60 AÑOS DE AMISTAD MARRUECOS-MÉXICO

“Ustedes, queridos amigos mexicanos que conocen bien su propia historia, y que cada vez verán más cerca a Marruecos, sabrán que estaremos unidos por la cultura, la historia, la música” – Embajador Abdelfattah Labber.

Luis MIguel Cobo

“A México y a Marruecos nos une una larga y vasta historia, cercana amistad, extenso patrimonio cultural, enorme variedad geográfica, pero, sobre todo, una profunda convicción en los beneficios que tienen la investigación y la educación superior en el desarrollo de nuestras sociedades”, afirmó la secretaria de Desarrollo Institucional de la UNAM, Patricia Dávila Aranda.

La embajada de Marruecos en México celebró el aniversario con la Semana de Marruecos, evento múltiple con el que conmemoró los 60 años de relaciones bilaterales. En conferencia de prensa, el embajador Abdelfattah Labber explicó que “su país se ha convertido en un modelo a seguir en el continente africano, donde el desarrollo de infraestructura, industrial y social ha sumado logros y grandes beneficios para su población, convirtiéndose en el segundo país más importante de la región, después de Sudáfrica”.

En la reunión con los medios se dio a conocer la agenda de actividades musicales y culturales que permitieron a los mexicanos constatar las semejanzas de ambas culturas.

El embajador comentó que “México y Marruecos estaban tan geográficamente unidos que se podía caminar de uno a otro lado sin cruzar por el mar”.

Lo curioso de todo es que hay meteorólogos mexicanos que han respaldado esta misma afirmación del representante norafricano al señalar que el Sahara está a la altura del Golfo de México. Es por ello que tenemos cuatro meses de lluvias, por ocho de un clima formidable. Hace un par de años, el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) reveló que la arena proveniente del Sahara cada año contribuye de manera muy positiva a la disminución de huracanes tropicales, haciéndolos menos peligrosos y con bajas nebulosidades, así como para parte de la flora y fauna mexicana. De hecho, si uno se fija en la cuenca del Golfo de México, su curvatura parece embonar con la parte occidental del continente africano, precisamente por la parte donde se ubica Marruecos en su totalidad.

El Centro Cultural Los Pinos y el Palacio de Minería fueron las principales sedes donde se pudo apreciar exposiciones de artesanías, fotográficas, turísticas y una gastronomía a la vez exótica, pero también con similitud a algunos platillos mexicanos, lo cual es prueba de la gran cercanía y similitud que tienen ambos países.

El embajador Abdelfattah Lebbar adelantó que intensificará sus esfuerzos durante el 2023 para concretar un vuelo directo entre Rabat y la Ciudad de México, lo cual impulsará el turismo, sobre todo, siendo Marruecos el país árabe que más visitantes realiza al suelo mexicano.

Este magno evento, que despertó la curiosidad y atención de muchos mexicanos, coincidió con el excelente desempeño de la selección marroquí, que hasta ese momento había avanzado a semifinales, logrando lo que ninguna nación de la región hasta el momento en la historia de los mundiales. Los Leones del Atlas quedaron en 4° lugar en este mundial de futbol Qatar 22, pero seguramente quedaron el Primer lugar en el corazón de muchísima gente por el triunfo de haber logrado llegar hasta ese lugar…

Por otro lado, la embajada del Reino de Marruecos en México ofreció una cena de gala que se realizó en el Complejo Cultural Los Pinos, en la casa Miguel Alemán, en donde se reunieron amigos de la embajada, medios informativos, diplomáticos acreditados en México y mucha gente más. Hubo, claro está, la música marroquí en vivo con un excelente sonido para apreciar cada tonada de tan maravillosa música, pero sin lugar a duda la cena fue el platillo grande, la comida marroquí que en sí es una delicia se pudo degustar por todos los asistentes que seguramente quedaron satisfechos por lo deliciosos sabores de tan deliciosa comida.

Hubo también los discursos de varias personalidades, pero aquí destacamos el discurso del embajador del Reino de Marruecos en México, Sr. Abdelfattah Lebbar:

Estimada presidenta de la Asociación de Regiones de Marruecos, y presidenta de la Región de Guelmim-Oued Noun, Sra. Mbarka Bouaida. / Estimada directora del Cervantino, Sra. Mariana Aymerich en representación de la secretaria de Cultura. / Estimados presidentes y vicepresidentes de las doce regiones de Marruecos. / Honorables Senadores y Diputados. / Querido amigo Humberto Haddad, subsecretario de Turismo. / Estimada colega y amiga la embajadora amparo Anguiano, en representación del Sr. secretario de relaciones Exteriores. / Estimados directores de la cancillería. / Saludo especialmente la presencia de mis amigos del cuerpo diplomático acreditado en México; gracias a todos por su presencia. / Queridos integrantes de la comunidad marroquí asentada en México. / Amigos representantes de los medios de comunicación. / Estimados invitados y público presente.

Es un honor y un gusto estar con todos ustedes esta tarde de diciembre en un foro magnífico, que por muchas décadas fue residencia oficial de los presidentes de México y que ahora recibe las manifestaciones culturales de todos los rincones del mundo.

El motivo que nos congrega no podría ser más grato: el inicio de la Semana de Marruecos en México para celebrar 60 años de relaciones diplomáticas entre nuestras naciones.

En lo estrictamente personal, a lo anterior se suma el que esta celebración ocurre rodeado de amigos, gente maravillosa que he conocido durante mi estancia en México.

Podría iniciar mi intervención, por ejemplo, dando a ustedes hechos y datos de la vibrante vida cultural marroquí, pero prefiero compartirles una imagen fantástica: antes se podía llegar del puerto de Veracruz a la ciudad de Dakhla caminando…

Claro, estoy hablando de más de 300 millones de años, cuando todos los continentes estaban unidos, y naturalmente, en aquella época no había seres humanos que recorrieran esa distancia… pero ahora, que parece que estamos lejos, alguna traza de nuestros orígenes compartidos se nos quedó en el alma y es fácil darse cuenta de que marroquís y mexicanos somos como hermanos.

Podría contarles más cosas de estas que son la delicia de los expertos… pero prefiero tomar otro camino, ya que esta tarde estamos paseando por la senda de la amistad, y con los amigos uno se siente en confianza.

Desde que llegué a México hace más de tres años me he sentido en un ambiente familiar. Ya en mi primer paseo por las calles y los mercados mexicanos, vi en los colores de la cerámica de Puebla o Guerrero la proximidad asombrosa de la cerámica Zellige de mi país.

La talabartería de Guanajuato me remitía de inmediato al trabajo antiquísimo del cuero en Fès o Marrakesh, tan apreciado y sofisticado en mi país que hemos legado a las lenguas romances un bello término: ¡marroquinería!

Entrar a la casa de mis amigos mexicanos es como entrar a la casa de las familias de cualquier parte de Marruecos: todo mundo habla al mismo tiempo, el centro de la vida es la cocina y todos compiten con los mejores platillos para hacer sentir bien a las visitas.

Y qué decirles de la gastronomía: ¡nuestros platillos a veces se complementan tanto que la fusión de nuestros dos países va a obligar a que muy pronto en Marruecos un buen tajine de cordero se acompañe de salsa de chile macho y en México la barbacoa se sirva con couscous!

Una tarde hermosa, como ésta, en Veracruz, Tabasco, Campeche o Yucatán, escuchando trova o sones, me remite de inmediato al sutil viaje a lo largo de la historia que han hecho las percusiones norafricanas para llegar al Golfo de México a marcar el ritmo y la gracia que acompaña a las manifestaciones musicales locales.

Podría contarles acerca de muchos rasgos más, pero prefiero despertarles el apetito y traerles hasta el centro de esta ciudad, una de las más pobladas y bellas del mundo, una muestra de las cosas que Marruecos tiene para regalarle al mundo: películas, documentales, danzas folclóricas, joyería, productos artesanales, textiles, productos de cuero, comida típica, cerámica, orfebrería y mucho más.

Una vez que ustedes hayan visto con sus propios ojos estas manifestaciones culturales, el siguiente paso será que queden deslumbrados con los cambiantes paisajes de mi patria; que escuchen la música en su entorno natural, las voces de las diversas lenguas locales, los cantos y risas de nuestra gente.

Que respiren profundamente los aromas de las flores en nuestros jardines; a que disfruten y se reconozcan en los dulces, las frutas y los platillos marroquíes; que sientan cómo, de una manera misteriosa, ustedes también pertenecen a esa nación milenaria situada del otro lado del mar, llamada Marruecos.

Gracias a la modernidad impulsada por nuestro Rey, Mohamed VI, Marruecos sabe que su tiempo es ahora.

Es tiempo de abrirse a los países amigos, cercanos o lejanos; Es tiempo de ser la puerta de entrada al continente africano y es tiempo de ser el puente de llegada al mundo árabe, porque somos el pueblo árabe que habla el español desde hace más de mil años.

Así que, además de disfrutar el despliegue de manifestaciones culturales, tendremos también la oportunidad de hacer negocios entre nuestras dos naciones: actualmente tenemos una estructura social similar y una clase media emergente muy poderosa; tenemos jóvenes cada vez mejor formados en las universidades y ellos están saliendo al mundo a hacer crecer sus industrias y sus empresas.

Además, al igual que México, Marruecos está situado al sur de uno de los grandes mercados mundiales: en nuestro caso es el continente europeo, para el que fabricamos autos, aviones, textiles, alimentos y mil productos especializados. El desarrollo industrial de nuestros países se complementa y nuestros mercados se unifican; tenemos que construir alianzas para aprovechar la geo economía del siglo 21.

Por muchas razones este encuentro era impostergable, pero quiero contarles que hace unos días, en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, un joven mexicano, que estudió en una universidad de Marruecos, tomó la palabra para decir que mexicanos y marroquís compartimos nuestros problemas estructurales, pero lo que más me impresionó fue esta frase: “ambos pueblos nos reconocemos en silencio”.

Ese joven tenía razón; pero ahora llegó el tiempo de reconocernos en el dialogo, en las conversaciones entre diplomáticos, pero también entre académicos; de reconocernos en los proyectos de inversión entre empresarios y en la obra de artistas y construir verdaderos puentes entre nuestros pueblos.

Es tiempo de que los mexicanos sepan que la verdadera cultura, esa que aprendemos en casa, en el barrio, en el día a día en nuestras ciudades, es la que nos permite la convivencia pacífica con nuestros hermanos y amigos, en cualquier parte donde se encuentren.

Esta primera Semana de Marruecos en México es, entonces, la oportunidad para acercarnos como amigos y como socios.

Es por esta razón que más de 50 personalidades marroquíes han cruzado el mar para encontrar sus colegas y homólogos mexicanos, trazar puentes de cooperación fructífera entre nuestras naciones.

No puedo finalizar mis palabras sin agradecer al Dr. Enrique Graue, al que deseamos una pronta recuperación, Rector de la Máxima casa de estudios de México, la UNAM, y quien este año recibió de las máximas autoridades académicas el Doctorado Honoris Causa por la Universidad Mohammed V de Rabat, todo su apoyo para abrirnos el Palacio de Minería y para dar continuidad al diálogo académico entre nuestras universidades. Muchas gracias, querido Rector.

Quiero agradecer también a la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, y a todo su equipo, la preparación del Complejo Cultural Los Pinos para recibir a los diferentes grupos de marroquís que visitan México, muchos de ellos por vez primera. Muchas gracias por el esfuerzo que han hecho para albergar las manifestaciones culturales del Reino de Marruecos.

Ustedes, queridos amigos mexicanos que conocen bien su propia historia, y que cada vez verán más cerca a Marruecos, sabrán que estaremos unidos por la cultura, la historia, la música. Les pido que no olviden que del otro lado del océano Atlántico hay un pueblo amigo, el pueblo de Marruecos, que espera que ustedes se mantengan cerca de nosotros y que siempre tomen partido por la unidad y la soberanía de Marruecos, que tomen partido por el honor, la integridad y el bienestar del pueblo marroquí. Les agradezco mucho el privilegio de su atención y el regalo de su amistad.

¡Viva México! ¡Viva Marruecos!

 

 

 

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*Luis Miguel Cobo – Escritor y periodista desde hace más de 30 años, ha trabajado en medios informativos mexicanos y como gerente de Prensa & Relaciones Públicas en varias empresas trasnacionales. Fotógrafo profesional acreedor a varios premios y un sinnúmero de exposiciones. Cofundador y Director General de La Voz del Árabe.

La Voz del Árabe (LVÁ) – MARRUECOS – Cd. de México, diciembre 19 del 2022

 

Las declaraciones y opiniones expresadas en esta publicación sitio web en Internet son exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de La Voz del Árabe.

Luis Miguel Cobo

Luis Miguel Cobo – Escritor y periodista desde hace más de 30 años, ha trabajado en medios informativos mexicanos y como gerente de Prensa & Relaciones Públicas en varias empresas trasnacionales. Fotógrafo profesional. Director General de La Voz del Árabe.

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