lunes, octubre 2, 2023

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ARQUITECTURA ÁRABE ISLÁMICA

– Los musulmanes, que en el transcurso de media centuria avanzaron del desierto desde el Hiyaz en Arabia hasta las columnas de Hércules en Occidente y hasta los confines de la India en Oriente, conquistaron países ya civilizados. Sus dominios alcanzaron un área mayor que la del Imperio Romano en la época de su máxima extensión y abarcaron varias naciones cuya arquitectura era diferente de la de Roma y en muchos casos bastante más antigua.​

La arquitectura islámica es un término amplio que agrupa los estilos artísticos propios de la cultura islámica desde los tiempos del Profeta Mohammad hasta nuestros días, influyendo en el diseño y construcción de edificios y estructuras por todo el mundo.

Los tipos principales de construcciones de la arquitectura islámica son: la tumba, el palacio y el fuert, aunque también se destacaron edificaciones de menor importancia como los baños públicos, las fuentes y la arquitectura doméstica.

Se dice que la columna, el arco y la cúpula son la “trinidad” de la arquitectura islámica, ya que las tres juntas son características que le dan belleza y originalidad.

En el año 630 d.C. el ejército del Profeta Mohammad reconquistó la ciudad de La Meca para la tribu de Quraish. El santuario santo de la Kaaba fue reconstruido y dedicado al islam, la reconstrucción fue llevada a cabo antes de la muerte del Profeta Mohammad en el año 632 d.C. por un náufrago carpintero abisinio en su estilo nativo. Según algunos documentos el primer edificio islámico fue la casa del Profeta Mohammad en la ciudad de Medina. ​ Este santuario estuvo entre los primeros trabajos de gran envergadura del islam. Las paredes fueron decoradas con pinturas de Jesús, María, Abraham, profetas, ángeles y árboles. Después las doctrinas del islam a partir del siglo VIII, basados en el Hadiz, prohibieron el uso de ese tipo de imágenes en su arquitectura, especialmente humanos y animales.

Los musulmanes, que en el transcurso de media centuria avanzaron del desierto desde el Hiyaz en Arabia hasta las columnas de Hércules en Occidente y hasta los confines de la India en Oriente, conquistaron países ya civilizados. Sus dominios alcanzaron un área mayor que la del Imperio Romano en la época de su máxima extensión y abarcaron varias naciones cuya arquitectura era diferente de la de Roma y en muchos casos bastante más antigua.​

En el siglo VII las fuerzas musulmanas conquistaron extensos territorios. Una vez que se establecían en la región, primero buscaban un lugar donde construir una mezquita. ​ El diseño simple, basado en la casa del Profeta Mohammad, proveyó de elementos que fueron incorporados a las nuevas mezquitas y otras construcciones por los primeros musulmanes, o adaptaron edificios ya existentes como iglesias para su propio uso.

Poco después de la muerte del Profeta Mohammad, se desarrolló un estilo arquitectónico islámico fácilmente reconocible, formado a partir de los modelos romano, egipcio, persa/sasánida y bizantino. La rapidez de su surgimiento tuvo como hito el año 691 d.C. con la finalización de la Cúpula de la Roca (Qubbat al-Sakhrah) en Jerusalén. Esta presenta rasgos como espacios abovedados, una cúpula de planta circular, y el uso de estilizados y repetitivos patrones decorativos arabescos. ​

La gran Mezquita de Samarra en Irak, completada en el año 847 combina la arquitectura de hileras de columnas que se encuentran soportando una base plana sobre la cual descansa un gran minarete espiralado.

La Iglesia de Santa Sofía en Estambul, también influyó en el arte islámico al agregar elementos de la arquitectura bizantina en sus propios trabajos. Cuando los otomanos capturaron la ciudad de Bizancio la convirtieron de basílica a mezquita, aunque ahora es un museo. También dicha iglesia sirvió de modelo para muchas otras mezquitas otomanas como la Mezquita Sehzadey la Mezquita de Süleymaniye.

Una de las primeras civilizaciones con quien el islam entró en contacto durante y después de su creación fue con Persia.​ Debido a su proximidad los primeros arquitectos islámicos no sólo tomaron temporalmente, sino que adoptaron definitivamente las tradiciones y métodos del decadente Imperio sasánida.

Arquitectura hispanomusulmana. La construcción de la gran Mezquita de Córdoba, comenzada en el año 785, marcó el comienzo de la arquitectura islámica en la península ibérica​ y en el norte de África. La mezquita descuella por sus arcos interiores en forma de herradura. La arquitectura andalusí llegó a su cima con la construcción de La Alhambra, el magnífico palacio-fortaleza de Granada, con su espacio abierto y fresco adornado en rojo, azul y dorado, las paredes están decoradas con estilizados motivos de follajes, inscripciones en árabe, y diseños con arabescos, con paredes cubiertas de azulejos vidriados

Justo antes de concluida la reconquista, la influencia islámica tuvo un impacto duradero en la arquitectura de España. En particular, los españoles medievales usaron el estilo mudéjar, una mezcla de elementos cristianos y árabes. Uno de los mejores ejemplos del duradero impacto morisco es el Real Alcázar de Sevilla.

La arquitectura otomana es la arquitectura construida por el Imperio otomano en todos los territorios sobre los que ejerció el control, un estilo que surgió en sus primeras capitales Bursa y Edirne en los siglos XIV y XV. La arquitectura del imperio se desarrolló a partir de la anterior arquitectura selyúcida y estuvo influenciada por las arquitecturas bizantina e iraní, así como por la tradición islámicas mamelucas después de la conquista de Constantinopla. En general, la arquitectura otomana se ha descrito como una síntesis de la arquitectura bizantina con las tradiciones arquitectónicas del Mediterráneo y de Medio Oriente.​ Durante casi 400 años las edificaciones otomanas más características fueron las grandes mezquitas, como los modelos desarrollados por el arquitecto más relevante del período, Mimar Sinan “mezquitas de Sehzade (1543-1548), de Süleymaniye (1550-1558) y de Rüstem Paşa (1561-1563)” inspiradas en la antigua iglesia de Hagia Sophia.​

Los otomanos lograron el más alto nivel de la arquitectura construida en su territorio, no alcanzado ni antes ni después. Dominaron la técnica de la construcción de grandes espacios interiores, confinados por cúpulas aparentemente ingrávidas, aunque todavía masivas, y lograron una perfecta armonía entre los espacios interiores y exteriores mediante una sabia articulación de luces y sombras. La arquitectura religiosa islámica que hasta entonces consistía en edificios simples profusamente decorados, fue transformada por los otomanos mediante el uso de un rico y dinámico vocabulario arquitectónico de bóvedas, cúpulas, semicúpulas y columnas. La mezquita pasó de ser una cámara pequeña y oscura con paredes cubiertas de arabescos, a un santuario estética y técnicamente equilibrado, de refinada elegancia y con un toque de trascendencia divina.

La arquitectura fatimí es el estilo arquitectónico que se desarrolló en el califato fatimí bajo la dinastía homónima de los fatimíes que reinaron en el Norte de África, en Ifriqiya y después en Egipto, entre 909 y 1171. Fue una de las pocas dinastías chiitas del mundo islámico y la única cuyos miembros ostentaban el título de califa. Enfrentados a los abasidas, que reinaban en Irak, dieron lugar a una importante producción artística favorecida por esa competencia entre ambas dinastías, embarcandose en la construcción de palacios lujosos, sus mayores logros arquitectónicos, que se conocen solamente gracias a descripciones escritas. Varios de los edificios que se conservan como tumbas, mezquitas y murallas que se encuentran principalmente en El Cairo, tienen elementos originales fatimíes, a pesar de que fueron modificados y reconstruidos en épocas posteriores.

Combinaba elementos de la arquitectura oriental y de la occidental, inspirándose en las tradiciones norteafricanas y en la arquitectura abasí, bizantina y copta. Fusionó los primeros estilos islámicos con la arquitectura medieval del sultanato mameluco de Egipto, introduciendo importantes innovaciones como el arco en quilla y las pechinas de las cúpulas. Usaron generalmente pórticos, domos sobre mihrabs y qiblas y fachadas ornamentadas con iconografías y decoraciones de estuco. El grabado en madera de las puertas e interiores fue delicado y detallado. Sus mezquitas seguían un esquema de planta hipóstila, con un patio central rodeado por arcadas, también construyeron mausoleos, siendo el mashad un altar que conmemora a un descendiente del Profeta Mohammad, un tipo característico de su arquitectura.

Sus mayores logros se erigieron en sus principales ciudades: en Mahdía (909-948), con la Gran Mezquita, finalizada en 916, en Al-Mansuriya (948-973) y en Al-Qahira (973-1169), hoy la vieja ciudad de El Cairo en la ribera oriental del río Nilo, que fue el gran centro de su actividad, donde se erigieron muchos palacios, mezquitas y otros edificios.​ Algunos ejemplos notables cairotas son las mezquitas de al-Azhar (969-973), la espléndida, la primera mezquita congregacional fundada a la vez que la ciudad y que, junto a su institución adyacente de aprendizaje superior, la Universidad de al-Azhar, se convertiría en el centro espiritual del ismailismo chií, la de Al-Hakim (996-1013), que jugó un rol muy importante en las procesiones y ceremonias que enfatizaron los roles religiosos y políticos del califa, la de Lulua (1015-1016), la de Yuyushi (acabada en 1085) y la de Aqmar (acabada en 1125). Al-Aziz Billah (r. 975-996) es generalmente considerado el mayor constructor fatimí, se le reconocen al menos trece hitos importantes, como el palacio Dorado, la mezquita de El Cairo, una fortaleza, un belvedere, un puente y unos baños públicos.

Tres puertas monumentales de la era fatimí en El Cairo, construidas bajo las órdenes del visir Badr al-Jamali (r. 1073-1094), han sobrevivido: Bab al-Nasr (1087), Bab al-Futuh (1087) y Bab Zuwayla (1092). A pesar de que han sido alteradas, tienen características de arquitectura bizantina, con pocas trazas de la tradición islámica oriental.

La arquitectura mameluca corresponde al estilo de arquitectura islámica que floreció durante el reinado del sultanato mameluco (1250-1517), desarrollado especialmente en El Cairo medieval donde todavía es visible. Estaba fuertemente influenciada por la arquitectura del antiguo Egipto y por la arquitectura copta. El fervor religioso hizo de los gobernantes mamelucos generosos mecenas de la arquitectura y del arte. El comercio y la agricultura florecieron bajo el dominio mameluco, y El Cairo, su capital, se convirtió en una de las ciudades más ricas del Medio Oriente y en el centro de una fuerte actividad artística e intelectual. Eso hizo que la ciudad fuera, en palabras del historiador y filósofo Ibn Jaldun (1332-1406), «el centro del universo y el jardín del mundo», con majestuosas cúpulas funerarias, patios y altísimos minaretes repartidos por toda la ciudad, que se respetaban como símbolos de conmemoración y culto.​

La historia de los mamelucos se divide en dos períodos basados en dos líneas dinásticas: los mamelucos bahrí (1250-1382) de origen kipchak de Rusia meridional, llamados así por la ubicación de sus cuarteles en el Nilo, y los mamelucos buryí (1382-1517) de origen circasiano, que estuvieron acuartelados en la ciudadela.

El reinado de los bahri definió el arte y la arquitectura de todo el período mameluco. Sus artes decorativas “especialmente el vidrio esmaltado y dorado, la metalistería con incrustaciones, la artesanía y ebanistería en madera y los textiles”, fueron apreciadas en todo el Mediterráneo y Europa, donde tuvieron un profundo impacto en la producción local. La influencia de la cristalería mameluca en la industria del vidrio veneciano es solo uno de estos ejemplos.​

El reinado del aliado y sucesor de Baibars, al-Mansur Qalawun (1280-1290), inició el mecenazgo de las fundaciones públicas y piadosas que incluían madrazas, mausoleos, minaretes y hospitales. Dichos complejos, bien dotados financieramente, no solo aseguraban la supervivencia de la riqueza del patrono que podría peligrar debido a los problemas legales relacionados con la herencia y la confiscación de las fortunas familiares, sino que también perpetúan su nombre. Además del complejo de Qalawun, otros empeños importantes de los sultanes bahrí fueron los de An-Nassir Muhammad ibn Qalawun (1295–1304), así como el inmenso y espléndido complejo de Hasán (comenzado 1356).

Los sultanes buryí siguieron las tradiciones artísticas establecidas por sus predecesores bahríes. Sus textiles y alfombras fueron muy apreciados en el comercio internacional. En arquitectura, las fundaciones piadosas públicas continuaron siendo favorecidas. Los principales proyectos en el período temprano buryí en Egipto fueron los complejos emprendidos por Barquq (r. 1382-1399), Faraj (1399-1412), Mu’ayyad Shaykh (1412-1421) y Barsbay (1422 -1438).

En las provincias orientales del Mediterráneo el lucrativo comercio de textiles entre Irán y Europa ayudó a reavivar la economía. También fue significativa la actividad comercial de los peregrinos que se dirigían a La Meca y a Medina. Se erigieron grandes almacenes, como el Khan al-Qadi (1441), para satisfacer el aumento del comercio. Otras fundaciones públicas en la región fueron las mezquitas de Aqbugha al-Utrush (Aleppo, 1139-1410) y Sabun (Damasco, 1464), así como la madriza Jaqmaqiyya (Damasco, 1421).

En la segunda mitad del siglo XV, las artes prosperaron bajo el patrocinio de Qaitbey (1468-1496), el más grande de los últimos sultanes mamelucos. Durante su reinado, los santuarios de La Meca y Medina fueron ampliamente restaurados.​ Las principales ciudades fueron dotadas con edificios comerciales, fundaciones religiosas y puentes. En El Cairo, el complejo de Qaitbey en el Cementerio del Norte (1472-1474) es la edificación más conocida y admirada de ese período.

La construcción continuó bajo el último sultán mameluco, al-Ashraf Qansuh al-Ghawri (1501-1517), quien encargó su propio complejo (1503-1505); sin embargo, los métodos de construcción reflejaban las finanzas del estado. Aunque el reino mameluco pronto se incorporó al Imperio otomano (1517), la cultura visual mameluca continuó inspirando tradiciones artísticas islámicas y otomanas.

La primera mezquita china se estableció en el siglo VII durante la Dinastía Tang en Xi’an. La Gran Mezquita de Xi’an, cuyas actuales instalaciones datan de la Dinastía Ming, no imita la mayoría de las características asociadas a menudo con las mezquitas tradicionales, sino que a menudo imita la arquitectura china tradicional. Las mezquitas del oeste de China sí que incorporan más elementos vistos en mezquitas de otras partes del mundo. Las mezquitas chinas del oeste son más propensas a incorporar minaretes y bóvedas mientras que en el este tienden más a parecer a pagodas.​

Hacia 742, se construyó la mezquita de Tsi o Xi nan, que fue un símbolo de los contactos entre el islam y China. Situada al suroeste de Beijing, Tsi nan fue frecuentada por numerosos viajeros y comerciantes musulmanes entre los siglos X y XVIII.

Una característica muy importante en la arquitectura china es su énfasis en la simetría, que la connota con un sentido de cierta grandeza, esto se aplica a todo desde palacios a mezquitas. Una excepción notable está en el diseño de jardines, que tiende a ser tan asimétrico como sea posible. Como en las pinturas chinas de la voluta, el principio subyacente en la composición del jardín es crear y aguantar flujo, dejar un patrón vagar y gozar del jardín sin prescripciones, como en la naturaleza mismo. Los edificios chinos suelen ser construidos con ladrillos rojos o grises, siendo la madera lo común en las estructuras, éstos son así más capaces de soportar y sin embargo más vulnerables al fuego. La azotea de un edificio chino típico se curva, hay clasificaciones terminantes de los tipos de aguilón, comparables con los órdenes clásicos de las columnas europeas.

La mayoría de las mezquitas chinas tienen ciertos aspectos en común con el resto de mezquitas islámicas sin embargo como pasa con otras regiones la arquitectura islámica china refleja la arquitectura local en su estilo. China es renombrada por sus hermosas mezquitas que se asemejan a los templos. Sin embargo, en China occidental las mezquitas se asemejan más a las de Medio Oriente, con minaretes altos, delgados, los arcos curvos y las azoteas en forma de cúpula. En el noroeste de China, donde los chinos Hui han construido sus mezquitas, hay una combinación de estilos del este y el oeste. Las mezquitas tienen azoteas budistas señaladas por medio de luces del estilo fijadas a los patios emparedados entrando a través de arcos con bóvedas y minaretes en miniatura.

Muchas formas de la arquitectura islámica se han desarrollado en diversas regiones del mundo islámico. Los tipos arquitectónicos islámicos más importantes incluyen las construcciones abasíes más tempranas, mezquitas con forma de T (la intersección de la nave central y a lo largo de la pared de la qibla) es el caso de la Gran Mezquita de Kairuán, y las mezquitas con bóveda central en la península de Anatolia. La abundancia petrolífera del siglo XX en muchos países islámicos condujo a la construcción de muchas mezquitas usando diseños de arquitectos modernos.

Las mezquitas de planta árabe o hipóstilo son el más temprano tipo de mezquita, iniciadas bajo la Dinastía Omeya. Estas mezquitas son o bien de planta cuadrada o bien de planta rectangular e incluyen un patio y un pasillo cubierto dedicado al rezo. Históricamente, debido a los climas calientes que predominan en el Mediterráneo y en el Medio Oriente, el patio sirvió para acomodar a un gran número de fieles durante los rezos del viernes.

Las más tempranas mezquitas hipóstilas tienen azoteas planas encima de los pasillos del rezo, haciendo necesario el uso de numerosas columnas y soportes. Una de las más importantes mezquitas hipóstilas es la Mezquita de Córdoba en Córdoba, España, como edificio que está soportado por cerca de 850 columnas. Con frecuencia, las mezquitas hipóstilas tienen arcadas externas para que los visitantes puedan gozar de alguna cortina. Las mezquitas de planta árabe fueron construidas mayoritariamente bajo las dinastías de los Omeyas y los Abasíes, posteriormente, sin embargo, la simplicidad de la planta árabe limitó las oportunidades de un mayor desarrollo, y como resultado, la popularidad de estas mezquitas fue cayendo.

Los otomanos introdujeron las mezquitas con bóveda central en el siglo XV y se caracterizan, como su nombre indica, por tener una bóveda grande centrada sobre el pasillo del rezo. Además del tener una bóveda grande en el centro, hay a menudo bóvedas más pequeñas que existen excéntricas sobre el pasillo del rezo o en otras zonas de la mezquita, donde el rezo no se realiza. Este estilo estaba fuertemente influido por la arquitectura religiosa bizantina con su uso de grandes bóvedas centrales.

Un iwan, derivado de la palabra Pahlavi Bān significando casa, se define como un pasillo o espacio abovedado, enclaustrado entre tres paredes, estando la cuarta pared enteramente abierta al exterior.

Los iwanes eran una marca identificativa propia de la arquitectura sasánida en Persia, más tarde finalizó su camino introduciéndose dentro de la arquitectura islámica como uno de sus elementos. Esta transición alcanzó su punto álgido durante la era Selyúcida en la que los iwanes se constituyeron como unidad fundamental de diseño en la arquitectura islámica. Típicamente, los iwanes se abren hacia un patio central, se han utilizado tanto en arquitectura pública como en residencial.

Las mezquitas de iwan son muy importantes por sus compartimientos e iwanes abovedados, que son espacios abovedados abiertos hacia fuera en un extremo. En mezquitas de iwan, uno o más iwanes hacen frente a un patio central que sirve como pasillo para el rezo. El estilo representa un préstamo de la arquitectura iraní pre-islámica y se ha utilizado casi exclusivamente para las mezquitas en Irán. Muchas mezquitas de iwan son convertidos templos del fuego del zoroastrismo donde el patio fue utilizado para contener el fuego sagrado.

La caligrafía​ árabe está asociada con el arte geométrico islámico del arabesco en las paredes y también en los techos de las mezquitas, así como en los textos escritos. Muchos artistas contemporáneos en el mundo islámico dibujan basándose en la herencia de la caligrafía árabe para utilizar inscripciones y abstracciones caligráficas en su trabajo.

El árabe engloba en un solo término (jatt) las nociones de escritura y las de caligrafía, hecho que se explica por el carácter sagrado de una lengua que del Sagrado Corán. Pocas civilizaciones han llevado el arte de la caligrafía a un rango tan elevado como lo han hecho los musulmanes.​

En vez de expresar algo relacionado con la realidad usando palabras habladas, la caligrafía para los musulmanes es una expresión visible del arte más alto de todos, el arte del mundo espiritual. La caligrafía ha comenzado a ser la más venerada forma de arte islámico porque constituye un enlace entre la lengua de los musulmanes y su religión. El libro sagrado del islam, el Corán, ha jugado un papel muy importante en el desarrollo y evolución de la lengua árabe, y por extensión, en la forma de escribir el alfabeto árabe, es decir, en su caligrafía. Proverbios y amplios pasajes del Corán siguen siendo las fuentes más usadas por la caligrafía islámica.

La arquitectura islámica puede ser identificada por los siguientes elementos de diseño, que se imitaron de la primera mezquita construida por el Profeta Mohammad en Medina, así como otras características que se adaptaron de construcciones preislámicas como iglesias, templos y sinagogas. La arquitectura Bizantina tuvo una gran influencia en la arquitectura islámica temprana con sus arcos redondos, cámaras acorazadas y bóvedas característicos.

  • Patios grandes combinados a menudo con un pasillo central para el rezo, originalmente una característica de Masjid al-Nabawi.
  • Minaretes o torres, éstos fueron utilizados originalmente como atalayas-antorcha, una especie de faros, según lo visto en la Gran Mezquita de Damasco, por lo tanto, surge de la derivación de la palabra árabe nur, significando “luz”.
  • Mihrab u hornacina inmerso dentro del muro indicando la dirección a la Meca. Esto se pudo haber derivado de usos previos de las hornacionas para el ajuste de las volutas del torah en las sinagogas judías o en el haikal de las iglesias coptas.
  • Bóvedas y Cúpulas.
  • Iwanes colocados entre diversas secciones para dividirlas.
  • El uso de la forma geométrica y el arte de la repetición (arabescos).
  • El uso caligrafía árabe para decorar en vez de pinturas que estaban prohibidas (haram) en la arquitectura de las mezquitas. Hay que observar que, en la arquitectura secular, los cuadros estaban de hecho presentes.
  • La fuente de abluciones, a menudo usada como área para el wudu de los musulmanes.
  • El uso de colores brillantes.
  • Focalización tanto del espacio interior como del exterior de las construcciones.

La arquitectura islámica y la arquitectura persa – Como la de otras naciones que se convirtieron en parte del reino islámico, la arquitectura persa no debe ser confundida con arquitectura islámica y no se refiere ampliamente a los estilos arquitectónicos a través del mundo islámico. La arquitectura islámica, por lo tanto, no incluye directamente referencias a los estilos persas existentes antes de la llegada de islam. La arquitectura persa, como la de otras naciones, es anterior a la arquitectura islámica y se puede entender correctamente como influencia importante en la arquitectura islámica total, así como en aquella rama de la arquitectura islámica que surge desde la introducción del islam en Persia.

La arquitectura islámica se puede clasificar según la cronología, la geografía, y la tipología del edificio.

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 Imagen: LVÁ – Agencias      

La Voz del Árabe (LVÁ) – ESPECIALES – Cd. de México, enero 22 del 2021

 

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