negocios oscuros de la firma para la que trabaja, así como la tentadora vida de excesos que va con ello, comienzan a aparecer indicios de que su jefe podría pertenecer a esferas no del todo terrenales. Después de todo, se llama John Milton, así que debería quedar claro.

Como estudio del mal, El abogado del Diablo es impresionante. Sus componentes sobrenaturales, que lo mismo dan para algo serio que para una parodia, son opacados por la exposición tan cotidiana que hace de lo que significa realmente trabajar para la causa del «Diablo».

Kevin es un personaje ciego, con la mente completamente puesta en los medios para conseguir lo que quiere y manipular la opinión de los demás con medias verdades, hipocresía autoindulgente y sobre todo, confusión sobre los demás. Es un hombre que gana juicios pero que es incapaz de emitirlos, ya que no le importa en lo más mínimo si defiende a alguien que es o no culpable. El reino del Diablo, al menos de la forma como se presenta en la película, es el reino de la libertad sin responsabilidad, de la estimulación del ego humano «hasta que cada hombre sea un aspirante a emperador», sumiendo al mundo en el caos, un mundo cuyo centro neurálgico se representa en la ciudad de Nueva York, una urbe inmensa de grandes torres que se representa aquí como una auténtica Babilonia, en palabras de la religiosa madre de Kevin, una ciudad de grandes oportunidades y lujos pero también portadora de una Maldad que se aloja en los círculos de poder y cuya influencia afecta hasta a los elementos más bajos.

Todo esto es resumido en el ya famoso monólogo climático del personaje de Al Pacino, quien a pesar de repetir básicamente la misma actuación que hace siempre, tiene las mejores líneas de diálogo de toda la película.

Si la cinta falla a veces, es debido quizá a la presencia de su protagonista Keanu Reeves, un actor que fácilmente podría ser sustituido por una piedra sin que con esto la película perdiera nada. Por fortuna, ni siquiera él puede echar por tierra esta película, cuyas virtudes logran estar incluso por encima de sus actores.

En definitiva, es una película con un estupendo planteamiento muy interesante y con un excelente clímax. Las ideas que lanza, además, son lo suficiente estimulantes para que se merezca un puesto de honor entre las obras cinematográficas que hacen de Lucifer su particular temática. Recomendable hasta más no poder.

Elenco:

  • Keanu Reeves como Kevin Lomax
  • Al Pacino como John Milton / Satanás
  • Charlize Theron como Mary Ann Lomax
  • Jeffrey Jones como Eddie Barzoon
  • Judith Ivey como Alice Lomax
  • Connie Nielsen como Christabella Andreoli
  • Craig T. Nelson como Alexander Cullen
  • Heather Matarazzo como Bárbara
  • Tamara Tunie como Jackie Heath
  • Murphy Guyer como el padre de Bárbara
  • Rubén Santiago-Hudson como Leamon Heath
  • Miguel Lombardo como el juez Poe
  • Monje Debra como Pam Garrety
  • Vyto Ruginis como Mitch Weaver, Departamento de Justicia
  • Laura Harrington como Melissa Negra
  • Pamela Gray como Diana Barzoon
  • Mohammad B. Ghaffari (como MB Ghaffari) como Bashir Toabal
  • George Wyner como Meisel
  • Neal Jones como Larry, un reportero de Florida
  • Don Rey como el mismo 
  • Roy Jones Jr. como el mismo (sin acreditar) 
  • Delroy Lindo como Phillipe Moyez (sin acreditar) 
  • Chris Bauer como Lloyd Gettys
  • Mónica Keena como Alessandra Cullen
  • el senador Al D’Amato como el mismo 
  • Duro Nayyar como Parvathi Resh
  • tomatito José Fernández Torres como el mismo, guitarrista flamenco
  • potito Antonio Vargas Cortés como el mismo, cantaor de flamenco.
  • Elena Andújar como ella misma, cantante y bailarina de flamenco

Andrés Neiderman escribió El abogado del diablo como novela, publicada en 1990 por Simón y Schuster.  Convencido que su historia podría adaptarse al cine, Neiderman contactó con Warner Bros. y afirmó haber logrado la venta con la sinopsis: «Trata sobre un bufete de abogados de Nueva York que solo representa a culpables y nunca pierde». 

Se presentaron varias adaptaciones cinematográficas de El abogado del diablo a los estudios de cine estadounidenses, con Joel Schumacher como director y Brad Pitt como el joven abogado. Schumacher planeó una secuencia en la que Pitt descendía al metro de Nueva York, inspirado en los círculos del infierno de la Divina Comedia de Dante. Al no encontrar un actor para interpretar a Satanás, el proyecto fracasó. 

El juicio por asesinato de OJ. Simpson y su controversia impulsaron el relanzamiento del proyecto, con un presupuesto de 60 millones de dólares. Warner Bros. contrató a Taylor Hackford para dirigir este nuevo intento. El director se centró en el drama legal, teorizando: «La sala del tribunal se ha convertido en la arena de gladiadores de finales del siglo XX. Seguir el desarrollo de un juicio sensacional es un reflejo para el público». 

Tony Gilroy lideró gran parte de la reescritura bajo la supervisión de Hackford, quien la concibió como «una obra moral moderna» y un «cuento fáustico». A medida que el guion se desarrollaba, el libre albedrío se convirtió en un tema recurrente, en el que Milton no provocó los accesorios. Hackford solicitó sugerencias para que Milton no matara a Barzoon, ya que este se resistió a sus asaltantes, ni al fiscal federal Weaver, quien, con arrogancia, no se fijó en los vehículos antes de cruzar la calle.

Los guionistas apuntaron el elemento argumental de que Lomax era hijo de Milton y que Milton podía engendrar al Anticristo, ninguno de los cuales aparece en la novela. Hackford citó las películas «La semilla del diablo» y «El perfil» como influencias, ambas exploraban la mitología del Anticristo. Otro cambio respeto a la novela fue convertir a la cliente lesbiana del libro en el pedófilo Lloyd Gettys, evitando así cualquier connotación homofóbica. En una versión inicial del guion, la cita «mejor reinar en el infierno que servir en el cielo» se le atribuye a Milton en lugar de a Lomax. 

Anterior a Al Pacino le habían ofrecido el papel del Diablo en un intento de adaptar la novela de Neiderman, pero antes de las revisiones finales lo rechazó en tres ocasiones debido a la naturaleza estereotipada del personaje. Pacino sugirió a Robert Redford y Sean Connery para el papel. Keanu Reeves prefirió protagonizar El abogado del diablo en lugar de Velocidad 2, a pesar de que le habían prometido 11 millones de dólares por la secuela de su éxito de 1994, Velocidad. Según el equipo de Reeves, el actor era reacio a participar en dos películas de acción consecutivas desesperados de Reacción en cadena (1996). En El abogado del diablo, Reeves aceptó una reducción salarial de millones de dólares para que los productores pudieran satisfacer las exigencias salariales de Pacino. Para prepararse para el papel, Pacino vio la película de 1941 El diablo y Daniel Webster y observó los consejos de Walter Houston como el Sr. Scratch. También Leyó el Infierno de Dante y El paraíso perdido

Connie Nielsen, actriz danesa, fue elegida por Hackford para el papel de Christabella, quien habla varios idiomas, afirmando Hackford que Nielsen ya dominaba múltiples lenguas. Craig T. Nelson fue elegido para un papel atípico, interpretando a un villano.

El rodaje principal comenzó en Nueva York en 1996, pero empezó a tener problemas en noviembre. Los retrasos se debieron al director de fotografía y los ayudantes de dirección originales, mientras que una fuente anónima afirmó que Pacino consideraba un Hackford engreído y ruidoso. Un ejecutivo alegre que Pacino solía llegar tarde al trabajo, aun el productor Arnold Kopelson lo negó. Hackford dijo que Pacino era muy profesional, aunque su estatus le eximia de esa obligación. 

La película completa se puede ver en AMAZON Prime.

Información: Agencia / Imagen: Internet 

La Voz del Árabe (LVÁ) – ESPECIALES – Cd. de México, noviembre 14 del 2025

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