PALACIO NACIONAL – MÉXICO – Parte II

– El Palacio Nacional es parte de los elementos simbólicos, especialmente porque, al funcionar como despacho presidencial, se volvió el centro emisor de las decisiones y mandatos del presidente de la república.

SIGLO XX – Para las fiestas del Centenario de la Independencia, Porfirio Díaz ordenó en 1901 la rehabilitación casi total del palacio, salvo por el Salón de Recepciones, pero el estado actual del resto de las áreas protocolarias del Palacio Nacional es de esta época. Destacan de estos trabajos los plafones de algunos salones, el Salón Panamericano y la colocación de otro elevador en el área de Hacienda.

Es así como durante 1910 se llevan a cabo diferentes ceremonias en Palacio, siendo de estas la más vistosa y última la «Apoteosis de los Héroes» el 6 de octubre en el Patio Central, para lo cual se construyó con madera y otros materiales varios monumentos alegóricos, siendo el principal un catafalco ubicado en el centro del Patio Central el cual se techo totalmente. Durante el denominado “porfiriato”, el palacio alcanzó una etapa de esplendor en la que alternando con la residencia oficial el Castillo de Chapultepec fue el escenario de innumerables ceremonias y festividades que enaltecían la figura presidencial y revestían al inmueble de la categoría de recinto de gobierno que no tenía desde la época virreinal.

En 1902 el recién construido Salón Panamericano fue sede de la II Conferencia Panamericana, reunión cumbre de la Unión Panamericana a la que asistieron representantes de todos los países del continente.

El 8 de abril de 1908 se ideó un proyecto para transformar de manera radical Palacio Nacional por parte del arquitecto Ángel Bacchini, quien fungió como ayudante de la Dirección de Obras del Palacio Nacional hacia el año de 1909. El proyecto de Bacchini, conservaría los mismos niveles del Palacio Nacional, para que de esta forma la armonía con los patios no se perdería así como con la arquitectura del lugar; el estilo del proyecto fue sugerido por el Secretario de Hacienda, José Ives Limantour, quien propuso que para la transformación del palacio se adoptara el estilo morisco o neo-mudéjar, que presentaba el edificio de correos, aunque se sugirió también que se adoptara el estilo empleado en gran parte de las obras del arquitecto Adamo Boari que era en su mayoría de una mezcla del estilo renacimiento italiano y el gótico isabelino plasmado en sus puertas de acceso y en las ventanas.

Por otro lado, para evitar que el presupuesto inicial se elevara, se decidió no modificar la armonía y distancia entre cada una de las ventanas, imitando de tal forma al Palacio Postal, aunque las únicas modificaciones que se proyectaron fue la supresión de la galería de la planta alta y la erección de un gran torreón que se destinaría a un reloj y para uno de los símbolos más importantes de la historia de México, «la campana de la Independencia». La transformación del Palacio Nacional fue aprobada para que en junio de 1911 dieran inicio las obras de remodelación, pero a raíz de la precaria situación hacendaría resultante de la crisis financiera de 1905, el gobierno federal y el local no contaban con los recursos financieros que pudieran sufragar dichas obras, debido a las cuantiosas inversiones que años anteriores el gobierno había hecho en obras públicas tales como: drenaje, introducción de agua, proyección de edificios públicos y varios más, además de que el presupuesto concebido para la remodelación del edificio superaba las expectativas y por consiguiente su costo era elevado, se decidió dejar de lado el proyecto de Bacchini y seguir financiando las obras públicas que se habían iniciado con anterioridad.

Es así como durante la Revolución mexicana y principalmente durante la Decena Trágica en 1913, que el Palacio Nacional recibe los detrimentos de la guerra, teniendo el daño más fuerte en la zona de oficinas de la presidencia al sur del palacio. En 1914 fue tomado por las fuerzas Zapatistas y Villistas.

En 1926 se inauguró el Salón de la Tesorería, en el espacio que ocupaba la Tesorería desde 1891, y se realizó una reforma al edificio, cuando el presidente Plutarco Elías Calles a iniciativa del secretario de hacienda Alberto J. Pani, mandó construir la galería o tercer nivel de toda la construcción, así como sustituir la piedra blanca de la fachada por el actual tezontle rojizo que lo caracteriza y cambiar muchas de las características que hasta entonces lo distinguían, como eran las estatuas de ángeles sobre las puertas laterales del frente, retiradas cuando el pretil y las torres se fortificaron, se pusieron remates sobre las tres puertas para el asta bandera, se recubrieron con cantera de chiluca las puertas y ventanas, cornisas, pretiles y remates, se colocó la campana dentro de un nicho flanqueado por atlantes, en el interior se construyó la gran escalera central, la escalera de la Secretaría de Hacienda y la sala de oficinas de la tesorería central. Dirigió la obra el arquitecto Augusto Petriccioli, y el arreglo de la tesorería Manuel Ortiz Monasterio.

Entre 1929 y 1935 el muralista Diego Rivera pintó en el cubo de la escalinata una visión panorámica de la historia de México denominada Epopeya del pueblo mexicano, incluyendo una fantasía del mundo del porvenir. En el ala norte del patio central realizó otros murales, entre 1944 y 1952, con temas relativos a la vida de los antiguos pueblos mesoamericanos.

En 1945, el presidente Manuel Ávila Camacho ordenó la creación de las Galerías de los Presidentes y de los Insurgentes, que se ubican en el segundo nivel de los patios que dan al Patio de Honor en la zona de presidencia.

Con la transformación de la figura presidencial en el eje de la vida política del país a partir de la década de 1920, los símbolos del poder de ésta, la silla y banda presidencial, la casa presidencial, etc. se convirtieron en actores de los rituales que daban significado e imagen al ejercicio del poder. Desde luego el Palacio Nacional fue parte de estos elementos simbólicos, especialmente porque, al funcionar como despacho presidencial, se volvió el centro emisor de las decisiones y mandatos del presidente de la república.

El inmueble era importante en ceremonias como la toma de posesión, donde el presidente, luego del desfile multitudinario que lo trasladaba desde la sede del Congreso, iniciaba sus actividades con el tradicional saludo y foto oficial con los integrantes del gabinete presidencial. En la ceremonia del informe presidencial, el mandatario asistía a Palacio para colocarse la banda presidencial e iniciar el recorrido a la sede del congreso. En tanto que el balcón central se convirtió en la tribuna de honor desde donde el comandante supremo encabezaba los desfiles conmemorativos del 1 de mayo, 16 de septiembre y 20 de noviembre. Además de ser el punto de encuentro en manifestaciones de apoyo popular al primer mandatario en el Zócalo, como ocurría en la mencionada toma de posesión o en alguna de las múltiples demostraciones de lealtad de organizaciones campesinas, obreras y populares afiliadas al entonces partido oficial PRI.

Al inicio de la segunda mitad del siglo XX surgió un desprecio y descuido por la herencia colonial en el centro de la ciudad de México, se realizaron obras que contrastaban burdamente con los edificios virreinales. Así por ejemplo edificios tan antiguos como el Hospital de Jesús fueron desfigurados con áreas modernas. El Palacio Nacional no se quedó exento de estas ideas y en la década de 1960, en la parte oriente del antiguo huerto, fueron construidos los edificios Landa para albergar más oficinas de la presidencia, la Primera Zona Militar y de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, con una arquitectura que en nada armonizaba con el entorno del lugar.

Contrario a lo anterior, en 1972, se rehabilitó el recinto parlamentario con base a litografías y descripciones del Siglo XIX, reinaugurándose con una sección especial del Congreso de la Unión el 18 de julio,​ por esos años también se habilitaron otros salones con ideas vanguardistas que contrastaban con el origen colonial del edificio, como lo fue el vestíbulo del Recinto Parlamentario, entre otros.

A consecuencia de las obras del metro y de un proceso de asentamientos desiguales, se resintió la estructura del palacio. En 1971 se creó la Comisión Intersecretarial para las Obras de Palacio Nacional, cuyo objetivo principal era diseñar un plan maestro que atendiera la ingeniería del edificio y orientara la arquitectura de las obras que se desarrollaran. Para empezar, se realizaron trabajos de cimentación para solucionar los daños estructurales de la fachada principal, originados por el asentamiento irregular del complejo, se inició la restauración de las fachadas sur y norte, así como la de Constanzo del Siglo XVIII, que da a la calle de Correo Mayor.

También fueron remodelados los entrepisos de los salones y galerías presidenciales y el Salón Panamericano de la Secretaría de Hacienda, en todos los casos, sus decoraciones, pisos, tapices y mobiliario fueron escrupulosamente restaurados.

Adicionalmente, fue construido un nuevo edificio para oficinas de la presidencia con arcadas estilo Siglo XVIII en el lado sur del jardín. Por otro lado, el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) restauró el gran mural de Diego Rivera de la escalera principal, afectado durante las obras de construcción del Metro. En el corredor norte, que conduce a los patios marianos, se construyó el Auditorio de la Secretaría de Hacienda.

De esta última obra destaca el trabajo de rescate que se hizo de la viguería de madera de la época virreinal. También se restauraron las bóvedas, pavimento y estantería de la biblioteca de la Secretaría de Hacienda y se rehízo su fachada, para lo cual, le fue añadido un óculo por encima de la puerta. Las obras de cimentación de aquel año pusieron al descubierto numerosos vestigios prehispánicos, incluso posteriores, que permiten conocer el lejano pasado del Palacio Nacional.

El Departamento de Salvamento del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) localizó algunos elementos arqueológicos dentro del Jardín Botánico, tales como basamentos de columnas del Siglo XVI, pertenecientes a las arcadas del Patio del Tribunal de Cuentas del Palacio Virreinal.

También fue hallado un pavimento, junto con escalones y un pequeño cuarto, que pertenecieron a las Casas Nuevas de Moctezuma. Muy cerca de ahí, fue encontrada una construcción que se pensó pudo ser un adoratorio de dichas casas.

Igualmente se localizaron dos tramos de pavimento con drenaje superficial, un muro y un basamento de columna, identificados como elementos pertenecientes a las casas de Hernán Cortés. Asimismo, se encontró gran cantidad de cerámica prehispánica y virreinal.

El 1º de mayo de 1984, un individuo lanzó dos bombas molotov, una hacia la Puerta Mariana y otra hacia el balcón presidencial de Palacio Nacional, justo cuando el presidente Miguel de la Madrid presenciaba el tradicional desfile obrero, resultando heridas algunas personas.

Después del sismo del 19 de septiembre de 1985 que sacudió la capital de la República, se desocuparon los edificios Landa que resultaron dañados por los terremotos, junto con otros espacios. Además, se tornó en cuanta el asentamiento del edificio, principalmente porque comenzó a ser de manera altamente irregular y acelerado. Con lo cual se iniciaron trabajos de rescate del inmueble, no para remodelarlo, sino para evitar su colapso. Principalmente se atacaron problemas de cimentación.

Otra intervención se realizó entre 1999-2000 por órdenes del presidente Ernesto Zedillo, en estos trabajos se incluyó la remodelación de la capilla, la demolición de los edificios Landa y otros más antiguos con el fin de recuperar 14 000 m², la idea fue habilitar espacios para la instalación de salas destinadas a exposiciones museográficas, por lo que se contaba con un museo que alberga copias del Acta de Independencia, el Tratado de Córdoba, entre otros documentos históricos. En los trabajos de restauración se procuró darles un estilo más apegado al Siglo XIX a los salones habilitados como vanguardistas en el pasado, se estableció el jardín botánico en remembranza al de Moctezuma y el Jardín de la Emperatriz, el primero se hallaba originalmente donde hoy está la Torre Latinoamericana, el segundo ocupó parte del huerto de Palacio.

El presidente Ernesto Zedillo emite un reglamento para el uso del palacio determinando la creación de la Conservaduría del Palacio Nacional, compuesta por miembros de diferentes ramas del gobierno federal, lo que limita la preeminencia que había tenido el ejecutivo en la administración del inmueble a través del Estado Mayor Presidencial, por lo que la seguridad, mantenimiento y administración del inmueble se divide entre la Secretaria de Hacienda, que controla la zona abierta al público en general, la Secretaria de la Defensa Nacional, que controla los edificios del oriente que dan a la calle de Correo Mayor pertenecientes a la Primera Zona Militar, y la Presidencia de la República quienes a través del Estado Mayor Presidencial controlan el Patio de Honor y la zona de oficinas del presidente.

SIGLO XXI – Durante la administración del presidente Vicente Fox se da el primer intento serio de abandonar el edificio por parte de la presidencia, por lo que el entonces secretario de Hacienda y Crédito Público, Francisco Gil Díaz, toma áreas administradas por Hacienda como oficinas, desalojando las muestras museográficas, aunque muda muchas de sus actividades al edificio de Av. Constituyentes 1001. La idea era convertir las áreas de presidencia a un museo de sitio, pero la presión de varios sectores sociales obligó a abandonar la idea. Aunque se terminaron los trabajos de remodelación del vestíbulo del Recinto Parlamentario, se abrió el archivo de Francisco I. Madero.

En noviembre de 2006 se inauguran los nuevos edificios que dan a la calle de Correo Mayor, que sustituyen a los edificios Landa, estos son destinados a oficinas y cuartel perteneciente a la Primera Zona Militar, que son compartidos por el Estado Mayor Presidencial ya que permiten contar por primera vez con un estacionamiento para funcionarios y visitantes especiales, a este edificio se le cuidaron sus fachadas para mantener la armonía arquitectónica con el resto del conjunto. ​

Con motivo de los festejos del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución Mexicana, el presidente Felipe Calderón Hinojosa autorizó el remozamiento del Palacio y de la Casa de Moneda, actualmente Museo Nacional de las Culturas, con el fin de integrarlos en un solo conjunto que cubre toda la manzana. Los trabajos son principalmente en la fachada y su acera principal, trabajos de cimentación con la inyección de lodos con Bentonita.

Destaca entre los festejos del Bicentenario de la Independencia, el rescate de muchas de las áreas destinadas para museografía que habían sido invadidas por la Secretaría de Hacienda, junto con otros espacios, integradas en la Galería Nacional inaugurada el 5 de septiembre de 2010 por el presidente Calderón con la exposición México 200 años: La patria en construcción​, abierta al público a partir del 19 de septiembre.

En esta exposición destacó la exhibición de once urnas con los restos de los catorce héroes que reposan en la Columna de la Independencia: Miguel Hidalgo y Costilla, Ignacio Allende, Juan Aldama, Mariano Jiménez, Nicolás Bravo, Vicente Guerrero, Mariano Matamoros, Francisco Xavier Mina, José María Morelos y Pavón, Andrés Quintana Roo, Leona Vicario, Guadalupe Victoria, Pedro Moreno y Víctor Rosales, los cuales fueron exhumados del Monumento de la Independencia el 30 de mayo y llevados para su estudio al Castillo de Chapultepec, recibidos con honores en Palacio Nacional el 16 de agosto, los cuales estuvieron en exhibición hasta el 30 de julio de 2011, exactamente al cumplirse el bicentenario de la ejecución de Miguel Hidalgo, fecha en que regresaron a la Columna de la Independencia y en que concluyó la exposición. ​ Asimismo, en la exposición “México 200 años: La patria en construcción” se exhibieron documentos como el Acta de Independencia, los Sentimientos de la Nación, así como banderas, muebles y artículos de gran valor histórico.

Al igual que los festejos del Centenario en 1910, el Palacio Nacional volvió a ser el gran protagonista en una festividad de enorme relevancia, cuando la noche del 15 de septiembre de 2010 fue el escenario culminante de las celebraciones en el Zócalo por el Bicentenario de la independencia. Un espectáculo con llamas danzantes surgidas de la parte superior de la fachada, acompañadas de música y concluido con fuegos artificiales, dieron paso al celebre Grito de Dolores.

Con el antecedente y el marco de una ceremonia de traspaso de funciones, improvisada la noche del 30 de noviembre de 2012, el presidente Enrique Peña Nieto se convirtió en el primer presidente desde Gustavo Díaz Ordaz en despachar en este inmueble, incrementando las actividades oficiales y de trabajo en el recinto, hasta entonces hechas en la residencia Oficial de los Pinos por los últimos mandatarios.

El 6 de noviembre de 2014 un grupo de personas incendio la puerta principal del Palacio en medio de las protestas derivadas por la desaparición de 43 estudiantes en Iguala, Guerrero. El 13 de febrero de 2016 recibió la visita de estado del papa Francisco en su calidad de jefe de Estado de la Ciudad del Vaticano, recepción del máximo jerarca de la iglesia católica, inédita en la historia del recinto.

Como parte de los compromisos iniciales, hechos en campaña, para realizar en los primeros días de su gobierno, el presidente Andrés Manuel López Obrador comenzó a operar de forma permanente en el despacho presidencial desde el 1° de diciembre de 2018, trasladando de manera definitiva las labores ejecutivas desde la Residencia Oficial de los Pinos, que se convirtió en Centro Cultural, al Palacio Nacional. Posteriormente el 22 de julio de 2019, luego de 135 años de no serlo, recuperó su condición de Residencia Presidencial, al concretarse la mudanza del mandatario y su familia a un departamento ubicado en el tercer piso del complejo, específicamente en el ala sur junto a las oficinas que ocupaba el Estado Mayor Presidencial, mismas que serían empleadas ahora como área de trabajo de la presidencia.

El área del departamento, en forma de escuadra, está localizado exactamente en la esquina sur del Jardín Botánico, que en el exterior comunica a la calle de Corregidora. Con una extensión de 300 metros cuadrados cuenta con dos recámaras, un estudio, cocina, sala y comedor, así como pasillo principal y vestíbulo. El departamento fue construido por indicaciones del entonces presidente Felipe Calderón Hinojosa durante su sexenio, aunque no era conocido públicamente. La edificación no forma parte del complejo histórico que constituye el patrimonio arquitectónico del Palacio, por lo que su diseño y uso no representan impacto al valor artístico del inmueble. Habría sido el antecesor de López Obrador, Enrique Peña Nieto, quien le dio a conocer la existencia de dicha área, por lo que ya como presidente presentó los planos del lugar, sus características y su consecuente mudanza.

En el proceso de adecuación del área habitable y las habituales rehabilitaciones, se invirtieron recursos para el mantenimiento del torreón poniente, los balcones de la fachada principal y los salones protocolarios, además de las distintas zonas museísticas.

Un lugar, el más importante de México, por el sólo hecho que es el Palacio Presidencial, de gobierno, donde se ejercen las decisiones del país, pero también es un recinto con tanta historia que bien vale la pena visitarlo, sí, porque es nuestra historia y es de México para los mexicanos, y bueno, también para los turistas que visitan el Centro Histórico, porque se puede entrar como visitante, tan solo para admirar la construcción, los murales de Diego Rivera y mucho más que hay en su interior, y sí, lo más importante, sentir la historia que ha pasado por ese recinto tan importante. Visítalo, no te arrepentirás…

La Historia de Palacio Nacional – https://www.youtube.com/watch?v=mnXxbq8Az78

PALACIO NACIONAL MEXICANO – https://www.youtube.com/watch?v=3oZRilAMJjQ

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Información: Agencia / Imagen: Agencias       

La Voz del Árabe (LVÁ) – MÉXICO – Cd. de México, julio 2 del 2021

 

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