DEL LÍBANO PARA EL CORAZÓN, UN ESCRITO ANÓNIMO…
-Texto de un autor desconocido, es hermoso y conmovedor… / FE DE ERRATAS: al final debe decir: “…y no soy de los que rompen su contrato”.
Luis Miguel Cobo
Hace unos días llegó a La Voz del Árabe el presente escrito, como un obsequio por separado de dos queridos, muy queridos amigos libaneses, a quienes agradezco el detalle que, en estos casos, lo dogo abiertamente, es un gran y maravilloso obsequio, un montón de letras formando frases y oraciones que dicen tanto que la palabra “mucho” se queda corta.
Empecé a leerlo en el celular, mis sentidos concentrados en la lectura empezaron a moverse de alguna manera, terminé y viví en la mente lo que aquella persona anónima sintió, vivió y luego escribió, el nudo en la garganta y el corazón arrugado me dijeron: “publica”, y aquí está…
Cuando uno ha convivido con gente libanesa, cuando uno como periodista y amigo los trata ellos ganan el corazón de inmediato, gente buena, correcta, de grandes sentimientos y muy amigable, gante que usa el corazón y no las palabras ni la mente matemática, cuando uno conoce a un libanés de inmediato se hace amigo, cuando uno tiene un amigo libanés lo tiene todo…
Hago gala de aquella frase que se ha leído en letras doradas: QUIEN NO TENGA UN AMIGO LIBANÉS QUE LO BUSQUE…
El escrito que entrego a continuación conmueve, nos llega a tocar fibras sensibles, más aun cuando sabemos y conocemos por demás la grave situación por la que atraviesa Líbano hoy en día desde hace varios años, pero el Líbano es fuerte, sigue en pie y seguirá…
Les dejo, pues, dicho escrito que lamentablemente es anónimo, pero conmovedor, del Líbano para todo el mundo, esperamos guste como a nosotros…
LÍBANO – Estaba en el avión, viajaba de regreso, de Beirut a París, donde vivo desde hace más de 26 años.
En el aeropuerto le di mi pasaporte al oficial de migración, y cuando leyó: “Lugar de nacimiento: Beirut”, me preguntó: – ¿cómo está el Líbano?
-Está bien, respondí. Todo lo que queremos es que le siga yendo tan bien, cómo hasta hoy…
– ¿Cuánto tiempo llevas viviendo en Francia?
– Acabo de cumplir 26 años.
– ¿Y cuándo fue la última vez que regresó al Líbano?
– Fue hace un mes, para pasar las vacaciones de Navidad con el resto de mi familia libanesa.
Me miró sonriendo y dijo: – ¿Cuál de los dos te gusta más, Líbano o Francia?
– La diferencia que hago entre Líbano y Francia es exactamente la que hago entre mi madre y mi esposa. A mi esposa, la elegí, caí bajo su hechizo, la amo, estoy enamorado de ella, pero ella de ninguna manera puede hacerme olvidar a mi madre. No elegí a mi madre, pero sé que le pertenezco. Solo me siento bien en sus brazos, solo lloro en su hombro.
Cerró mi pasaporte, me miró con asombro y luego dijo: – A menudo escuchamos que la vida es muy difícil en el Líbano. ¿Cómo puedes amar tanto a ese país?
– ¿Te refieres a “mi madre”?
Sonríe y me dice: -Asumámoslo.
– Mi madre puede ser pobre, ella no tiene nada que pagar por mis cuidados, mucho menos los honorarios del médico, pero la ternura de su pecho cuando me abraza y el calor de su corazón cuando estoy en sus brazos, son suficientes para curarme.
-Descríbeme al Líbano.
– No tiene la belleza rubia, pero la vista de su rostro te calma. No tiene ojos azules, pero su vista te hace sentir seguro. Sus vestidos son sencillos, pero llevan la bondad y la misericordia en sus pliegues. No se adorna con oro y plata, sino que lleva un collar de espigas de trigo alrededor del cuello, del que se alimenta hambriento.
Los bandidos la robaron, pero sigue sonriendo.
Me entregó mi pasaporte y dijo: – Conozco al Líbano a través de las pantallas de televisión, pero no encuentro nada que me hayas descrito.
– Has visto el Líbano en los mapas y fotos. En cuanto a mí, me refiero al Líbano enterrado en mis entrañas.
– Deseo que tu fidelidad por Francia sea igual a la que sientes por el Líbano… Me refiero tanto a tu fidelidad a la esposa como a la madre.
– Entre Francia y yo hay un contrato al que debo lealtad, y no soy de los que rompen su contrato. Y me gustaría que supieras que esta fidelidad, fue mi madre quien me la enseñó…
Imagen: LVÁ
La Voz del Árabe (LVÁ) – CULTURA – Cd. de México, julio 8 del 2021
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