HIMNO NACIONAL MEXICANO
– El presidente Manuel Ávila Camacho, durante la participación de México en la Segunda Guerra Mundial, promulgó un Decreto que oficializaba el himno y lo limitaba a las estrofas I, V, VI y X, más el estribillo. Por ese decreto se prohibió alterar, corregir o modificar la letra o la música…
El Himno Nacional Mexicano es uno de los tres símbolos patrios establecidos por la ley mexicana junto con el escudo y la bandera. Pese a conocerse y usarse como tal desde 1854, solo se hizo oficial en 1943, a partir del decreto expedido por Manuel Ávila Camacho, quien fungió como presidente de México de 1940 a 1946. Y desde febrero de 1984 su uso es regulado por la Secretaría de Gobernación con base en la ley sobre el escudo, la bandera y el himno nacional.
La letra del himno alude a victorias mexicanas en batallas, trata sobre la defensa de la patria, las virtudes del pueblo que la ejerce y el sacrificio que conlleva. Sus estrofas y estribillo fueron compuestas por el poeta potosino Francisco González Bocanegra en 1853, mientras que la música es obra del músico español Jaime Nunó, fue compuesta al año siguiente. En su versión original, el himno está compuesto por diez estrofas, pero en los años noventa cuando fue su oficialización se hicieron varias modificaciones o intentos de modificación, quedó reducido solo a cuatro estrofas y el estribillo a partir de 1943, año en el que se oficializó.
Las características y uso del Himno Nacional Mexicano los regula la ley sobre el escudo, la bandera y el himno nacional, en sus artículos 1, 4, Capítulo V, de los artículos 38 a 49, y el Capítulo Especial de los artículos 57 a 60. Se menciona que el texto del himno y partitura de la música se encuentran autentificados por firma de los titulares de los poderes federales, en una copia triple que se deposita para su resguardo en el Archivo General de la Nación, en la Biblioteca Nacional y en el Museo Nacional de Historia.
Oficialmente, en 1943 se publicó el texto íntegro del himno nacional, con sus diez estrofas y estribillo, pero algunas se recortaron porque hacían referencia a Santa Anna e Iturbide, fue la causa por la que se recortó a solo cuatro estrofas: la I, V, VI y X, de la versión original, y el estribillo. La modificación de la letra fue ordenada primero por el presidente Manuel Ávila Camacho, pero se oficializó en 1984 por el presidente Miguel de la Madrid Hurtado a las cuatro estrofas, con el fin de hacerlo más fácil de interpretar.
En el capítulo especial, artículo 58 de la ley, se presenta una copia de la partitura de la música del himno, consistente básicamente en dos partes: una para el estribillo y otra para las estrofas. En el artículo 42 de la ley sobre el Escudo, la Bandera y el Himno Nacional, se menciona así: El Himno Nacional solo se ejecutará, total o parcialmente, en actos solemnes de carácter oficial, cívico, cultural, escolar o deportivo.
En el caso de las versiones parciales indica que, en planteles escolares y eventos deportivos, tales como los Juegos Olímpicos, las únicas partes del himno que pueden interpretarse o reproducirse son estribillo y estrofa I. Otras salvedades son: para otros casos como los cierres y aperturas de trasmisiones de las radiodifusoras y canales de televisión, pueden alterar dentro de las cuatro estrofas oficiales y previa autorización de la Secretaría de Gobernación la versión que transmiten, aunque nunca pueden acortar las versiones completas que se producen durante ceremonias oficiales.
En ceremonias oficiales en territorio mexicano de instituciones públicas y privadas donde deba tocarse el Himno Nacional y otro extranjero, se ejecutará en primer lugar el mexicano, pero si existe un protocolo, como en los Juegos Olímpicos, se interpretará de acuerdo al orden que marque el protocolo correspondiente de ese acto.
Por otro lado, su uso como distintivo de honor se ejecuta acompañado de otra música, por ejemplo, para hacer honores al Presidente de la República, las bandas militares presentes tocarán la «Marcha de Honor», el caso de honores a la bandera, las bandas de música ejecutarán el himno y a la vez las bandas militares tocarán la marcha llamada «Bandera» y establece un límite a sus interpretaciones en ese caso, dos veces, para hacer honores a la bandera y rendir honores al Presidente de la República. Aunque se indica la salvedad de que cuando sea interpretado por un coro las bandas militares deberán permanecer en silencio para no apagar al coro.
En cualquier caso, los presentes deberán demostrar el respeto asumiendo la posición de firmes, en caso de que existan varones deben tener la cabeza descubierta, salvedad que se hace con militares que disponen de un ceremonial propio.
En el extranjero, las embajadas, consulados y delegaciones oficiales de la Secretaría de Relaciones Exteriores son las encargadas de la vigilancia de la aplicación de la ley y el respeto al himno nacional, evitando su uso comercial y autorizando su interpretación previa consulta con la Secretaría de Gobernación en situaciones que no sean actos cívicos, además de promover su interpretación en actos públicos solemnes realizados por mexicanos. Además, tiene la obligación de solicitar ante el gobierno que está acreditado que prohíba su uso, sobre todo si es de carácter comercial.
En México hay personas que conservan y hablan exclusivamente lenguas indígenas o propias de su cultura de origen, desde el 8 de diciembre de 2005, el artículo 39 de la ley permite la traducción de la letra a las lenguas nativas. La traducción debe ser sancionada por el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas y autorizada por la Secretaría de Gobernación. Hasta 2014, el himno nacional ha sido traducido a las siguientes lenguas indígenas: chinanteco, otomí, mixteco, maya, náhuatl y huasteco. Otros grupos nativos han traducido el himno a sus respectivas lenguas, pero no ha sido sancionado por el gobierno.
Fuera de las lenguas nativas, ha sido traducido al bajo alemán (Plautdietsch). Niños y jóvenes menonitas de México entonan el himno nacional mexicano traducido al alemán dentro de sus colegios cada lunes. En 2008 resultó ganador a nivel estatal un colegio menonita llamado La Esperanza del municipio chihuahuense de Cuauhtémoc, quienes entonaron el himno nacional mexicano en español y una estrofa en su idioma materno.
Desde 2005 es obligación la enseñanza del Himno Nacional en todos los planteles de educación preescolar, primaria y secundaria en el país. Para lograr eso, desde ese año se organiza un Concurso Nacional de Interpretación del Himno por coros infantiles.
En México la Secretaría de Gobernación es la encargada de la vigilancia de la aplicación de la ley, aunque se puede ayudar de las demás oficinas del gobierno federal. Como el caso de la Secretaría de Relaciones Exteriores para otras naciones o la Secretaría de Educación Pública para el caso de la difusión y enseñanza.
Tras la escritura del himno, México seguía enfrentándose a los efectos de una derrota en una invasión estadounidense. El país se sentía desmoralizado y también dividido, debido a la pérdida de aproximadamente la mitad de su territorio, el cual le pertenecía ya a Estados Unidos. De acuerdo con el historiador Javier Garciadiego, quien habló en una ceremonia conmemorativa del 150º aniversario de la aprobación del himno en 2004, el himno hace caso omiso a las divisiones y conflictos y anima la unidad nacional. En esa misma fecha, la Ciudad de México y otras partes del país detuvieron lo que hacían e interpretaron un canto del himno a nivel nacional. Individuos de otras naciones participaron también, mayoritariamente en las oficinas diplomáticas o en lugares donde se encontraban una alta concentración de expatriados de México. El himno también ha sido descrito como uno de los símbolos de la «identidad mexicana».
Entre los pueblos prehispánicos no se tiene noticia de que existiera al menos algo parecido a un himno que se identificara unívocamente a algunos de los altépetl, pero al llegar las tradiciones europeas tras la llamada conquista española, florecieron los llamados himnos religiosos en cuyas letras y música alababan la vida de algún santo o la deidad de la iglesia católica, así como los himnos cívicos que trataban de alabar la llegada de virreyes, de obispos, clérigos, la entronización de reyes españoles y más comúnmente la vida de algún personaje o grupo novohispano, de entre los autores más destacados de ese tipo de himnos tenemos a Manuel de Sumaya, José de Torres y José Aldana, cuya obra religiosa fue profusamente elogiadas en su tiempo y aún hoy, destacan de toda su obra los himnos dedicados a la Virgen de Guadalupe. La primera vez que existió en México algo muy parecido a un Himno Nacional fue la llamada Marcha Real o Marcha Granadera que desde 1761 se empezó a usar en España y sus colonias durante las ceremonias cívicas, autoría de Manuel de Espinosa de los Monteros, fue una obra de cierto agrado que influyó en los años posteriores en el nuevo nacionalismo mexicano que se formó durante la Guerra de Independencia.
Al consumarse la independencia de México en 1821, el nuevo nacionalismo mexicano solo impulsó la creación de un escudo y bandera nacional como símbolo del nuevo Estado. Al parecer, la idea de un Himno Nacional no era una necesidad, por eso durante la entronización de Agustín de Iturbide se cantó el himno religioso Veni Creator en forma especial. Posteriormente, el protocolo de toma del cargo para el primer presidente y vicepresidente de México no incluyó ningún himno o canción usada como un himno.
A pesar de eso, durante ese primer medio siglo, nunca faltaron propuestas informales de himnos que trataron de tomar el lugar. Por ejemplo, durante la etapa final de la Guerra de Independencia se realizó un sitio a la ciudad de Querétaro por parte de tropas Trigarantes, entre esas tropas se encontraba un músico llamado José Torrescano quien compuso un himno muy antiespañol, cuya frase más cuestionada era: Somos independientes / viva la Libertad / viva América libre / y viva la igualdad.
Por eso no fue muy promovido ya que la idea del Ejército Trigarante era lograr la unidad de todos los grupos sociales de la Nueva España.
En lo que se considera el México independiente, en 1822, otro músico de nombre José María Garmendía realizó otro himno que no gustó por estar muy centrado en la figura de Agustín de Iturbide. Por ejemplo, sus primeras palabras eran: A las armas, valientes indianos /a las armas corred con valor /el partido seguid de Iturbide /seamos libres y no haya opresión. Por eso al cambiar de régimen monárquico a republicano este fue totalmente olvidado.
En 1854 se celebraría el 25 Aniversario de “La Victoria de Tampico de 1829” cuando Antonio López de Santa Anna venció al Ejército Español en su intento de reconquista. Buscó Santa Anna festejar por todo lo alto su gran victoria militar donde alcanzó el rango de General de División. El concurso se convocó con la anticipación debida para que el 11 de septiembre del siguiente año se tuviera el Himno Nacional arreglado.
Para la letra se solicitaba enviar la propuesta en sobre cerrado con un seudónimo al Ministerio de Fomento, Colonización, Industria y Comercio en menos de veinte días, tras lo cual se tardarían diez días para definir al ganador, luego de darse a conocer al ganador, la musicalización tendría otro mes para recibir propuestas, tras lo cual se tardaría un mes más para dar a conocer al ganador de la música. En la misma convocatoria se definía que los derechos de explotación de las propuestas pasarían a manos del gobierno central y solo se entregaría una contraprestación a los ganadores. Esta convocatoria fue firmada por el entonces oficial mayor del ministerio Miguel Lerdo de Tejada, el jurado para la letra estuvo formado por José Bernardo Couto, Manuel Carpio y José Joaquín Pesado, mientras el jurado para la música se integró por José Antonio Gómez, Agustín Balderas y Tomás León.
El resultado para la letra se publicó el 4 de febrero de 1854 en el diario oficial junto a la letra, siendo ganador el potosino Francisco González Bocanegra, quien luego se supo que realizó la letra encerrado en una habitación por la que era entonces su prometida, Guadalupe González del Pino, ya que él no quería participar en el concurso. González fue anunciado el ganador en el Diario Oficial del gobierno de la República Mexicana del 3 de febrero de 1854.
Si bien el himno de González Bocanegra es un himno de corte bélico, no lo es de ataque, agresión o expansionismo sino todo lo contrario, es un himno de defensa de la patria y del territorio nacional. Seguramente inspirado en el evento militar que se recordaba y festejaba ese año de 1854 al cumplirse 25 años de la invasión española de reconquista, el poeta narra en sus estrofas la situación y disposición de los mexicanos y la nación ante una invasión extranjera, no así para una guerra intestina y fratricida. Santa Anna, el gran “Vencedor de Tampico” sería recordado en ese himno santanista que incluso le fue obsequiado por González Bocanegra en la dedicatoria la misma noche de su estreno en el Gran Teatro de Santa Anna. El himno reseña una gran victoria militar contra un “extraño enemigo” es decir una nación extranjera. La única gran victoria con esas características que se celebraba en México en esa época era la obtenida en Tampico en 1829.
Tras esa prolongación a ciento ochenta días, fue la propuesta del músico español Jaime Nunó Roca la que ganó. Por entonces Nunó era director de las bandas militares del ejército nacional, ese puesto lo había logrado por invitación de Antonio López de Santa Anna quien lo había conocido en uno de sus varios exilios en Cuba. Su obra con el seudónimo Dios y Libertad, fue declarada ganadora el 12 de agosto de 1854 por medio del Diario Oficial del gobierno de la República Mexicana. El himno fue aceptado el día de la independencia del mismo año. La interpretación inaugural fue dirigida por Giovanni Bottesini, cantado por Claudia Florenti y Lorenzo Salvi, en el Teatro Santa Anna.
Pero no duro mucho su fortuna, el 9 de agosto de 1855 Antonio López de Santa Anna deja la presidencia por última vez y abandona México, Jaime Nunó lo sigue a la Habana y luego se pierde en EEUU. A la vez Francisco González Bocanegra se escondió en casa de un tío para evitar represalias, no vuelve ponerse a descubierto del público, muere de tifo el 11 de abril de 1861 a los 37 años. La causa de ese repentino cambio fue por la llamada Revolución de Ayutla que desde el 1 de marzo de 1854 impulsaba un cambio de gobierno, federalista y liberal.
Por la Revolución de Ayutla los grupos liberales y federalistas se hacen del poder e inicia la llamada Época de la Reforma, la que traería personajes como Benito Juárez, Melchor Ocampo, Ignacio Ramírez, Miguel Lerdo de Tejada, Guillermo Prieto, Juan N. Álvarez e Ignacio Comonfort, como eran contrarios a Santa Anna hicieron lo posible para que se olvidara el himno santanista, si bien no lo prohibieron de ninguna manera alentaron su interpretación, pero poco a poco el himno fue ganando adeptos. Por ejemplo, al final de la Guerra de Reforma cuando las tropas federales retomaban la ciudad de México el Gral. Liberal Florencio María del Castillo relató: “La comitiva se detuvo frente al primer arco para escuchar el himno, cuya letra sentimos no haber conseguido. Terminado el himno, fue entonada la Marsellesa, esa marcha que conmueve los corazones de todos los pueblos y la multitud repitió el estribillo”.
Tras esa época llegó la presidencia de Sebastián Lerdo de Tejada hermano de quien siendo oficial mayor firmó la convocatoria al concurso de 1853, al parecer desde ese momento se impulsó el uso del himno santanista aunque con modificaciones. Tras la caída de su gobierno por el Plan de Tuxtepec, el nuevo presidente Porfirio Díaz empezó a usar el himno santanista de común para las ceremonias oficiales.
En 1901 es encontrado el compositor Jaime Nunó. Un grupo de mexicanos que estaban de viaje en Estados Unidos lo encuentra en la ciudad de Buffalo, Nueva York, lo dan a conocer al presidente y este lo invita a visitar México, acepta y durante su visita por primera vez dirige orquesta y coros para interpretar el Himno Mexicano, pero su visita no resulta cálida y regresa a Nueva York.
Durante su primera visita el 11 de febrero de 1901 tras una sesión solemne se anunció que el Congreso de la Unión concedía a Jaime Nunó y González Bocanegra la cantidad de dos mil pesos de entonces como contraprestación y premio por el concurso de 1853. Por parte de González Bocanegra, el dinero fue recibido por Mercedes Serralde de González Bocanegra como heredera del poeta, además a Nunó se le dieron los 388 pesos que puso de su bolsillo para hacer la primera tirada de la partitura en 1854, lo cual él ratificó en una entrevista al diario El Imparcial del 9 de julio de 1901.
La primera vez que se grabó el Himno en un medio sonoro fue el 28 de julio de 1922 por la cantante duranguense Fanny Anitúa. Su versión, al decir de muchos, fue deficiente y modificada, lo que causó gran polémica al grado de requerir una revisión oficial. Esa revisión demostró los varios cambios que había sufrido el himno, así como la dificultad de interpretarlo completo, por eso se empezó a limitar el número de estrofas, pero sin seguir una formalidad. Por eso el 4 de mayo de 1943, el entonces presidente Manuel Ávila Camacho, durante la participación de México en la Segunda Guerra Mundial, promulgó un Decreto que oficializaba el himno y lo limitaba a las estrofas I, V, VI y X, más el estribillo. Por ese decreto se prohibió alterar, corregir o modificar la letra o la música.
En 1959 la Sociedad Repertorio Wagner S.A. publicó una partitura para que se pudiera interpretar el Himno Nacional Mexicano por parte de las bandas civiles de música, el decreto de 1943 no tenía una partitura anexa y debía conseguirse aparte, además de que no era fácil duplicar el decreto, esa publicación levantó varios gritos de histeria y terror entre el pueblo mexicano, ya que varios periódicos difundieron la supuesta noticia de que Wagner era propietaria o se hacía pasar por propietaria del himno nacional mexicano. Debido a eso, por ejemplo, se dijo que cada lunes los estudiantes debían dar un peso a su escuela para poder interpretar el himno. Lo que a todas luces fue falso.
Otra versión de la venta de los derechos de Jaime Nunó es como sigue, el propio Nunó y dos estadounidenses, Harry Henneman y Phil Hill registraron la música de Nunó con la empresa BMI, Edward B. Marks Music Company fue entonces la editora del himno en EEUU en 1910 y 1911. Por lo que luego de encontrarse con las publicaciones de esa casa editorial varios mexicanos empezaron a propagar el rumor sobre que esa casa comercial era la dueña de los derechos de autor. No obstante, la ley de los derechos de autor en Estados Unidos declara que el himno mexicano está en el dominio público dentro de dicho país, dado que tanto la letra como la música fueron estrenadas antes de 1909. Además, bajo la ley de derechos de autor en México, el artículo 155 expone que el gobierno tiene los derechos morales, pero no el derecho de autor del himno, además de que también en México está en dominio público, ya que se cumplieron los cien años establecidos para su liberación desde el 2008.
Himno Nacional Mexicano – Versión original completa del himno como se conoció en 1853.
Mexicanos, al grito de guerra / El acero aprestad y el bridón; / Y retiemble en sus centros la tierra / Al sonoro rugir del cañón.
I
Ciña ¡Oh Patria! tus sienes de oliva / de la paz el arcángel divino, / que en el cielo tu eterno destino / por el dedo de Dios se escribió. / Mas si osare un extraño enemigo / profanar con su planta tu suelo, / piensa ¡Oh Patria querida! que el cielo / un soldado en cada hijo te dio.
II
En sangrientos combates los viste / por tu amor palpitando sus senos, / arrostrar la metralla serenos, / y la muerte o la gloria buscar. / Si el recuerdo de antiguas hazañas / de tus hijos inflama la mente, / los laureles del triunfo tu frente, / volverán inmortales a ornar.
III
Como al golpe del rayo la encina, / se derrumba hasta el hondo torrente, / la discordia vencida, impotente, / ya los pies del arcángel cayó. Ya no más, de tus hijos la sangre, / se derrame en contienda de hermanos; / sólo encuentre el acero en sus manos / quien tu nombre sagrado insultó.
IV
Del guerrero inmortal de Zempoala / te defiende la espada terrible, / y sostiene su brazo invencible, / tu sagrado pendón tricolor. / Él será del feliz mexicano / en la paz y en la guerra el caudillo. / porque él supo sus armas de brillo / circundar en los campos de honor.
V
¡Guerra, guerra sin tregua al que intente / de la patria manchar los blasones! / ¡guerra, guerra! los patrios pendones / en las olas de sangre empapad. / ¡Guerra, guerra! en el monte, en el valle, / los cañones horrísonos truenen / y los ecos sonoros resuenen / con las voces de ¡Unión! ¡Libertad!
VI
Antes, Patria, que inermes tus hijos / bajo el yugo su cuello dobleguen, / tus campiñas con sangre se rieguen, 7 sobre sangre se estampe su pie. / Y tus templos, palacios y torres / se derrumben con hórrido estruendo, / y sus ruinas existan diciendo: / de mil héroes la patria aquí fue.
VII
Si a la lid contra hueste enemiga, / nos convoca la trompa guerrera, / de Iturbide la sacra bandera, / mexicanos, valientes seguid. / Y a los fieles bridones les sirvan / Las vencidas enseñas de alfombra; / Los laureles del triunfo den sombra / a la frente del bravo adalid.
VIII
Vuelva altivo a los patrios hogares, / el guerrero a cantar su victoria, / ostentando las palmas de gloria / que supiera en la lid conquistar. / Tornaránse sus lauros sangrientos / en guirnaldas de mirtos y rosas, / que el amor de las hijas y esposas, / también sabe a los bravos premiar.
IX
Y el que al golpe de ardiente metralla, / de la Patria en las aras sucumba, / obtendrá en recompensa una tumba / donde brille, de gloria, la luz. / Y, de Iguala, la enseña querida / a su espada sangrienta enlazada, / de laurel inmortal coronada, / formará de su fosa una cruz.
X
¡Patria! ¡Patria! tus hijos te juran / exhalar en tus aras su aliento, / si el clarín con su bélico acento / los convoca a lidiar con valor. / ¡Para ti las guirnaldas de oliva! / ¡un recuerdo para ellos de gloria! / ¡un laurel para ti de victoria! / ¡un sepulcro para ellos de honor!
Himno Nacional Mexicano Completo Letra
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Información: Agencia / Imagen: Agencia-LVÁ
La Voz del Árabe (LVÁ) – MÉXICO – Cd. de México, agosto 20 del 2021
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