GISELLE RODRÍGUEZ: LA DANZA ÁRABE
La delicadeza del movimiento de las manos y los brazos acompañados de ondulaciones de torso, golpes de cadera y vibraciones, hacen que la danza sea sutil y sensual a la vez…
Luis Miguel Cobo
Fue la mañana de un domingo caluroso cuando nos recibió en su casa, como siempre la amiga y magnífica anfitriona, Giselle Rodríguez (GR), bailarina, periodista, escritora y mucho más, la artista nos dejó entrar a su intimidad intelectual mediante una interesante plática, autora de un libro único del tema de la danza árabe que continúa su venta en México y otros países, hoy concede a La Voz del Árabe (LVÁ) una mañana completa para platicar y exponer sus ideas y sentimientos alrededor de su exitosa carrera profesional.
LVÁ – ¿Dónde naciste y cuándo empezó tu carrera profesional de bailarina? ¿Eres periodista también y escritora?
GR – Nací en la Ciudad de México. De formación soy traductora pero debido a mi trayectoria profesional acabé volviéndome periodista. He trabajado para periódicos nacionales como El Universal y El Economista y para agencias internacionales de noticias como Bloomberg News y The Associated Press. Y sí, también soy escritora.
Tomé mis primeras clases de danza oriental en México, con bailarinas como Amar Lammar y Najua. El primer lugar que me contrató para bailar profesionalmente fue el restaurante Hookah Lounge. Años después emigré a España por motivos de trabajo, y fue allí donde tuve la oportunidad de aprender de Claudia Cenci, coreógrafa de la telenovela brasileña El Clon, y luego de viajar con ella a El Cairo a tomar clases de danza y ver espectáculos con bailarinas egipcias.
LVÁ – Platícanos de ¿por qué todo encaminado a Marruecos? De tus bailes, el grupo, tu escuela, todo alrededor del baile y música árabe, en especial Marruecos.
GR – Desde que escuché la música árabe por primera vez quedé fascinada con la complejidad de sus composiciones. Como era natural no tardé en empezar a viajar por el Mundo Árabe. De todos los lugares que visité, Marrakech me pareció una de las ciudades más encantadoras, por su arquitectura, su aire africano y a la vez cosmopolita, su gastronomía y su música. Años después tuve la fortuna de conocer a un músico marroquí, el maestro Hicham Billouch, quien aceptó darme clases de canto árabe y me invitó a formar parte de su orquesta, Nour Marruecos, primero tocando el riq y las qraqeb y luego cantando coros.
Dada la naturaleza diversa de los eventos para los que nos contratan he tenido la fortuna de aprender distintos tipos de música árabe, desde la clásica (tarab) y chaabi (popular), hasta gnawa, andalusí, khaleeji, dabke e incluso algunas canciones judías. También he tomado clases de canto con el músico libanés Rami Ramadan. Y en mi escuela procuro enseñar no solo danza oriental (belly dance) sino también folclores de distintos países árabes, como saidi de Egipto, chaabi marroquí, dabke de Líbano y khaleeji de Emiratos.
LVÁ – ¿Dónde y cuándo nació la danza árabe, o egipcia?
GR – Egipto ha tenido una relación especial con la danza y la música desde la época faraónica, como lo prueban sus pinturas y relieves. La danza árabe, que también se conoce como danza del vientre pero cuyo nombre correcto es danza oriental (raqs sharqi), es un arte milenario que ha recibido diversas influencias culturales, de Grecia, Roma, Bizancio, Persia. Tras su islamización, Egipto fue gobernado por Mamelucos y luego por el imperio Otomano, además de que fue ocupado por ingleses y franceses, por lo cual la danza egipcia es increíblemente rica y sus raíces, ancestrales.
Las tribus gitanas que emigraron de la India a Egipto también hicieron aportaciones a la danza. Sin embargo fue Badia Masabni, empresaria, bailarina y cantante libanesa, quien convirtió a la danza oriental en un espectáculo de cabaret. El glamour de los centros nocturnos de los años 30 a 60 del siglo pasado, aunado a la exitosa participación de las bailarinas en las películas de la época de oro del cine egipcio, contribuyó a su difusión y convirtió a las bailarinas en estrellas. Aunque durante un tiempo fueron consideradas artistas, conforme Egipto fue volviéndose más conservador en términos religiosos empezaron a ser mal vistas hasta el punto que ahora solo quedan unas cuantas egipcias que interpretan esta danza, y su lugar ha sido gradualmente tomado por bailarinas extranjeras.
LVÁ – ¿Qué opinas del Belly Dance?
GR – Es una danza muy femenina porque permite a la mujer expresarse con todo su cuerpo, desde el cabello, los hombros y los senos hasta el vientre, la cadera y las piernas. Los trajes con los que se interpreta son muy hermosos. Pero quizá lo más especial de ella son sus movimientos, que empoderan a la mujer, además de la deliciosa música con la que se interpreta. Desafortunadamente debido a su popularización explosiva, cada país ha hecho su propia reinterpretación de esta danza.
LVÁ – ¿Se puede integrar la danza árabe con la danza mexicana?
GR – En mi opinión no. No soy amante de las fusiones. Me parece que como intérprete de una danza que no es de mi país, mi labor es mantenerla lo más fiel posible a la original, por respeto a la cultura de la que proviene y, sobre todo, por amor a su esencia.
LVÁ – ¿Cómo y por qué es la parte sutil de la sensualidad en la danza árabe?
GR – Algunos movimientos son difíciles de realizar. Requieren toda tu concentración y una conexión íntima con tu cuerpo. La delicadeza del movimiento de las manos y los brazos acompañados de ondulaciones de torso, golpes de cadera y vibraciones, hacen que la danza sea sutil y sensual a la vez, hechizante tanto para el espectador como para la intérprete.
LVÁ – ¿La danza árabe es un lenguaje, sexual?
GR – Hubo una época en el siglo XIX que las bailarinas de danza oriental quedaron bajo la supervisión de la misma autoridad que las prostitutas: el wali. Viajeros occidentales como Gustave Flaubert, Maxime du Camp y George William Curtis hablaron sobre la danza de Kuchuk Hanem, una ghawazee de Esna, en términos abiertamente sexuales. Los trajes de danza oriental tienden a ser reveladores, transparentes o como mínimo entallados. Y los movimientos de la danza oriental sin duda activan el chacra Swadisthana, que rige tanto el instinto creativo como los impulsos sexuales, pero no considero que el lenguaje de la danza oriental sea intrínsecamente sexual. Caso aparte son las bailarinas que trabajan en los barrios bajos de El Cairo, cuya actividad a veces raya en la prostitución, como relata el documental “Por la noche ellas bailan” de la directora Isabelle Lavigne.
LVÁ – ¿Cómo ves la danza árabe y cuál es su futuro? ¿Se ha distorsionado mucho?
GR – Te responderé con una frase del documental “Las mil y un danzas orientales” del director tunecino Mokhtar Ladjimi: “soñada por occidente, la danza oriental ha perdido su alma”. Hollywood también contribuyó a su concepción errónea en el imaginario colectivo con la manera en la que la plasmó a esta danza en sus producciones cinematográficas, y las bailarinas extranjeras que no se preocupan por aprender un mínimo de la cultura o la música árabe también la distorsionan.
A la vez, su globalización protege a la danza oriental de quedar a merced del conservadurismo o del capricho de algún ulema o político que acabe por vetarla. Se imparten clases de danza oriental en casi todos los países del mundo y siempre habrá demanda para que las pocas maestras (y maestros) nativas que existen (principalmente egipcias pero también turcas y libanesas) impartan seminarios. Para bien o para mal, el “belly dance” ya dejó de ser una danza exclusivamente árabe y su futuro está en manos de las mujeres (y hombres) que la escogen como camino de vida.
LVÁ – ¿En México hay mucha danza árabe, escuelas, presentaciones, las hay?
GR – Hay poca danza árabe y mucha que intenta ser árabe. Hay escuelas en casi todas las colonias, pocas se fundaron hace 20 años o más. Hay algunos restaurantes que ofrecen show con bailarina pero lo que más hay son presentaciones organizadas por las propias maestras e intérpretes de danza oriental.
LVÁ – Sabemos que tienes un libro escrito sobre la danza, ¿cómo se titula y de qué trata?
GR – Se titula “Danza Oriental en Egipto“, se basa en una investigación periodística propia de 38,000 palabras y trata sobre la historia de la danza oriental, desde la época faraónica hasta la actualidad, contada principalmente a través de las imágenes -pinturas, relieves, escultura, cerámica y fotografías- crónicas de viajeros, entrevistas y artículos.
LVÁ – ¿Vendrá otro libro? ¿Para cuándo?
GR – Primero voy a traducir “Danza Oriental en Egipto” al inglés, ya que hay mucha gente que no habla español que quiere comprarlo. Luego voy a sacar un cancionero y finalmente estoy trabajando en una novela titulada “Ángel de Amor”, sobre las lecciones que he aprendido del Mundo Árabe a través de su danza, su música, su religión, su cultura, su problemática y sus hombres.
LVÁ – ¿Cómo pueden saber de ti, de tus presentaciones, clases y demás actividades?
GR – Pueden seguirme en la página de mi escuela de danzas árabes Estudio Giselle Habibi (https://www.facebook.com/GiselleHabibi/), mi blog unmundodeluz.wordpress.com o la página de la orquesta Nour Marruecos del maestro Hicham Billouch, a la que pertenezco. (https://www.facebook.com/NourMarruecosOrquesta/).
LVÁ – ¿Cuántos ejemplares se han vendido de tu libro? ¿Dónde lo podemos comprar?
GR – Gracias a Dios ha sido muy bien recibido: se han vendido 600 copias en 19 países. Sólo se compra conmigo, vía whatsapp (5545337563) o en la página del libro en Facebook (https://www.facebook.com/DanzaOrientalenEgipto/).
LVÁ – ¿Quieres agregar algo más?
GR – Que me encanta que en México haya cada vez más árabes. Migración libanesa y siria hemos tenido desde principios del siglo pasado, pero ahora hay egipcios, argelinos, marroquíes, y esto nos permite tener al mundo árabe más cerca de nosotros, además de que enriquece nuestra propia cultura.
También me gustaría agregar que las intérpretes de danza oriental tenemos la responsabilidad de saber lo más posible sobre la cultura, la música y el Mundo Árabe, para que seamos realmente capaces de transmitir la magia de su danza.
LVÁ – ¿Qué mensaje les envías a los lectores de La Voz del Árabe?
GR – Aunque el esplendor de la cultura árabe ya quedó siglos atrás y las acciones de algunos fanáticos junto con la desinformación de los medios han contribuido a formar una imagen negativa del Mundo Árabe, debemos recordar que se trata de una civilización que ha alcanzado niveles de refinamiento exquisitos y que además es muy diversa y antigua, así que me alegra que los más de 75,000 seguidores de la página de La Voz del Árabe se interesen en conocer más de esta fascinante cultura.
LVÁ – Gracias Giselle, enhorabuena y suerte a futuro…
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Imagen: Propiedad de Giselle Rodríguez utilizadas bajo su autorización / LVÁ
La Voz del Árabe – ESPACIALES – Cd. de México, noviembre 28 del 2018