EL ISLAM Y LA CULTURA ÁRABE
Los árabes que habitaban la península eran de raza semita. La mayoría beduinos, eran nómades dedicados al pastoreo de cabras y camellos. Por lo que existían pocas ciudades en la península arábiga…
Abdullah Al-Kahwagi
Una vez más aquí estoy, molestado a muchos y agradando a otros. Hoy sobre un tema poco hablado, poco discutido y eso sí, muy mal entendido, aborrecibles mentiras al respecto se le han dado, ignorancia al respecto abunda en todo mundo, todos creen cosas que son falsas, nadie se atreve a desmentir semejantes cosas, por lo mismo yo investigo y escribo hoy sobre islam, la religión de musulmanes, espero y con todo respeto, en seña d poyo a ellos, hermanos todos, que este escrito sea positivo y sobre todo, esté bien, ha sido escrito con cariño para todo el mundo que pueda leer y obtener información buena sin creencias falsas al respecto, como por decir alguna: creen en todos lados que ISIS o Daesh es musulmán y así son todos los musulmanes. Es pésima creencia, ellos son radicales, perversos y malos para todo el mundo, nada que ver con el islam que sabemos como real.
Dejo aquí, en conjunto con La Voz del Árabe, artículo para todo ustedes y así puedan tener mejor idea e imagen del islam y los musulmanes. Inshallah…
La Cultura Arabe se ubicó en Arabia, en una península situada entre el Mar Rojo y el Golfo Arábigo o Pérsico, al suroeste de Asia. Por su clima árido, Arabia es un desierto donde la agricultura sólo es posible en algunos lugares de la costa y en los oasis del interior.
Hasta el siglo VII, la Península Arábiga estuvo apartada de los grandes centros históricos: sólo era un lugar de paso de las rutas de caravanas que venían de Oriente trayendo especias, sedas y otras mercancías.
Los árabes que habitaban la península eran de raza semita. La mayoría beduinos, eran nómades dedicados al pastoreo de cabras y camellos. Por lo que existían pocas ciudades en la península arábiga: Yatrib y la Meca eran los centros comerciales más importantes.
Organizados en tribus rivales, los árabes no formaban un país. Cada tribu tenía sus propios intereses y propias creencias; algunos eran fetichistas; otros, en cambio, politeístas. Sin embargo, la mayoría le rendía culto a una misteriosa piedra: la Piedra Negra, en el santuario de la Kaaba, en la Meca, que se encuentra en lo que hoy es Arabia Saudita. Este rudo pueblo estuvo destinado a difundir una brillante civilización desde que fue unido por una religión común predicada por un profeta conocido como Muhammad.
EL NACIMIENTO DEL ISLAM – En el año 570 d.C. nació en la Meca Muhammad. Huérfano a temprana edad, Muhammad trabajó de joven en una empresa de caravanas que le pertenecía a una rica viuda llamada Jadicha, con la que luego se casó. Reflexivo y buen conocedor del judaísmo y el cristianismo, Muhammad comenzó a predicar una nueva religión a partir del año 610.
Esta religión reconocía la existencia de un único dios: Allah. En un principio, los habitantes de la Meca estuvieron en contra de la doctrina de Muhammad. Por eso, el año 622 lo obligaron a huir a la ciudad de Yatrib, que más tarde se le llamó Medina. A esta huida se le conoce como la Hégira, con ella se inició la era islámica: los años árabes se cuentan a partir de esa fecha.
Poco tiempo después, Muhammad reclutó un ejército y conquistó la Meca en el año 630. Entonces, la mayor parte de los ciudadanos abrazaron el islam. Dos años más tarde Muhammad murió; sin embargo, toda Arabia quedó unida por su doctrina.
La doctrina predicada por Muhammad es el islam, que en árabe quiere decir sumisión a Dios, sus seguidores se llaman musulmanes. El islam es una doctrina sencilla, cuyo dogma principal es la fe en un solo Dios, del que Muhammad es su profeta.
En el libro sagrado de los musulmanes o del islam, el noble Corán, se establecieron los preceptos básicos de la religión: –Profesión de fe (Shahada) –Oración (Salat) –Caridad (Zakat) –Ayuno (Swan) –Peregrinaje a la Meca (Hajj)
ALLAH Y EL CORÁN – Aunque la tradición le ha atribuido a Muhammad una piedad devota desde muy joven, Muhammad no tuvo una decisiva inspiración religiosa hasta los 40 años. A esa edad, cuenta la tradición que el arcángel Gabriel le comunicó las revelaciones de Allah. Estas revelaciones le fueron hechas en prosa rimada y en intervalos hasta su muerte. Luego, reunidas todas, recibieron el nombre de Corán. El Corán, que es el libro sagrado de del islam, está dividido en 114 capítulos, llamados suras o azoras. Contienen los dogmas que deben aceptar creyentes y las leyes que constituyen la base del derecho islámico. Entre otras cosas el Corán prohíbe tomar bebidas alcohólicas, comer carne de cerdo, el juego de azar y el uso de imágenes para adoración.
LA GUERRA SANTA – El Corán estableció la Guerra Santa como difusión del islam. La expansión del islam se produjo en un breve lapso: en poco más de cien años, las conquistas de Muhammad se extendieron por gran parte de Asia, norte de África y la Península Ibérica, a la que los musulmanes llegaron el año 711 d.C. Las religiones monoteístas que surgieron en Medio Oriente (judaísmo, cristianismo e islam) se articularon de un modo u otro en torno a la guerra santa según la cual Dios invita a sus fieles a ser agentes de la lucha cósmica contra el mal. La guerra santa se puede entender metafóricamente, como cuando se llama a los ascetas cristianos «soldados de Cristo», o bien en el sentido estricto de la palabra.
E1 islam también emprendió guerras santas, o jihad, término que suele malinterpretarse como una mera guerra contra los infieles. En realidad, la jihad significa «esfuerzo», tiene varias modalidades espirituales, además de la de la «espada» Un hadith (relato) cuenta cómo, tras una victoriosa campaña militar, Muhammad dijo a sus seguidores: «Hemos regresado de la jihad inferior a la jihad más importante», entendiendo por esta última una lucha moral contra el pecado. Así, todo buen musulmán es un mujahidín, un soldado respetable en permanente lucha por seguir el camino de Dios – Allah según los cinco pilares del islam. Ello no impide que el Profeta y sus seguidores participaran en guerras contra sus adversarios. Casi desde sus orígenes, el islam ha aceptado como principio doctrinal que la guerra santa en defensa de la fe verdadera es una obligación de todo hombre sano. Es más, los que mueren por el islam se convierten en mártires y alcanzan el paraíso celestial.
CAMINO A LA MECA – En un cruce de caminos, en las proximidades de un rico manantial, los árabes levantaron una pequeña ciudad: Meca. En esta ciudad se venera hasta la actualidad a una piedra negra en la que se apoyó el padre de todos los árabes: Ismael, hijo de Abraham. Cuenta la historia que esta piedra se encuentra en una construcción llamada la Kaaba, que significa casa cuadrada. Antiguamente, era costumbre que todos los árabes musulmanes hicieran una peregrinación anual a la Meca para visitar la Abañaba. En la actualidad, todo árabe musulmán acude al menos una vez en su vida a este tabernáculo. En la sección ISLAM de este informativo encostarán sobre Kaaba.
FORMACIÓN DEL IMPERIO ÁRABE, ISLÁMICO – El islam unió al pueblo árabe y lo lanzó a una rápida expansión militar entre los siglos VII y VIII. A la muerte del profeta Muhammad, la dirección del islam fue ejercida por los califas o sucesores de Muhammad.
Los primeros califas, denominados ortodoxos, fueron elegidos entre los parientes del profeta. Bajo su mandato la capital fue la ciudad de Medina, ubicada en lo que es Arabia Saudita hoy, los musulmanes otomanos turcos, se apoderaron del norte de África, Siria, Palestina y el Imperio Persa entro otros.
Tras la muerte del califa Alí (año 661), la familia de los Omeya se apoderó del califato y convirtió a Damasco en su capital (hoy Siria). En esa época, los musulmanes otomanos conquistaron la Península Ibérica (España). Por el este se extendieron hasta el río Indo y el Turquestán. A mediados del siglo VIII, después de cruentas luchas, la familia de los Abasidas desplazó a los Omeyas y trasladó la capital del califato a Bagdad (hoy capital de Irak).
A partir del siglo X, el islam sufrió un proceso de desintegración político debido a conflictos religiosos, al surgimiento de dinastías regionales independientes en España, en Marruecos y en Egipto y a las invasiones de turcos y mongoles.
ECONOMÍA EN LA CULTURA ÁRABE – El comercio fue el principal factor de unidad que vinculó al imperio árabe. A partir del siglo VIII, los musulmanes otomanos dominaron las rutas marítimas del Mediterráneo y del océano Índico, con su prolongación al Mar Rojo y al Golfo Pérsico. También controlaron las principales rutas terrestres de África y de Asia.
De esta manera, los árabes acapararon las mercancías más preciadas: las especies de Asia oriental, las piedras preciosas de la India, la seda de la China y el oro y marfil de Sudán. Disponían de la mejor flota de su época y de los puertos más activos. El uso de una moneda propia, el dinar de oro, independizó a los árabes de la economía bizantina. Por otra parte, para evitar llevar numerosos sacos de moneda, idearon una nueva forma de pago: la letra de cambio.
A pesar de la importancia de las actividades comerciales, la agricultura fue el principal recurso de la Cultura Árabe, alcanzó un notable desarrollo entre los siglos VIII al X. La agricultura se desarrolló en las zonas occidentales del Mediterráneo, ahí los árabes introdujeron nuevas técnicas de riego: acequias y norias, entre muchas otras. También introdujeron nuevos cultivos, como la caña de azúcar, el albaricoque, el algodón y el azafrán.
LA ADMINISTRACIÓN DE UN IMPERIO – Al frente del enorme imperio islámico o árabe se encontraba el califa, que era el sucesor de Muhammad y el representante de Allah.
El Corán encomendaba al jefe musulmán ordenar bien y prohibir el mal. Su autoridad era total en el aspecto religioso y también en el político. El cargo de jefe musulmán fue electivo en un principio: luego, los Omeyas lo hicieron hereditario. La gran extensión del imperio hizo necesario crear una amplia administración, que se inspiró en modelos bizantinos y persas:
- En las provincias, los gobernadores, llamados emires, tuvieron la autoridad civil y con el tiempo, incluso militar.
- La administración central, los visires o ministros eran los encargados de la dirección de los principales servicios y colaboraban con el califa. En España existió, entre el califa y el visir, una figura intermedia, la del hayib o primer ministro.
- Para la administración de justicia, los califas nombraron jueces o cadíes en todas las ciudades del imperio.
El ejército aseguró las grandes conquistas: gozaban de una organización excelente, en la que la caballería era el principal contingente. Con los Omeyas se reclutó estrictamente entre los árabes. Los califas Abasidas introdujeron ya en él a extranjeros, a partir del siglo X, a soldados mercenarios.
LAS CIUDADES ÁRABES – Luego de la religión, la segunda característica de la cultura árabe fue su enorme desarrollo urbano. Pese a su origen nómada, los árabes se acostumbraron rápidamente a la vida urbana. Por eso, en contraste con lo ocurrido con la Europa cristiana, en la cultura árabe las ciudades florecieron por todas partes. Las ciudades árabes fueron centros mercantiles. Su vida giraba alrededor de la mezquita, que era el lugar donde se oraba, luego en el zoco o mercado. Cerca de la mezquita se hallaba la alcaicería, donde almacenaban los productos preciosos del exterior, en las ciudades más importantes se encontraba la casa de la moneda y el mercado de cambios. Alrededor de este núcleo se entrecruzaban las coloridas y laberínticas calles comerciales, también las viviendas.
BAGDAD – Los Abasidas trasladaron la capital a Bagdad. A partir de ese momento, Bagdad se convirtió en la ciudad más esplendorosa y poblada de Imperio Árabe, solo comparable a la capital del Imperio Bizantino, Constantinopla. Bagdad, actual capital de Iraq, está a orillas del río Tigris, era una zona fértil en la que se cruzaban las grandes rutas comerciales de Asia. Era, en esa época un importante puerto fluvial. Bagdad poseía dos murallas y estaba defendida por 28 torres. Se accedía a ella por cuatro puertas situadas en los cuatro puntos cardinales.
CULTURA ÁRABE UNA CULTURA DE SÍNTESIS – La cultura árabe asimiló distintas culturas, de los pueblos sometidos. Crearon una cultura propia, síntesis de valores orientales (persas, indios, chinos) y clásicos-helénicos (recogidos de Bizancio). La cultura árabe aportó a esa síntesis su propia mentalidad, impregnada por su religión y su lengua, que se convirtió en la expresión universal de su civilización, pues todos los países conquistados adoptaron el árabe.
Las obras más importantes de los pensadores orientales y griegos se tradujeron al árabe. Sobre esa base, los sabios musulmanes llevaron a cabo sus propias creaciones en escuelas y centros de estudio establecidos en las grandes ciudades como, por ejemplo, Bagdad, Damasco y Córdoba. Gracias a las traducciones de los árabes, los europeos volvieron a encontrarse con las viejas raíces de su civilización, pero también se beneficiaron con los nuevos aportes de los musulmanes.
Así ocurrió con el uso de la pólvora, el papel y la brújula, que habían aprendido de los chinos. Apasionados por la alquimia, los científicos musulmanes descubrieron el alcohol, la potasa (Carbonato de potasio que se obtiene principalmente de cenizas vegetales y se emplea para hacer jabón y para limpiar ciertas cosas), y el ácido sulfúrico entre otros materiales más. Médicos como Rhazes y Avicena impulsaron notablemente esta ciencia. Lo mismo ocurrió con la geografía y la astronomía. Los árabes aportaron a la matemática, el sistema de numeración basado en el cero, y el álgebra.
Esencial fue también el desarrollo que los pensadores como Averroes dieron a la filosofía, la difusión del pensamiento de Aristóteles, que fue el autor más leído por los árabes. Por otro lado, su literatura fue brillante. Influidos por la India, cultivaron con entusiasmo la narración corta y los cuentos. Un excelente ejemplo de esto son los relatos de Las mil y una noches, escritos en prosa y basados en historias y leyendas de origen persa o hindú.
EL ARTE ÁRABE – Entre otras cosas, el Corán prohibió el uso de imágenes religiosas. Y aunque no todos los califas cumplieron con esta prohibición, el arte árabe se redujo, mayoritariamente, al campo de la arquitectura.
La necesidad de realizar la oración común los viernes, ordenada por el profeta Mohammed, originó el monumento clave: la mezquita, que era el lugar donde se realizaba la plegaria comunitaria. En todas las mezquitas árabes predomina la anchura sobre la longitud y abundan las columnas, pero no existe unidad de estilos en los elementos empleados (arcos, capiteles, decoración), que varían en cada país. Sobresalen, sin embargo, ciertas características: a) El uso de la cúpula, aprendida de Bizancio. b) El empleo del arco de herradura, usado por persas y reino visigodo. c) El predominio de los elementos decorativos que se aplicaban a los muros: placas de piedra, tableros de yeso o cerámica vidriada.
LAS MEZQUITAS – En árabe mezquita se dice masdchid, que significa lugar de adoración. A diferencia de los templos cristianos, los santuarios musulmanes son centros de oración, no la casa de Dios. La mezquita ordinaria era un simple patio, en el que se señalaba un muro llamado quibla orientado a la Meca, con un pequeño ábside, el mihrab, que indicaba dicha dirección. Luego, se cubrió parte de este patio y se añadieron el minbar, que es el púlpito para el imán, encargado de dirigir la oración; el minarete, una torre desde la cual el almuédano, “sacerdote” musulmán, convoca a la oración. Para evitar las idolatrías, el islam prohíbe cualquier representación humana o animal en las mezquitas.
LA MEZQUITA DE LA ROCA – El monumento más antiguo que se conserva del islam, es la mezquita de Omar, en Jerusalén. Construida en el siglo VII por el califa Omar, sucesor del profeta Mohammed, es conocida también con el nombre de Mezquita de la Roca en Al Quds, Jerusalén. Esto se debe a que en su interior se venera una roca que la relaciona con el lugar de sacrificio de Isaac, el hijo de Abraham, honrado igual por cristianos, judíos y musulmanes. A lo largo de los siglos y la historia, comentan también es en ella, en Al Quds, la mezquita de La Roca, desde la donde el profeta Muhammad había efectuado su milagrosa ascensión al cielo.
IMPERIO OTOMANO https://www.wikiwand.com/es/Imperio_otomano
Información: Investigación realizada por el autor.
La Voz del Árabe (LVÁ) – ISLAM – Cd. de México, febrero 14 del 2020
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