EL REBOZO HERENCIA ÁRABE

-Exposición revela que el origen de los rebozos no es prehispánico, sino árabe.

El origen, uso, historia y evolución del rebozo se puede conocer a través de 450 piezas, rebozos, indumentaria, pintura, escultura, grabados, foto, cerámica e impresos, que conforman una exposición que se presenta a partir de hoy en el MUSEO DE ARTE POPULAR (MAP).

“La exposición hace justicia a una cultura que nos ha influenciado de manera muy especial a través del mestizaje, que ha dado grandes aportaciones en la vida cotidiana y la ciencia. Es necesario agradecer al mundo Al-Andalus todo lo que nos legó”, expresó Walther Boelsterly, director del MAP, al inaugurar la muestra hace unos días.

Ana Paulina Gámez, curadora de la exhibición, destacó que “una de -nuestras raíces- más olvidadas es la árabe”, por lo que invitó a descubrir esa riqueza y a que “aceptemos esta raíz que nos llegó de España y que está en lo más profundo de nuestra cultura y lenguaje, pues conservamos cientos de palabras de origen árabe”.

REBOZO es una muestra que contó con el trabajo curatorial de la investigadora Ana Paulina Gámez, quien explica que la exposición es el fruto de una investigación que emprendió hace más de 25 años. “Mi investigación rompe con todo lo escrito sobre el rebozo, porque las personas que habían escrito sobre el tema nunca se metieron a buscar, por ejemplo, en documentos antiguos, como en el Archivo General de la Nación. No buscaron información sobre el rebozo. Encontré documentos virreinales en los que se habla cómo se usaba el rebozo”, explica Gámez.

En la inauguración del montaje también estuvieron presentes Inti Muñoz, coordinador ejecutivo de Asuntos Especiales y Asesoría Cultural de la Secretaría de Cultura capitalina, así como los Embajadores en México de Egipto, Yasser Morad Osman, y de Marruecos, Abdelfattah Lebbar, además de Eva Bañuelos, subdirectora de Promoción Cultural del Centro Cultural de España en México, entre otros.

De acuerdo con la cédula de la exposición, en 1492, 29 años antes de la conquista de México-Tenochtitlan- cayó a manos de las tropas de los Reyes Católicos, en lo que hoy es el sur de España, la ciudad de Granada, capital del reino Nazarí y último reducto islámico de la península Ibérica. Esto puso fin a 781 años de luchas entre cristianos y musulmanes por el control de aquellas tierras.

“En algún momento de mi investigación me di cuenta de que el rebozo desciende de una prenda morisca-española que usaban las mujeres árabes y que tenía el mismo formato que el rebozo. La prenda se trasladó a la Nueva España, pero con un uso cristiano, porque las mujeres cristianas tenían la obligación de cubrirse la cabeza”, explica la curadora.

Al llegar a la Nueva España, añade Gámez, a las indígenas se les impuso una prenda similar: “Las indígenas no usaron el rebozo hasta el siglo XX y ese es uno de los mitos que va a derribar la exposición. A través de la primera sección, se verá como las prendas a las que llamo ‘de recato’, evolucionan, adquieren otros usos o desaparecen, mientras que al mismo tiempo surgen otras prendas”.

Noventa años después de la caída de México-Tenochtitlan, en 1611, la población morisca fue expulsada definitivamente de España. Así, concluyeron 800 años de un mestizaje que incluía desde el idioma y las costumbres hasta la agricultura, las ciencias y artes, lo que marcó la cultura tanto de los que permanecieron en tierras ibéricas como de quienes las abandonaron.

Las huellas de ese mestizaje llegaron a México en el siglo XVI con los conquistadores, los misioneros, artesanos, monjas, virreyes y varios moriscos (marroquís) que seguramente venían en las embarcaciones, como elementos de su propia forma de ser, que se sumaron a otro mestizaje, el que también conformó la cultura mexicana.

La influencia morisca en México puede verse aún hoy en los viejos edificios virreinales, pero también en la lengua, que incluye miles de palabras de origen árabe, en las artesanías que hoy se consideran tan mexicanas como el rebozo, descendiente del almaizar morisco, y en la música, cuyos ritmos derivan del cante jondo y del flamenco.

“El rebozo tiene el riesgo de desaparecer, porque poco a poco se ha dejado de usar, de pronto se pone de moda, pero la producción no es igual a la que tuvo antaño, pues entre los siglos XVII y XIX, el rebozo fue la producción textil más importante. Un segundo factor es que los artesanos cada vez son más viejos y no hay relevos más jóvenes. Es decir, el gran problema es la falta de consumo y la falta de relevos generacionales”, advierte Ana Paulina Gámez.

La exposición permanecerá del 31 de agosto al 17 de noviembre en el Museo de Arte Popular, ubicado en Revillagigedo 11, Centro Histórico, en la alcaldía Cuauhtémoc, CdMx. Los domingos entrada libre.

MUSEO DE ARTE POPULAR

 

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Información: Museo Arte Popular / Imagen: Agencia

La Voz del Árabe (LVÁ) – MUNDO ÁRABE – Cd. de México, octubre 22 del 2020

 

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2 comentarios en «EL REBOZO HERENCIA ÁRABE»

  • el 14 de noviembre de 2020 a las 11:32 am
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    No creo que alguien haya dicho que el origen del rebozo es exclusivamente prehispánico.
    Así como el telar de cintura o de otate, en el que tradicionalmente se hacían los rebozos, no puede ser adjudicado a una cultura específica o a una época determinada, tampoco el rebozo puede pretender ser propio y exclusivo de la cultura mexicana. Es obvio que, como todo producto del saber humano tiene influencia y origen en múltiples circunstancias y elementos culturales de diferentes partes del mundo.
    Pero el pretender destacar o ser original mediante un dato controversial cuyo verdadero objetivo es restarle autenticidad como patrimonio cultural de México al rebozo, demuestra falta de ética y de objetividad por parte de la expositora.
    Dice ella que los que escriben acerca del rebozo no han investigado en documentos del Archivo General de la Nación. Yo sí lo he hecho, y aunque no me he dedicado 25 años a la investigación, considero que sí lo he hecho por el tiempo suficiente.
    Al establecer de manera tan tajante el origen árabe de nuestro rebozo, la expositora ignora o pasa por alto la influencia que tuvo en México y especialmente en Tenancingo -uno de los lugares productores de rebozos más importantes en la República-, el comercio que a partir de la conquista de las islas Filipinas se estableció por medio de la «Nao de China» o «Galeón de Manila».
    Mediante este comercio llegaron a la Nueva España técnicas de tejido y teñido desde el lejano oriente y Asia Menor. El Ikat, que es la técnica mayormente utilizada todavía para el teñido de los hilos del rebozo, proviene de una palabra en Malayo que significa «anudar». El Mantón de Manila llegó a Tenancingo entre las mercancías descargadas en Acapulco y llevadas a la Ciudad de México, para posteriormente ser embarcadas en Veracruz a España. Así es que el rebozo puede tener, incluso, influencia árabe, pero ésta no llegó por el Oceáno Atlántico, sino por el Pacífico y mediante otras circunstancias.
    Es decir, el rebozo mexicano es una prenda mestiza y pluricultural, y su origen no puede establecerse en una cultura específica o en un lugar determinado. De la misma manera, este origen multicultural no le resta ni un ápice de valor a nuestra prenda. Una vez que ha alcanzado tal nivel de perfeccionamiento y de identidad como los que presenta ahora, puede y debe considerarse legítimamente como parte de nuestro patrimonio cultural y artesanal.

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